lunes, 24 de febrero de 2014

Palabra de Mujer en Alma Máter


Recibido por email.
Por Froilán González.

La Habana estuvo de fiesta este mes de febrero celebrando la Feria Internacional del Libro. En compañía de Luisa Campos, directora del Museo de la Campaña de Alfabelización acudimos a la librería ´"Alma Mater" de la Universidad de La Habana para presentar  la obra y video "Berta, una vida de militancia",de la colega argentina Rosana  Cesaroni sobre la participación en 1961 de varios de sus compatriotas en  la campaña de alfabetización en Cuba.

La librería "Alma Mater" es un centro cultural donde ofrecen al público una programación variada y atractiva de  conferencias, documentales  históricos, científicos, y presentaciones de ponencias en equipo, como la realizada por los alumnos de  la escuela primaria Emilio Fernández Roig. de Centro Habana, titulada "Julio Antonio Mella en mi barrio."

 Un lugar de encuentro para los amantes del gran amigo: el libro. Allí nos sorprendió el saludo del historiador y profesor Elio Pena, quien  felicitó a Adys por su testimonio sobre la sobresaliente  ecuatoriana  Nela Martínez, reeditado en la obra, Palabra de Mujer, del destacado periodista, poeta y escritor Luis Hernández Serrano, publicado por Editorial de la Mujer. Esa tarde Adys recibió el libro como obsequio. La entrevista realizada por ella, en la década de los años  setenta trae a  la luchadora ecuatoriana al presente, a la lucha actual de su pueblo. 

Al regresar a la casa comenzamos a leer, es una colección de importantes entrevistas y reportajes realizados por Luis Hernández Serrano donde aparecen   Vilma Espín, Fanny Edelman, la tataranieta del escritor francés Víctor Hugo,  las cantantes Margarita Díaz, Ester Borja e Ivet Cepeda, la escultora Thelvia Marín, la periodista  Marta Rojas y las profesoras  Rosario Novoa  y Juana Lidia Orille.

La entrevista  sobre Nela Martínez, la realizó. el 4 de diciembre de 2002, fue publicada en  el periódico Juventud Rebelde. Se la ofrecemos, porque esta ecuatoriana es antecesora de las mujeres que   apoyan la Revolución Ciudadana que vive el Ecuador y  de las que  luchas en Nuestra  Mayúscula América.  
 

NELA CON FIDEL

Este domingo Juventud Rebelde publicó en su portada una foto de Fidel con la ecuatoriana Marianela («Nela») Martínez. La luchadora ocultó y custodió una bandera cubana durante más de quince años en un sitio insospechado de su propia casa.
 
«La excepcional ecuatoriana cuya foto publicó Juventud Rebelde el domingo en primera plana, recibiendo emocionada el saludo de Fidel en Ecuador, Nela Martínez, es la representación justa de la dignidad de ese pueblo hermano», explicó la escritora e investigadora Adys Cupull.
   
«Mi compañero Froilán González y yo nos emocionamos al ver esa significativa fotografía, porque conocemos la historia de esta generosa amiga de Cuba: como talentosa escritora, continuó una novela que su esposo no pudo concluir por la muerte; tomó en una ocasión al frente de los indígenas ecuatorianos el Palacio de Gobierno de Quito; fue Ministra; estuvo en la cárcel por sus ideas políticas; dedicó al Che sentidas páginas después de su asesinato y ocultó y custodió durante más de quince años una bandera cubana de enorme simbolismo», precisa la historiadora.
               
Comenta Adys que tanto ella como Froilán conocieron a esta luchadora revolucionaria en 1975 ó 1976, en una visita a Quito, cuando aún no existían relaciones diplomáticas entre nuestros dos países.

«Los amigos cubanos Boris Castillo y Haydée Moreno —evoca Adys— nos recibieron entonces en la capital ecuatoriana y nos presentaron a muchas personas, entre ellas a Marianela, que es el verdadero nombre de Nela».
 
El encuentro con ella —explicó nuestra entrevistada— fue de una gran emotividad. Estábamos Froilán y yo, juntos, como hemos hecho nuestras investigaciones generalmente. La ciudad de Quito es bella y apreciamos su arquitectura, los volcanes Pichincha. Chimborazo y Cotopaxi, su impresionante cielo azul, lo fabuloso de sus montañas y lo acogedor del barrio La Gasca, donde Froilán y yo contamos con buenos amigos y percibimos la nobleza de su pueblo.
 
«Enseguida ella, con su inquietud característica, nos preguntó qué nos parecía Ecuador. Le hablamos precisamente de sus bellezas naturales y Nela, con un gesto desilusionado, expresó: «Sin duda tienen que venir por más tiempo, para que puedan ver que debajo del cielo azul, de esos altos cerros nevados, de esos candentes volcanes, se esconde la explotación despiadada del indio, del trabajador, del pueblo ecuatoriano».
 
Esta reflexión de la poetisa y escritora les impresionó grandemente y comprendieron en ese momento que estaban en presencia de una mujer de extraordinaria sensibilidad.
«Así comenzó entre nosotros una profunda amistad y simpatía que no ha conocido distancia, tiempo, ni olvido. En diferentes ocasiones ella nos ha enviado una postal, una carta, un recuerdo, un tucán o alguna artesanía, con una frase de carió y de afecto para el pueblo cubano», apunta Adys Cupull.
 
