Por Froilán González.
La
Habana estuvo de fiesta este mes de febrero celebrando la Feria
Internacional del Libro. En compañía de Luisa Campos, directora del Museo de la
Campaña de Alfabelización acudimos a la librería ´"Alma Mater" de la
Universidad de La Habana para presentar la obra y video "Berta, una vida
de militancia",de la colega argentina Rosana Cesaroni sobre la
participación en 1961 de varios de sus compatriotas en la campaña de
alfabetización en Cuba.
La
librería "Alma Mater" es un centro cultural donde ofrecen al
público una programación variada y atractiva
de conferencias, documentales históricos,
científicos, y presentaciones de ponencias en equipo, como la realizada por
los alumnos de la escuela primaria Emilio Fernández Roig. de Centro
Habana, titulada "Julio Antonio Mella en mi barrio."
Un
lugar de encuentro para los amantes del gran amigo: el libro. Allí nos
sorprendió el saludo del historiador y profesor Elio Pena,
quien felicitó a Adys por su testimonio sobre la
sobresaliente ecuatoriana Nela Martínez, reeditado en la
obra, Palabra de Mujer, del destacado periodista, poeta y
escritor Luis Hernández Serrano, publicado por Editorial de la Mujer.
Esa tarde Adys recibió el libro como obsequio. La
entrevista realizada por ella, en la década de los años setenta trae
a la luchadora ecuatoriana al presente, a la lucha actual de su
pueblo.
Al
regresar a la casa comenzamos a leer, es una colección de importantes
entrevistas y reportajes realizados por Luis Hernández Serrano donde
aparecen Vilma Espín, Fanny Edelman, la tataranieta del
escritor francés Víctor Hugo, las cantantes Margarita Díaz, Ester Borja e
Ivet Cepeda, la escultora Thelvia Marín, la periodista Marta Rojas y
las profesoras Rosario Novoa y Juana Lidia Orille.
La
entrevista sobre Nela Martínez, la realizó. el 4 de diciembre de
2002, fue publicada en el periódico Juventud Rebelde. Se la
ofrecemos, porque esta ecuatoriana es antecesora de las mujeres
que apoyan la Revolución Ciudadana que vive el Ecuador y
de las que luchas en Nuestra Mayúscula América.
NELA CON FIDEL
Este domingo Juventud Rebelde publicó en su portada una foto de Fidel
con la ecuatoriana Marianela («Nela») Martínez. La luchadora ocultó y custodió
una bandera cubana durante más de quince años en un sitio insospechado de su
propia casa.
«La excepcional ecuatoriana cuya foto publicó Juventud Rebelde el
domingo en primera plana, recibiendo emocionada el saludo de Fidel en Ecuador,
Nela Martínez, es la representación justa de la dignidad de ese pueblo hermano»,
explicó la escritora e investigadora Adys Cupull.
«Mi compañero Froilán González y yo nos emocionamos al ver esa
significativa fotografía, porque conocemos la historia de esta generosa amiga de
Cuba: como talentosa escritora, continuó una novela que su esposo no pudo
concluir por la muerte; tomó en una ocasión al frente de los indígenas
ecuatorianos el Palacio de Gobierno de Quito; fue Ministra; estuvo en la cárcel
por sus ideas políticas; dedicó al Che sentidas páginas después de su asesinato
y ocultó y custodió durante más de quince años una bandera cubana de enorme
simbolismo», precisa la historiadora.
Comenta Adys que tanto ella como Froilán conocieron a esta luchadora
revolucionaria en 1975 ó 1976, en una visita a Quito, cuando aún no existían
relaciones diplomáticas entre nuestros dos países.
«Los amigos cubanos Boris Castillo y Haydée Moreno —evoca Adys— nos
recibieron entonces en la capital ecuatoriana y nos presentaron a muchas
personas, entre ellas a Marianela, que es el verdadero nombre de
Nela».
El encuentro con ella —explicó nuestra entrevistada— fue de una gran
emotividad. Estábamos Froilán y yo, juntos, como hemos hecho nuestras
investigaciones generalmente. La ciudad de Quito es bella y apreciamos su
arquitectura, los volcanes Pichincha. Chimborazo y Cotopaxi, su impresionante
cielo azul, lo fabuloso de sus montañas y lo acogedor del barrio La Gasca, donde
Froilán y yo contamos con buenos amigos y percibimos la nobleza de su
pueblo.
«Enseguida ella, con su inquietud característica, nos preguntó qué nos
parecía Ecuador. Le hablamos precisamente de sus bellezas naturales y Nela, con
un gesto desilusionado, expresó: «Sin duda tienen que venir por más tiempo, para
que puedan ver que debajo del cielo azul, de esos altos cerros nevados, de esos
candentes volcanes, se esconde la explotación despiadada del indio, del
trabajador, del pueblo ecuatoriano».
Esta reflexión de la poetisa y escritora les impresionó grandemente y
comprendieron en ese momento que estaban en presencia de una mujer de
extraordinaria sensibilidad.
«Así comenzó entre nosotros una profunda amistad y simpatía que no ha
conocido distancia, tiempo, ni olvido. En diferentes ocasiones ella nos ha
enviado una postal, una carta, un recuerdo, un tucán o alguna artesanía, con una
frase de carió y de afecto para el pueblo cubano», apunta Adys
Cupull.
