Tomado de MiradasEncontradas.
Por Luis Miguel Rosales.
En los años
80 uno de los principales “disidentes” cubanos de ese momento, ya “exiliado”,
decía que la disidencia era un negocio. Bueno, los años han pasado y esa frase
se ha mantenido incólume, pero el negocio se ha hecho más lucrativo, en
especial para quienes en Miami “manichean” los millones que el gobierno
norteamericano destina a través de la USAID, la NED y el Departamento de Estado
para tratar de derrocar a la Revolución cubana.
Ahora llega
a mis manos un artículo del periodista norteamericano Tracey Eaton, titulado “Ayuda a la democracia: dos enfoques radicalmente
diferentes”, donde hace referencia al destino de los fondos
recibidos por dos organizaciones promotoras de la contrarrevolución cubana, el
Grupo de Apoyo para la Democracia en Cuba (GAD) y la Fundación para los
Derechos Humanos en Cuba (FDHC), apéndice de la Fundación Nacional Cubano
Americana (FNCA).
En el caso de la primera en el año 2012 recibió 1 237 623
dólares, de los cuales gastó 1 084459 dólares; mientras que la
segunda recibió en ese propio año 1 370 165 dólares, de los cuáles envió a Cuba
178 375 dólares para “impulsar la sociedad civil cubana”, es decir, promover la
contrarrevolución interna.
El GAD,
encabezado por el millonario Frank Hernández Trujillo, aparenta con su desglose
presupuestal que está realmente ayudando a la contrarrevolución interna en
Cuba, pero esconde que ese dinero supuestamente gastado en el país
no ha logrado los resultados esperados y sí ha permitido crear una pequeña
elite disidente, que vive sin trabajar del negocio de la disidencia.
Ignoraremos por un momento el desglose que hace en su presentación y nos
centraremos en algunos de los que reciben ese dinero en Cuba, cómo lo reciben y
para qué lo utilizan. Tres de sus principales receptores son las
organizaciones contrarrevolucionarias Fundación Latinoamericana de
Mujeres Rurales (FLAMUR), Impacto Juvenil Republicano (IJR) y Partido
Republicano de Cuba (PRC), todos con una escasa presencia dentro de la Isla.
Estas
organizaciones reciben habitualmente maletines con alimentos, medicamentos y
artículos de aseo comprados en Estados Unidos a precios irrisorios, recargas de
los celulares de sus principales cabecillas y dinero en efectivo para
promover acciones contra el gobierno cubano. Muchos de los artículos enviados,
sobretodo alimentos enlatados y medicinas, cuando no terminan en la mesa
de sus destinatarios, estos han preferido venderlas antes que dárselas a sus
contados seguidores.
Muchos en
Estados Unidos deben saber que con pomos de Tylenol o Peptobismol, así como con
latas de carne o pescado, no derrocarán una Revolución que ya lleva más de 55
años en el poder y ha demostrado que la política gubernamental norteamericana
hasta el momento ha fracasado. No obstante, sus acólitos dentro de Cuba
esperan, como pichones con la boca abierta, unos recursos o más bien migajas
que les posibiliten vivir sin trabajar.
Creo que
quienes en el gobierno norteamericano están monitoreando en qué se utiliza el
dinero del contribuyente en el caso cubano deberían preocuparse más por conocer
en el terreno si realmente es verdad todo lo que el GAD ha dicho en su informe
sobre qué hace con su financiamiento.
El caso de
la FNCA es más lamentable. Esta es una organización conformada por
multimillonarios cubanos radicados en Miami, enriquecidos gracias al negocio de
la contrarrevolución. A pesar de ello, se siguen apoderando de la mayor parte
del dinero destinado a sus seguidores en Cuba, como bien dejaron plasmado en su informe presupuestal.
La mayor parte de este dinero se invierte en gastos de oficina, salarios de sus
funcionarios, viajes, conferencias y gastos fuera de la Isla. A Cuba solamente
llega una ínfima parte de ese presupuesto y es utilizado más para mantener el
nivel de vida elevado de los principales cabecillas que reciben dinero de la
FNCA. ¿Quiénes en Cuba se benefician con ese dinero y en qué lo utilizan?
Uno de los
principales beneficiarios en Cuba de ese dinero ha sido Berta Soler,
cabecilla de las Damas de Blanco, quien lleva un nivel de vida muy por encima
de la inmensa mayoría de la población cubana, consiguiendo comprar dos
apartamentos en Alamar; llegó incluso a manejar la posibilidad de comprar una
residencia en El Vedado por un monto de 260 mil dólares. La Soler se ha visto
sumida en escándalos de corrupción dentro de su propio grupúsculo, pero
generalmente ha sabido salir airosa, ya sea por la ayuda de sus tutores o
aplicando su conocido carácter despótico y violento.
Otro
receptor de fondos y recursos ha sido Guillermo Fariñas, recibido como un
“héroe” por la FNCA cuando estuvo en Miami; dedicado en los últimos tiempos a
orquestar shows en Santa Clara – su zona de operaciones, aunque a veces se ha
trasladado a La Habana y Granma – y a realizar lo que en su entorno se conoce
como “disidentur”, que no es más que realizar diversos viajes al extranjero con
“fines políticos”, fundamentalmente al país más rico del planeta y a la
culta Europa.
