viernes, 28 de febrero de 2014

Carta abierta a Rubén Blades




Por: José Gregorio Bracho Reyes

Señor Cantautor:

Comenzaré por decirle que ésta es la segunda vez que le escribo. La primera vez que lo hice, era casi un niño, admirado por aquél trabajo (LP) que, junto a Willy Colón, sacó usted al mercado con el título de “Canciones del solar de los aburridos”. Obra maestra donde las halla y el cual ya es considerado un “Clásico del Caribe”. En aquella ocasión le escribí para agradecer la labor de concienciación que estaba usted llevando a cabo, desde aquél “Siembra”, para la formación de todos los adolescentes que en ese momento estábamos ansiosos por configurar una Identidad.

Aunque parezca raro, le diré que, junto con los de mi hermano mayor, fueron sus mensajes, y los de Alí Primera, los que más me ayudaron a aclarar el panorama y me alentaron a tratar de entender, de forma densa, nuestra triste historia latinoamericana y caribeña, descifrando tantas “verdades que eran mentiras”. Con “Pablo Pueblo”, “Plantación adentro”, “Tiburón” y tantas otras piezas, poco a poco, entre pregón y pregón, entre baile y baile, fueron apareciendo en escena “cosas de este mundo” que no me dejaron indiferente ante nuestra realidad política, social y cultural. Luego se sucedió en mí, y en mis panas de aquella época, una sed insaciable de lecturas. Sus canciones fueron como una llama y esa llama hoy día, quiero que lo sepa, no ha cesado. Puedo decir y digo que, me considero una persona de izquierdas (no dogmático) y Chavista, en gran parte gracias a su obra, que sirvió para “abrirme los sentidos”. Gracias Cantautor, gracias Rubén.

Muchas veces quise volver a escribirle, porque he seguido siendo fiel a su obra, la cual me parece monumental y digna de considerarse como “Patrimonio Cultural” de Nuestro Caribe, de Nuestra América.

Qué triste que en esta ocasión tenga que escribirle, desde el respeto y la admiración que aún genera en mi todo su trabajo, pero esta vez para disentir y responder, como venezolano plenamente identificado y comprometido con un Proceso Político Revolucionario que, llegado de la mano de nuestro Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, ha venido a dignificar nuestro nombre, no sólo como venezolanos, sino como latinoamericanos, como caribeños. Porque si un caraqueño hizo mucho por toda Nuestra América, no poca cosa hizo un llanero de Barinas por completar la obra de aquél, articulando los mecanismos efectivos para la tan ansiada “Patria Unida… la que Bolívar soñó”. Hoy decimos Latinoamericano y nos sentimos gigantes. Y eso, le guste o no, se lo debemos en gran parte a Hugo Rafael Chávez Frías.

Señor Rubén Blades, debería usted saber que si hoy día Venezuela es Territorio Libre de Analfabetismo (Declarado por UNESCO en 2005), el quinto país en el mundo con mayor matrícula escolar (85%), y el país que, según la FAO, más esfuerzos hace para acabar con el hambre en toda la región, que si tenemos uno de los más alentadores coeficientes GINI de todo el Continente, entre otras cosas de una larguísima lista que no cabrían en esta carta, es gracias al compromiso y la acción de la Revolución Bolivariana, liderada hoy día por Nicolás Maduro Moros, por voluntad del Comandante Chávez y de la mayoría del pueblo venezolano, quien en elecciones abiertas y limpias, lo llevaron a la Presidencia. No sólo con el voto de abril, sino también el de diciembre pasado.

Rubén, Rubencito, el Presidente Chávez no está “extinto”, se sembró en las conciencias de todos y cada uno de los hombres y mujeres de Nuestro Continente, y le digo más, allende nuestras fronteras también quedó sembrada la obra y el grito valiente de Hugo Chávez Frías. Le guste o no a sus amigos y colegas caraqueños (me refiero a los César Miguel Rondón y sus secuaces), esto se lo digo con conocimiento de causa, porque vivo, por razones laborales, en un remoto rincón de Asia, yo soy testigo del entusiasmo y el cariño que suele dibujarse en miles de rostros cuando se les habla de la Revolución Bolivariana y de Chávez.

