Por Nicanor León Cotayo.
Desde Bruselas llegó la información de
que los Cancilleres del bloque europeo avalarán el lunes la negociación
de un acuerdo con Cuba.
Así lo reportó este jueves en esa capital belga la Associated Press (AP), que ha seguido el proceso iniciado meses atrás.
El despacho cablegráfico afirmó, citando a un funcionario europeo no identificado, que el bloque de 28 naciones europeas está dispuesto “a mejorar sus lazos con Cuba”.
La fuente puntualizó a los medios que el acuerdo será un importante hecho para ampliar y regularizar los intercambios políticos entre ambas partes.
Los europeos –subrayó AP- reanudaron los contactos de menor nivel con La Habana en 2008, algunos años después que la ultraderecha de Washington y Madrid impusieron la titulada “posición común”.
Esa jugarreta condicionó las relaciones UE-Isla a que esta última ajustara su sistema de vida al que le trazaran desde el Viejo Continente.
Según observadores, a diferencia de Estados Unidos y su “embargo” de más de medio siglo, los países europeos tienen relaciones comerciales con Cuba y miles de sus ciudadanos visitan playas cubanas.
A renglón seguido difunden que la UE ya es su segundo socio comercial más importante, detrás de Venezuela, y una considerable fuente de inversión extranjera.
Hace unos 25 meses (diciembre de 2011) Bruselas emitió señales respecto a la posibilidad de llegar a variar su actitud hacia Cuba.
Fue suficiente para que una congresista de Miami, Ileana Ros-Lehtinen, por esa tenue insinuación casi los amenazara.
¿Qué dijo entonces la pequeña legisladora rubia a la que hicieron abandonar Cuba a los 8 años de edad sin pasaje de regreso?
Ella calificó el trascendido de “extremadamente perturbador”, y alertó que por ese camino la Unión Europea podría abrir las puertas a una normalización de las relaciones bilaterales.
A mediados de noviembre se reveló que Aznar, vinculado en Madrid al escándalo financiero del Partido Popular, y “la oposición cubana” pugnan en Bruselas a favor de la posición común hacia Cuba.
Hace apenas una semana, el 30 de enero, EFE comentó que grupos del “exilio” cubano en Miami rechazaron la decisión de la Unión Europea de abrir una negociación con La Habana para llegar a un compromiso.
“No se justifica un acuerdo bilateral, porque cualquier cambio debe pasar por el respeto a los derechos humanos”, declaró Omar López Montenegro, vocero de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA).
Ramón Saul Sánchez, jefe de un grupo al que en Miami llaman Democracia, pidió a la Unión Europea que, si hay diálogo, “no lo realicen con Raúl Castro.”
La decisión sobre el tema fue asumida a la vez que en La Habana efectuaban la Segunda Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
A la referida cita de gran repercusión mundial concurrieron casi 30 jefes de Estado, numerosos funcionarios de alto nivel y unos 700 periodistas.
También participó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y estuvo presente José Miguel Insulza, de la OEA.
No obstante el pataleo de los “ultra” desde Washington hasta Miami y Madrid, este jueves la AP informó rotunda que el lunes los Cancilleres de la Unión Europea avalarán la negociación de un acuerdo con Cuba.
El despacho cablegráfico afirmó, citando a un funcionario europeo no identificado, que el bloque de 28 naciones europeas está dispuesto “a mejorar sus lazos con Cuba”.
La fuente puntualizó a los medios que el acuerdo será un importante hecho para ampliar y regularizar los intercambios políticos entre ambas partes.
Los europeos –subrayó AP- reanudaron los contactos de menor nivel con La Habana en 2008, algunos años después que la ultraderecha de Washington y Madrid impusieron la titulada “posición común”.
Esa jugarreta condicionó las relaciones UE-Isla a que esta última ajustara su sistema de vida al que le trazaran desde el Viejo Continente.
Según observadores, a diferencia de Estados Unidos y su “embargo” de más de medio siglo, los países europeos tienen relaciones comerciales con Cuba y miles de sus ciudadanos visitan playas cubanas.
A renglón seguido difunden que la UE ya es su segundo socio comercial más importante, detrás de Venezuela, y una considerable fuente de inversión extranjera.
Hace unos 25 meses (diciembre de 2011) Bruselas emitió señales respecto a la posibilidad de llegar a variar su actitud hacia Cuba.
Fue suficiente para que una congresista de Miami, Ileana Ros-Lehtinen, por esa tenue insinuación casi los amenazara.
¿Qué dijo entonces la pequeña legisladora rubia a la que hicieron abandonar Cuba a los 8 años de edad sin pasaje de regreso?
Ella calificó el trascendido de “extremadamente perturbador”, y alertó que por ese camino la Unión Europea podría abrir las puertas a una normalización de las relaciones bilaterales.
A mediados de noviembre se reveló que Aznar, vinculado en Madrid al escándalo financiero del Partido Popular, y “la oposición cubana” pugnan en Bruselas a favor de la posición común hacia Cuba.
Hace apenas una semana, el 30 de enero, EFE comentó que grupos del “exilio” cubano en Miami rechazaron la decisión de la Unión Europea de abrir una negociación con La Habana para llegar a un compromiso.
“No se justifica un acuerdo bilateral, porque cualquier cambio debe pasar por el respeto a los derechos humanos”, declaró Omar López Montenegro, vocero de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA).
Ramón Saul Sánchez, jefe de un grupo al que en Miami llaman Democracia, pidió a la Unión Europea que, si hay diálogo, “no lo realicen con Raúl Castro.”
La decisión sobre el tema fue asumida a la vez que en La Habana efectuaban la Segunda Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
A la referida cita de gran repercusión mundial concurrieron casi 30 jefes de Estado, numerosos funcionarios de alto nivel y unos 700 periodistas.
También participó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y estuvo presente José Miguel Insulza, de la OEA.
No obstante el pataleo de los “ultra” desde Washington hasta Miami y Madrid, este jueves la AP informó rotunda que el lunes los Cancilleres de la Unión Europea avalarán la negociación de un acuerdo con Cuba.
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