martes, 25 de febrero de 2014

Respuesta al New York Times

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Al igual que una serie de artículos publicados recientemente en la prensa norteamericana, el artículo de Lizette Álvarez, portada del New York Times el 9 de febrero de 2014 y reproducido el 11 de febrero en El Nuevo Día y el San Juan Daily Star, presenta un cuadro sombrío y fuera de contexto de los síntomas sociales y económicos que padece Puerto Rico. Este tipo de artículo lo que hace es fomentar especulaciones sobre la deuda y el patrimonio de Puerto Rico, y de paso, sembrar dudas sobre la viabilidad de nuestro país.
 
La letanía de problemas que presenta Álvarez ignora por completo la historia de la isla incluyendo los 116 años de colonialismo bajo Estados Unidos. Su  perspectiva miope de la merma económica de la ultima década atribuye el fracaso económico al gobierno de la isla, a cambios en la economía global y a la recesión a nivel mundial. El artículo no menciona que la invasión de Estados Unidos a la isla en 1898, luego de obtenerla como botín de la Guerra Hispanoamericana, creó un economía de tal dependencia a Estados Unidos que un catarro en ese país se convierte en pulmonía en Puerto Rico. Al presente, mientras la economía de Estados Unidos se recupera, el efecto a largo plazo del colonialismo en Puerto Rico se ha multiplicado hasta llevar a la degradación reciente de su crédito por parte de las casas evaluadoras Standard and Poor’s, Moody’s y Fitch. El modelo económico de Puerto Rico ha tocado fondo.

Álvarez omite por completo la carga que implica para Puerto Rico el control de las leyes de Estados Unidos sobre áreas de la vida del país como el comercio y las relaciones internacionales, las relaciones obrero-patronales, la inmigración, la moneda, los correos y muchas otras áreas esenciales al desarrollo económico. Desde la década de 1920 las leyes de cabotaje de Estados Unidos impuestas en Puerto Rico requieren que toda mercancía importada o exportada desde Puerto Rico se mueva entre puertos de Estados Unidos en barcos de bandera, construcción y personal de Estados Unidos – la marina mercante más cara del mundo. Esto ha tenido un efecto devastador de desempleo y un alto costo de vida en Puerto Rico.

El modelo Operación Manos a la Obra de la década de 1950 creó visos de progreso al ofrecer enormes incentivos a los intereses manufactureros de Estados Unidos incluyendo el subsidio de la infraestructura y una fuerza laboral de bajos salarios que garantizó altísimas ganancias exentas de la exención contributiva. También destruyó la base agrícola y lo que pudo haber sido una economía sostenible con mercados en el Caribe, Sur América y Estados Unidos y otros lugares.

La Ley Jones de 1917 y el status de Estado Libre Asociado de Puerto Rico creado en 1952 no permiten a Puerto Rico aprovechar las posibilidades de la globalización, las alianzas, tratados y la integración de la región latinoamericana y caribeña. Además de la recesión que inició en la isla en 2006, el modelo actual de dependencia económica y la ausencia de poderes sujeta a los 3.7 millones de habitantes de la isla a los efectos de “la Gran Recesión de 2008,” impacta también a los 4.9 millones de puertorriqueños(as) residentes en ciudades de Estados Unidos.
Fuera de mencionar que el territorio no puede declararse en quiebra, Álvarez no compara las deficiencias en el manejo de la economía de Puerto Rico que observa con la degradación de la deuda, la crisis fiscal y bancarrota de ciudades como Nueva York, Filadelfia, Washington DC y, más recientemente, Detroit.

Contrario a la impresión que crea el artículo de Álvarez, Puerto Rico tiene un alto nivel de alfabetización y bilingüismo, una fuerza laboral altamente competente en la tecnología, una infraestructura altamente desarrollada y un sistema de escuelas técnicas e instituciones publicas y privadas de educación superior que asistirían grandemente al desarrollo económico de no ser por la camisa de fuerza del colonialismo estadounidense.