Usted dice que “Venezuela no es una Nación unida” y es “un país cuya población está polarizada políticamente”, “una sociedad sumida en contradicciones obvias, con un gobierno electo por un estrecho margen”. Y yo le pregunto:

¿Conoce usted algún país cuya sociedad sea monolítica, cultural o políticamente hablando? ¿Conoce alguna sociedad donde no existan contradicciones, conflictos, “ruidos” y roces de tipo político?

¿Le parece que un 20% de abstención es mucha abstención en un país donde el voto es un derecho y no una obligación? ¿Conoce usted las cifras de abstención en Chile? ¿Según usted, con cuál margen debe ganar un candidato para merecer dirigir un proyecto de país? ¿Con qué margen ganaron Francois Hollande, Mariano Rajoy o Ángela Merkel? ¿Cuentan ellos con el apoyo total y absoluto de sus ciudadanos? ¿Están legitimados para imponer sus programas y proyectos de destrucción del Estado de Bienestar en Europa?

¿Recibió Obama el apoyo absoluto del pueblo norteamericano? Obama hoy día no representa, ni siquiera a las comunidades afroamericanas, que manifiestan abiertamente un total desencanto por su gestión. Pregúntele usted a la legendaria Ángela Davis, por ponerle un caso, su opinión sobre Obama.

Rubén, usted (y yo también) es un profesional universitario y sabes de qué le hablo. No haga demagogia. No se convierta en un “intelectual orgánico” al servicio de los imperios.

Claro que en Venezuela existe una parte de la ciudadanía que no apoya este Proyecto de País, y que aborrecen nuestro “Plan de la Patria”. Claro que hay un porcentaje importante de la población que opta por un modelo neoliberal y están en su derecho de disentir. Pero en nuestro país, como nunca antes, existen canales democráticos a través de los cuales pueden expresar su disconformidad. Tenemos el Sistema Electoral más diáfano, moderno y confiable del mundo, según James Carter. No sé si eso le dice algo. Además, nuestros procesos electorales han sido acompañados por representantes de organismos como la OEA, la UE y el “Centro Carter”. Por cierto, en los últimos tres lustros se han llevado a cabo 19 procesos electorales, de los cuales, el Proyecto Revolucionario Bolivariano ha salido vencedor en 18 ocasiones. Por otra parte, nuestra Constitución (la primera refrendada por el pueblo en la historia de América), contempla la posibilidad de convocar a un Referendo Revocatorio (RR) para cualquier cargo de elección popular. Ha de saber que la oposición ya convocó un RR en 2004 contra el Proyecto Bolivariano, el cual ganamos ampliamente.

Así que, hermano, no tenemos porqué tolerar que grupúsculos de ultra derecha, fascistas, que no representan sino a una minoría dentro de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), se empeñen en sembrar el caos, como parte de una estrategia de “Golpe Suave”, sirviendo con ello a los intereses del Imperio.

Rubén, “no se deje confundir, busque el fondo y su razón”.

Los Chavistas, no sólo nos autodefinimos como socialistas sino que, actuamos en consecuencia. Nuestro Gobierno Socialista aumentó la Inversión Social (lea usted bien, no hablamos de “Gasto Social”) en más de un 60% respecto a los gobiernos de la IV República. Gracias a lo cual hemos logrado reducir la desnutrición, de un 21 % a menos de un 3%, en poco más de una década. ¿Puede usted decir lo mismo de Panamá? Usted, que formó parte de uno de los gobiernos recientes del hermano país. Un país, Panamá, que nos duele tanto como el nuestro, al cual vemos como poco a poco lo van arrastrando por senderos oscuros, empeñados en convertirlo en refugio de capitales de dudosa procedencia.

Nosotros no sólo hemos leído a Lenin, sino también a otros autores como Pierre Bourdieu, de los cuales hemos aprendido, por ejemplo, a desmontar las trampas de las corporaciones mediáticas al servicio de los intereses neo-coloniales y neoliberales. Por cierto ¿Ha leído usted “Sur la Télévision”? Nosotros sí, porque en Venezuela ya no existe analfabetismo.

Claro que hemos leído a Lenin, y como lo hemos leído, sabemos lo que es el “do ut des”, razón por la cual mantenemos el intercambio comercial con los Estados Unidos. Usted mismo da respuesta a la pregunta que formula. Comprendemos que existen determinaciones históricas que obligan a tomar decisiones y mantener ciertos vínculos, aunque resulten ideológicamente incómodos. Para hacerlo corto: sabemos que todo tiene su momento. Pero no por ello vamos a comprometer nuestra soberanía. Hoy, como nunca antes, tenemos criterio propio y defendemos nuestro derecho a autodeterminación.