Nela Martínez fue una de las dirigentes de la revolución del 28 de mayo
de 1944, a la que llamaron en el Ecuador «La Gloriosa». Ella en esa
circunstancia, a la cabeza de las masas indígenas, tomó audazmente el Palacio de
Gobierno en Quito y llegó a ser Ministra de la Presidencia en aquel convulso
período.
«Realmente esa revolución fracasó y la lucha fue sofocada y reprimida
violentamente. A ella la persiguieron y sufrió dura prisión. Después de alcanzar
su libertad, logró viajar a París y fue una de las creadoras del Movimiento por
la Paz. Luego pasó por Cuba y desde esa época sus desvelos revolucionarios
estuvieron siempre ligados a lo más justo del mundo».
Reflexiona también Adys que Nela estuvo casada con el escritor y
luchador comunista Joaquín Gallegos Lara, quien estaba escribiendo la novela Los
Guandos cuando falleció, en 1947, a los 36 años. El manuscrito estuvo perdido
mucho tiempo y casi cuatro décadas después cayó en manos de Nela, quien como se
sabía escritora, no pudo resistir la urgencia de terminarlo y publicarlo más
tarde. Es una de las pocas novelas terminadas por un autor distinto al que la
inició y habla sobre el sufrimiento secular de los indígenas
latinoamericanos.
Los Guandos, Editorial El Conejo, Ecuador, 1982, posee más de 300 páginas, 83 de
ellas escritas por Gallegos Lara, el esposo de Nela y trunca por su
fallecimiento. El resto fue obra de Marianela.
«Guando» llaman los ecuatorianos al transporte de grandes cargas en andas sobre
los hombros. Los indígenas han sido los únicos guanderos del país.
La novela de Gallegos, concluida por Nela, desafía al lector a penetrar
en un mundo fraguado por la lucha indígena milenaria, donde el «indigenismo»
literario aparece dimensionado por un texto que, en su globalidad deja de ser el
prototipo de aquel de los años treinta y se ubica desafiante en las corrientes
literarias de la lengua castellana.
«La propia Marianela —argumenta la historiadora— nos dedicó así un
ejemplar de esta importante obra a Froilán y a mí. Escribió: “La Habana, octubre
5 de 1982. Para Adys y Froilán, hermanos en eso del amor a lo verdadero. Este
libro de dos en el tiempo y la lucha, y adentro el mundo indio, cantera de la
Revolución de nuestra América, como lo quería Martí. Con toda mi amistad y
afecto, Nela Martínez”».
En el encuentro de ellos con la escritora ecuatoriana —recuerda Adys—
conocieron que fue muy amiga del presidente ecuatoriano Carlos Julio Arosemena
hijo, quien resultó presionado tremendamente por la Embajada de Estados Unidos y
por el propio Gobierno norteamericano, para romper las relaciones con
Cuba.
«Con lágrimas en los ojos, él habló con Nela y le confesó que se veía
obligado a interrumpir la vinculación diplomática con la Isla o sobrevendría un
golpe de Estado. Rápidamente Nela acudió a la embajada cubana, movilizó a
numerosas personas, “fundamentalmente a mujeres”, allí tomó la bandera cubana y
dijo que algún día volvería a izarse en ese lugar».
La propia Marianela lo explicó a Adys y a Froilán en Ecuador, de esta
forma: «La solidaridad de los ecuatorianos con la isla fue patentizada de manera
muy especial por las mujeres, que permanecieron en su sede diplomática en Quito
hasta los últimos momentos de estancia de su personal. Después cantamos los
himnos de Ecuador y Cuba y yo pedí la bandera cubana para guardarla y
defenderla».
Y cuenta Adys que Nela agregó: «De 1963 a 1966, Ecuador sufrió una cruel
represión, época en que debí mantener tan oculta la enseña cubana, que mis
propios hijos no sabían dónde la protegía. Los militares registraron mi hogar y
cruzaron muy cerca del sitio en que la ocultaba, pero nunca dieron con ella:
estaba oculta en el doble fondo de una silla en la sala de mi casa».
«Cuando asesinaron al Che —rememora Adys— Nela fue la principal oradora
de un acto nacional ecuatoriano en homenaje al legendario Comandante. Lo
expresado por ella aparece en uno de los libros escritos por Froilán y por mí.
Ese día doloroso, entre otras cuestiones, dijo: “Vi su rostro difundido bajo
grandes caracteres gozosos de la prensa internacional y lloré. ¿Quién no se
conmovió con la noticia? Hasta los propios cómplices del crimen buscaron maneras
de limpiarse las manos. La máscara de Poncio Pilatos vuelve a ocultar los
rostros de los verdugos a través de los tiempos. Tendido en una piedra de lavar,
su cadáver no era un cadáver. Los ojos abiertos nos miraban. En su rictus no se
advertía el sello de la muerte. Desafiante su gesto en el último instante,
aquella sonrisa vencedora de su otro triunfo iluminaba el día. Su rostro de
combatiente del mañana quedó impreso en los Andes”».
Por último, Adys Cupull, comentó: «Nos emocionó profundamente a Froilán
y a mí la foto del periódico donde aparece Nela con Fidel. Nos conmovió verla en
un momento trascendental para América y para la humanidad, con sus 88 años,
viva, fuerte, animosa, bonita todavía, junto al artífice de la Revolución que
ella tanto ha admirado».
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