Soler y
Fariñas han realizado extensas giras por el exterior, en países tan diversos
como España, República Checa, Eslovaquia, Francia y Estados Unidos, financiados
por la propia FNCA para difundir sus acciones anticubanas y también para
recibir asesoramiento y diseñar nuevas acciones dentro de Cuba, muchas de las
cuáles han quedado en sus mentes calenturientas. Solo mencionar el fracaso de
todas las acciones que coordinaron para frustrar la celebración de la II Cumbre
de la CELAC en La Habana. Lo único que hicieron fue denunciar una inexistente
represión dentro de Cuba. Una vez finalizada la Cumbre comenzaron de nuevo a
viajar al exterior, en primer lugar la Soler, para rendir informes de sus
actividades y recibir nuevas orientaciones y dinero.
Aquí también
se incluye la ya arcaica y aislada dentro de la propia contrarrevolución Marta
Beatriz Roque Cabello, rechazada por casi todos sus acólitos (recuerden la
famosa huelga del aguacate), y su casi nula Red Cubana de Comunicadores
Comunitarios (RCCC), encargada de desinformar al mundo sobre la realidad
cubana. Incluso, ya ni las agencias de prensa extranjeras radicadas en Cuba, que
antaño difundían cuanta acción ella convocada, hoy la ignoran olímpicamente,
reconociendo que ya no es una fuente creíble, aunque nunca lo fue.
A todos
estos mercenarios, a quienes se les suman otros “ilustres disidentes”
como René Gómez Manzano, José Daniel Ferrer y Elizardo Sánchez Santa Cruz, se
han visto también beneficiados con las migajas que se envían de EEUU, cuentan
con celulares y otros medios de comunicación pagados desde Miami
para difundir noticias falsas sobre la realidad cubana, que han sido
después amplificadas en el exterior por algunos medios de prensa, sin haber
siquiera confirmado la veracidad de la información.
La FDHC, al
igual que el GAD, ha enviado dinero y diversos artículos a miembros de FLAMUR
en la Isla, organización con la cual las Damas de Blanco tienen fuertes
desavenencias, debido, entre otras cuestiones, a problemas de imagen,
financieros y de protagonismo.
Más del 85% del dinero destinado a promover la
contrarrevolución cubana se queda en EE.UU., cimentando las ya
colosales ganancias de esa elite contrarrevolucionaria. La otra parte pequeña
parte que llega a Cuba, es monopolizada por un “selecto” y muy reducido
grupo de cabecillas contrarrevolucionarios internos, que la distribuyen de
acuerdo a sus intereses, quedándose con la mayor parte de estos fondos, los
cuales son invertidos con fines de lucro que nada tienen que ver con su muy
promovida actividad contrarrevolucionaria. Un ejemplo de ellos es la bloguera
Yoani Sánchez, sobre la cual sectores de la contrarrevolución han denunciado
que ha comprado dos apartamentos, una casa y un auto con el dinero recibido
para abrir su supuesto medio de prensa independiente, anunciado para ser creado
en el 2013 y que ahora la bloguera dice que lanzará en este 2014. ¿Buscará más
dinero?
Si a
principios de los años 60 las entonces nacientes organizaciones
contrarrevolucionarios radicadas en Miami lucraban con la colecta de fondos
dentro de la comunidad de cubanos que residían en esa ciudad y con el dinero
que la CIA y el gobierno norteamericano destinaba a realizar acciones
terroristas, hoy en día estas organizaciones y sus directivos, lucran con
el dinero del contribuyente norteamericano, distribuido a través de la
USAID y sus contratistas, fundamentalmente.
El mensaje
está bien claro, el gobierno norteamericano seguirá dilapidando el dinero del
contribuyente en financiar una política errada y que ha demostrado ser un
fracaso, aunque muchos “pillos” a ambos lados del Estrecho de La Florida se
siguen empeñando en mantener, siempre teniendo presente el beneficio económico
que a ellos les trae aparejado.
Pero dentro
de todo esto hay algo realmente sospechoso. El GAD, según el propio sitio Cuba
Money Project, recibió entre los años 1997 y el 2010 un total de 8 270 708
dólares y en el 2012 recibió de la USAID tres millones de dólares para
invertirlos en acciones anticubanas entre septiembre del 2012 y septiembre del
2015. ¿La mayoría de ese dinero llegó a Cuba? ¿Lo que falta por
gastar lo harán mayoritariamente en Cuba o seguirá el camino de las arcas de
sus principales directivos en Miami? La lógica indica que muy poco cruzará el
Estrecho de la Florida.
En el caso
de la FDHC, según el sitio Web de la USAID, recibió en el
2011 3 400 000 dólares para promover la contrarrevolución cubana entre ese año
y el 2014, pero antes había recibido de la USAID 6 309 574 dólares entre los
años 2004 y 2011 ¿El resto del dinero tendrá como destino los bolsillos de los
directivos de la FNCA y la FDHC? Estas preguntas también deben ser hechas por
los propios contribuyentes norteamericanos, quienes deben exigir que el dinero
de sus impuestos sea invertido en su propio bienestar.
No creo que
sea un simbolismo esta ayuda a la contrarrevolución, más que eso es un colosal
fraude, es una colosal estafa al contribuyente norteamericano y todavía
aprueban para el año 2014 otros 15 millones de dólares. ¿Hasta dónde permitirán
mantener esta política fracasada?
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