En Venezuela no existen presos políticos, ni se reprime a estudiantes. Hoy día permanecen detenidos unos señores que han alterado el orden público y pretenden derrocar por la fuerza un gobierno legítimo. Nadie ha sido encarcelado por manifestarse, sino por causar daños terribles al patrimonio público, por incitación a la violencia y por causar pérdidas humanas. Al hablar de “represión y censura”, creo que usted se confunde de país. Colombianos y chilenos han creado una etiqueta para twitter que le invito a ojear (#noesvenezuelaescolombia y #noesvenezuelaeschile). Venezuela es territorio de Paz, donde la censura está prohibida por ley. Pero la Paz necesita de órganos y mecanismos legales que la defiendan y protejan de facciosos.

Por cierto, ¿sabía usted que nuestra hermana República de Colombia lleva más de cincuenta años en guerra? Sin embargo, nunca se ha negado usted a ofrecer conciertos o visitar al vecino país. Hoy día en México, en Michoacán concretamente, el pueblo se ha armado pues se siente desvalido ante la impunidad de los narcotraficantes. ¿Visitaría usted México si le invita Peña Nieto? ¿Ha visto usted como reprimen al pueblo Mapuche en el hermano país austral, un país en el que los estudiantes son apaleados cuando reclaman su derecho a educación gratuita? ¿Rechazaría hacer un conciertito en Viña del Mar?

El Presidente Nicolás Maduro, como lo hizo Chávez en su momento y ningún otro anterior a él, ha llamado al diálogo, desde que asumió el poder. Pero dialogar no quiere decir ceder ante las imposiciones del capital extranjero, ni ante los intereses de la burguesía parasitaria local. Tenemos un Proyecto de País, un Plan de la Patria, independiente, soberano, y no vamos a ceder “ni un tantito así”.

Hermano, todas estas escenas de caos y muerte, no son más que un capítulo del guión que desarrollan quienes pretenden hacer de Venezuela otra Siria, no caiga usted en su macabro juego. Ya lo intentaron en abril de 2002 y fracasaron. Los derrotó un pueblo arrecho. Por cierto, nunca supe de una carta suya dirigida a Uribe o a Piñera, en la que condenase la represión a las comunidades afrocolombianas, a las torturas y el destierro al que han sido sometidos millones de campesinos colombianos por parte de los paramilitares (bajo la complicidad del estado) y que “cruzan la frontera pa’ salvarse en Venezuela”, o la represión a los estudiantes que exigen su derecho a educación pública en Santiago o a los mapuches que reclaman sus derechos ancestrales sobre la tierra.

Le expreso mis opiniones, mi respetado Cantautor, sin rencores ni ironías, con el único objeto de dejarle claro que Venezuela, el Proyecto Revolucionario Bolivariano y Nuestro Presidente Nicolás Maduro cuentan con millones de dolientes, dentro y fuera de nuestro país.

Rubén, quiero decirle que, a pesar de este penoso capítulo que lamentable y tristemente ha querido usted protagonizar, seguiré disfrutando de su valiosa e insuperable obra, tal y como disfruto del trabajo de autores que, como Borges o Vargas Llosa, decidieron en un momento alistarse en “el otro bando”, llegando a apoyar incluso las más sangrientas dictaduras de las que quizás se haya tenido noticia. Su obra, como la de aquellos autores, está muy por encima de usted. Ya no le pertenece, aunque siga usted cobrando, con mucha razón, los derechos autorales.

Usted, como yo y como todos nuestros prójimos, próximos y lejanos, así como todos los cuerpos sociales conocidos, está pleno de contradicciones. Ya sabemos que en nada humano existe la pureza. Yo le juro que seguiré respetando su persona, porque para eso me formé con una conciencia de izquierda, valga decir, en la defensa activa de la dignidad del ser humano, pero quería que supiese que “el que se mete con mi barrio… me cae mal”.

Sin mucho más que decirle, por ahora, me despido.

Atentamente,
Desde un rincón de Anatolia, febrero de 2014.

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