Por NIKO SCHVARZ
En el caso de los ataques con drones, las autoridades
estadounidenses negaron inicialmente la existencia de víctimas civiles
en este tipo de operativos. Luego, este año la CIA reconoció que se
produjeron algunas bajas, pero que su número era mínimo.
En un informe elevado por el relator especial de la Organización de Naciones Unidas sobre lucha antiterrorista y derechos humanos,
Ben Emmerson, se establece que unas 600 personas murieron en Pakistán
(entre ellos por lo menos 400 civiles) y otros 58 en Yemen como
resultado de los ataques de aviones no tripulados, conocidos como
drones, de origen estadounidense. El informe preliminar fue conocido el
pasado 18 de octubre y será considerado el viernes 25 en la Asamblea
General de la ONU.
Estas cifras de víctimas son muy superiores a las
reconocidas hasta ahora por el gobierno de los Estados Unidos. El
informante acusó al gobierno de Washington de crear obstáculos
prácticamente insuperables para alcanzar plena transparencia en esta
materia. “El relator especial no acepta que consideraciones de seguridad
nacional justifiquen el retener estadísticas y datos metodológicos
básicos de este tipo”, puede leerse en el informe que será sometido a
debate en el organismo internacional.
Desde ya puede preverse que, aunque la Asamblea
General ratifique el contenido del informe, Estados Unidos hará caso
omiso del mismo y no variará sus procederes. Así ha procedido
invariablemente la potencia imperial. Tal es el caso, por ejemplo, del
bloqueo a Cuba, que también será considerado en los próximos días por
22ª vez consecutiva por el organismo internacional, el
cual sin duda ratificará su condena a EEUU por cifras apabullantes y
reclamará ponerle término, sin que el gobierno concernido varíe un ápice
su actitud provocadora y beligerante, violatoria de la ley internacional.
Es previsible, en este caso, que entre todos los países integrantes de
la ONU los Estados Unidos cuenten solamente con el apoyo de Israel, que
también es maestro en el arte de desconocer el pronunciamiento
ampliamente mayoritario del organismo mundial, ya se trate del bloqueo a
Gaza y de las construcciones ilegales en territorios palestinos como en
la construcción del muro de separación y en los ataques en aguas internacionales a flotillas portadoras de ayuda solidaria.
En el caso de los ataques con drones, las autoridades
estadounidenses negaron inicialmente la existencia de víctimas civiles
en este tipo de operativos. Luego, este año la CIA reconoció que se
produjeron algunas bajas, pero que su número era mínimo. El propio
presidente Barack Obama admitió la existencia de víctimas civiles y
expresó su pesar. (Son los llamados “daños colaterales”). El informante
señala que el gobierno paquistaní le suministró datos de las víctimas de
los ataques en las denominadas “Áreas Tribales Federalmente
Administradas”, ubicadas al noroeste del país, donde se concentran desde
2004 los ataques de los aviones no tripulados estadounidenses contra
Al-Qaeda y otros grupos islamistas, en la proclamada “guerra contra el
terrorismo”. No puede dejar de señalarse al respecto que grupos de la
propia Al-Qaeda son armados y financiados por EEUU en la lucha contra el
gobierno de Siria. El gobierno paquistaní expresa que el número real de
víctimas es sin duda mayor al señalado en las cifras precedentes, y
Emmerson explica que las mismas conclusiones surgen de los estudios
efectuados por varias ONGs y medios independientes que actúan en la
zona.
El presidente Obama defiende la legitimidad de los
bombardeos con aviones no tripulados y dice que se realizan con el mayor
nivel de atención y cuidado. Es lo que dicen siempre. El relator
destacó que consideraciones de seguridad nacional no pueden justificar
que se escondan datos. Mientras se procesa esta discusión, el pasado
miércoles 16 otras dos personas por lo menos murieron en Afganistán a
consecuencia de ataques por drones. En una reunión del Consejo de
Seguridad de la ONU sobre la protección a los derechos civiles efectuada
en agosto pasado, la Alta Comisionada para DDHH, Navy Pillay, condenó
los ataques con drones, que provocan la muerte de civiles inocentes y
conllevan otras consecuencias humanitarias.
Nada de esto impide que el gran
negocio de fabricación de los drones marche viento en popa con las
velas desplegadas. Ha pasado a ser uno de los negocios más lucrativos y
con mayores proyecciones de expansión futura para el complejo
militar-industrial. Como se sabe, esta expresión pertenece al general
Dwight Eisenhower, que en esta materia sabía de lo que hablaba. Se ha
creado en Estados Unidos una Asociación Internacional
para Sistemas de Vehículos No Tripulados (AUVSI por su sigla en inglés).
Ésta publicó un informe sobre el impacto económico creciente de la
fabricación de los aparatos no tripulados para ser utilizados también en
el espacio aéreo de Estados Unidos, el cual será objeto de una
regulación en plazos breves. El informe indica que en los primeros tres
años el impacto será de 13 mil millones de dólares, generándose unos 70
mil nuevos empleos. Entre 2015 y 2025 se prevé que el impacto llegue a
82.100 millones de dólares, con la creación de más de 100 mil puestos de
trabajo. Esto da idea de la magnitud de los intereses en juego en esta
industria de la muerte, impulsada bajo el manto de la sedicente “lucha
contra el terrorismo”.
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