El colonialismo y la dependencia han creado un sistema político, electoral y gubernamental deforme. Los reclamos de mayores poderes para que los puertorriqueños(as) podamos dirigir nuestra economía y futuro político no han tenido respuesta en Washington ya que “Puerto Rico pertenece a pero no es parte de Estados Unidos” según los informes del Grupo Presidencial de Trabajo sobre el Status de Puerto Rico. Estados Unidos también ha planteado que el status de Puerto Rico es un tema interno que no ubica en el marco de la Organización de Naciones Unidas o la comunidad internacional donde han recurrido partidos políticos y grupos de la isla. También ha planteado que concederá a Puerto Rico el status preferido según la votación mayoritaria en una consulta. No obstante, Estados Unidos nunca ha fomentado un mecanismo libre para la auto determinación del pueblo puertorriqueño. Los plebiscitos realizados son ilegitimados por la política partidaria y la relación de poder que implica la relación colonial.

A la vez, Naciones Unidas ha adoptado numerosas resoluciones que reiteran el derecho inalienable del pueblo de Puerto Rico a su libre determinación e independencia y que el Derecho Internacional de descolonización es aplicable a Puerto Rico, específicamente, la resolución 1514(XV) de la Asamblea General – la Carta Magna de descolonización. Además, hace solo semanas, el 29 de enero la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) reiteró en la Declaración Final de su Segunda Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno que la descolonización de Puerto Rico es un tema de su interés.

Finalmente, Álvarez no hace mención en su artículo de quienes, como los que suscribimos el presente artículo, hemos regresado a Puerto Rico con el compromiso de integrarnos a la solución. Como puertorriqueños(as) de la diáspora hemos regresado con mayor fortaleza, educación y experiencia. Nuestras familias superaron los retos del racismo y la pobreza a la vez que contribuimos a las tradiciones democráticas y la vida organizativa de las comunidades puertorriqueñas desde las costas oeste y este y de norte y sur de Estados Unidos.

Muchos nacimos y nos criamos en Nueva York, Chicago, Filadelfia y otros lugares de Estados Unidos. Desde comunidades como El Barrio, Williamsburg, Loisaida, y el Sur del Bronx, desde California a Florida hemos regresado a nuestras raíces. No tenemos la más mínima intención de abandonar el barco. Hoy venimos con compromiso, sabiduría y amor para unirnos a nuestro querido Puerto Rico en su lucha por superar los retos del colonialismo y los problemas económicos que ellos implican.

* Este artículo lo suscribe un grupo de puertorriqueños que residió en Estados Unidos y que ha regresado a vivir a Puerto Rico. Al final del mismo aparecen todos los nombres.
María Canino Arroyo, nacida en Nueva York, Profesora Emérita, Rutgers University, estableció el Programa Doctoral en Política Social, Universidad de Puerto Rico. Reside en Puerto Rico desde 2002.
Gloria E. Quiñones-Vincenty, MSW, LLD, Puerto Rico-New York Diáspora 1947-2010, jubilada y activa en la vida social, política y  económica de San Juan, Puerto Rico.
Olga Sanabria Dávila, Secretaria Ejecutiva del Comité de Puerto Rico en Naciones Unidas, el cual coordina algunos aspectos de la presentación del caso  de Puerto Rico en la ONU.
Digna Sánchez Jiménez, MS-Asuntos Urbanos, jubilada del servicio publico en Nueva York desde 2013, activista comunitaria y política. Reside en Nueva York y Puerto Rico.
Ana Celia Zentella, nacida en el S. Bronx, Profesora Emérita Hunter College y UCSD, antropóloga-política lingüista ha conducido investigaciones en escuelas superior de Puerto Rico y visita ala isla con regularidad.
Norma Burgos Vázquez, Hunter College/Bronx Science. 30 años de servicio con diversas comunidades en New York y San Francisco. Regresa 1999 a Puerto Rico. Vive/trabaja en Municipio de Vega Alta.
Alfonso A. Román Morales, New School for Social Research, activista religioso y secular en NJ y NYC.  Reside en Puerto Rico desde 2000; involucrado en apoderamiento comunitario y derechos humanos.
Judith Álvarez, Promotora desarrollo comunitario, salud, educación y economía en NY y Puerto Rico. Administradora y oficial jubilada, Igualdad de Oportunidades, NYC Health and Hospital Corp.
Luis Álvarez, pasado Pres. Juntas de Bronx-Lebanon Hospital, Puerto Rican Legal Defense & Education Fund,WNET, Children’s TV Workshop. Fue CEO, Aspira of América, Pres. Jubilado Nat’l Urban Fellows.
Sonia Santiago Rivera, Juris Doctor, UPR.  Regresa a Puerto Rico de New Jersey en 1993. Socia en Santiago & Santiago Law Office, Bayamón, Puerto Rico.

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