Por Yadira Escobar
Seis privilegiados jóvenes cubanos visitan ahora Washington como
premio por su graduación de seis meses en un curso universitario en
Miami, dentro las becas “Somos un solo pueblo”. Hasta ahí suena muy
bonito, pero en verdad es parte de un proyecto que trata de crear
lideres artificiales para cambiar el sistema político cubano. ¡Que
lástima!…pues sus guias en la gira son miembros de la “Fundación para
los Derechos Humanos en Cuba”, y son escoltados a edificios históricos
de la democracia norteamericana para enseñarles a como mejor ser
plattistas.
Esta gran república (U.S.A) con toda su bella historia de
mejoramiento ciudadano y derechos civiles no puede ser copiada e
implantada en Cuba. Seria una torpeza política más parecida al rústico
imperialismo, que a la amistad fraternal entre pueblos. EE.UU. como
República, ha tenido altas y bajas en los derechos humanos, en parte por
la persistente costumbre de resolver sus crisis a lo capitalista. Aquí
casi todo se resuelve con dinero. Eso trae consecuencias negativas para
la solidaridad social, y la política exterior, que casi siempre tiene
toques de imperialismo.
Es un buen país pero con grandes problemas, y sus ciudadanos están
acostumbrados a desconfiar de su gobierno. No por eso dejan de ser
patriotas. Por eso me preocupa este tipo de experimentos políticos
patrocinados por las élites gobernantes. Estos estudiantes cubanos no
están encontrándose con la real sociedad civil norteamericana (por
muchos museos que visiten), sino con la sociedad política.
Ellos mismos fueron escogidos para estas becas por su perfil
ideológico, y para nada son representativos de la juventud cubana, pues
al no ser elegidos por nadie ese título le queda grande a cualquiera. Si
empezamos con ese filtro contrarevolucionario y terminamos con un
“lavado de cerebro fino”… lo que saldrá de esta combinación de factores
negativos sera una mezcla peligrosa de mercenario seudopolítico y
admirador de valores ajenos. Lejos de ayudar a otros jóvenes cubanos a
su regreso, mas bien serán un grupo portador de contravalores y de baja
espiritualidad. Ya que todos ellos en el fondo de sus almas, saben que
lo que hacen puede traer destrucción a su patria, a sus contemporáneos
que dejaron atrás. Es más, futuras generaciones pueden sufrir
consecuencias por ese egoísmo. Para nada eso ayuda a la nación cubana.
Cuando los intercambios culturales, académicos o de cualquier tipo
(como el clásico “student exchange program”) se hacen sin ir acompañados
de una amistad diplomática, puede haber un desbalance. Si hay una buena
voluntad política de acercamiento entre los pueblos, el lado mas fuerte
e influyente, que es Estados Unidos, debe tener mucho tacto para no
ofender la otra parte.
Una nueva generación de ideólogos mal formados dirigen hoy las
entidades políticas que desarrollan estos proyectos en Estados Unidos.
Hay una decadencia administrativa en Estados Unidos, pero los años de
poder hegemónico han dado cierta arrogancia a las élites del
pensamiento. Por lo tanto, perjudicial para la imagen de este gran país a
nivel internacional. Las revoluciones de colores planeadas para
reclutar jóvenes e intelectuales descontentos o codiciosos, son el peor
ejemplo de la decadencia política que aisla a norteamerica, y los
intereses mezquinos de la extrema derecha cubanoamericana incrementan
aún más esta idiotez intelectual que subestima la inteligencia natural y
sencilla de los pueblos.
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