Nela Martínez fue una de las dirigentes de la revolución del 28 de mayo de 1944, a la que llamaron en el Ecuador «La Gloriosa». Ella en esa circunstancia, a la cabeza de las masas indígenas, tomó audazmente el Palacio de Gobierno en Quito y llegó a ser Ministra de la Presidencia en aquel convulso período.
 
«Realmente esa revolución fracasó y la lucha fue sofocada y reprimida violentamente. A ella la persiguieron y sufrió dura prisión. Después de alcanzar su libertad, logró viajar a París y fue una de las creadoras del Movimiento por la Paz. Luego pasó por Cuba y desde esa época sus desvelos revolucionarios estuvieron siempre ligados a lo más justo del mundo».
 
Reflexiona también Adys que Nela estuvo casada con el escritor y luchador comunista Joaquín Gallegos Lara, quien estaba escribiendo la novela Los Guandos cuando falleció, en 1947, a los 36 años. El manuscrito estuvo perdido mucho tiempo y casi cuatro décadas después cayó en manos de Nela, quien como se sabía escritora, no pudo resistir la urgencia de terminarlo y publicarlo más tarde. Es una de las pocas novelas terminadas por un autor distinto al que la inició y habla sobre el sufrimiento secular de los indígenas latinoamericanos.
 
Los Guandos, Editorial El Conejo, Ecuador, 1982, posee más de 300 páginas, 83 de ellas escritas por Gallegos Lara, el esposo de Nela y trunca por su fallecimiento. El resto fue obra de Marianela.

«Guando» llaman los ecuatorianos al transporte de grandes cargas en andas sobre los hombros. Los indígenas han sido los únicos guanderos del país.
 
La novela de Gallegos, concluida por Nela, desafía al lector a penetrar en un mundo fraguado por la lucha indígena milenaria, donde el «indigenismo» literario aparece dimensionado por un texto que, en su globalidad deja de ser el prototipo de aquel de los años treinta y se ubica desafiante en las corrientes literarias de la lengua castellana.
 
«La propia Marianela —argumenta la historiadora— nos dedicó así un ejemplar de esta importante obra a Froilán y a mí. Escribió: “La Habana, octubre 5 de 1982. Para Adys y Froilán, hermanos en eso del amor a lo verdadero. Este libro de dos en el tiempo y la lucha, y adentro el mundo indio, cantera de la Revolución de nuestra América, como lo quería Martí. Con toda mi amistad y afecto, Nela Martínez”».
                
En el encuentro de ellos con la escritora ecuatoriana —recuerda Adys— conocieron que fue muy amiga del presidente ecuatoriano Carlos Julio Arosemena hijo, quien resultó presionado tremendamente por la Embajada de Estados Unidos y por el propio Gobierno norteamericano, para romper las relaciones con Cuba.
 
«Con lágrimas en los ojos, él habló con Nela y le confesó que se veía obligado a interrumpir la vinculación diplomática con la Isla o sobrevendría un golpe de Estado. Rápidamente Nela acudió a la embajada cubana, movilizó a numerosas personas, “fundamentalmente a mujeres”, allí tomó la bandera cubana y dijo que algún día volvería a izarse en ese lugar».
 
La propia Marianela lo explicó a Adys y a Froilán en Ecuador, de esta forma: «La solidaridad de los ecuatorianos con la isla fue patentizada de manera muy especial por las mujeres, que permanecieron en su sede diplomática en Quito hasta los últimos momentos de estancia de su personal. Después cantamos los himnos de Ecuador y Cuba y yo pedí la bandera cubana para guardarla y defenderla».
 
Y cuenta Adys que Nela agregó: «De 1963 a 1966, Ecuador sufrió una cruel represión, época en que debí mantener tan oculta la enseña cubana, que mis propios hijos no sabían dónde la protegía. Los militares registraron mi hogar y cruzaron muy cerca del sitio en que la ocultaba, pero nunca dieron con ella: estaba oculta en el doble fondo de una silla en la sala de mi casa».

«Cuando asesinaron al Che —rememora Adys— Nela fue la principal oradora de un acto nacional ecuatoriano en homenaje al legendario Comandante. Lo expresado por ella aparece en uno de los libros escritos por Froilán y por mí. Ese día doloroso, entre otras cuestiones, dijo: “Vi su rostro difundido bajo grandes caracteres gozosos de la prensa internacional y lloré. ¿Quién no se conmovió con la noticia? Hasta los propios cómplices del crimen buscaron maneras de limpiarse las manos. La máscara de Poncio Pilatos vuelve a ocultar los rostros de los verdugos a través de los tiempos. Tendido en una piedra de lavar, su cadáver no era un cadáver. Los ojos abiertos nos miraban. En su rictus no se advertía el sello de la muerte. Desafiante su gesto en el último instante, aquella sonrisa vencedora de su otro triunfo iluminaba el día. Su rostro de combatiente del mañana quedó impreso en los Andes”».
 
Por último, Adys Cupull, comentó: «Nos emocionó profundamente a Froilán y a mí la foto del periódico donde aparece Nela con Fidel. Nos conmovió verla en un momento trascendental para América y para la humanidad, con sus 88 años, viva, fuerte, animosa, bonita todavía, junto al artífice de la Revolución que ella tanto ha admirado».

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