martes, 10 de junio de 2014

¿Por qué de los 25 soldados que asesinaron a Bin Laden sólo dos siguen con vida?

Tomado del blog Mariátegui, la Revista de las Ideas.
Por Mariátegui
09/06/14

Con el asesinato de Bin Laden, el fachobarbudo formado por la CIA y supuesto organizador del espectacular 9/11, las costuras comienzan a emerger y los protagonistas empiezan, casualmente, a desaparecer o quedar perdidos en el "retiro" deshonroso, como le sucede a uno de los dos únicos sobrevivientes del grupo Navy Seals que cometió el acto "heroico" de salvar a "humanidad" del salvaje cavernícola que amenazaba con destruir el fecundo sueño americano.

En la propaganda de guerra, la narrativa tiene que ser épica y construir héroes y enemigos, pero sobre todo un nudo y un desenlace simple y masticable onda fast food para colectivizar, entre líneas joliwudenses, los intereses imperiales y esconder las costuras de las operaciones psicológicas.

Asesinar un facho y festejar como si fuéramos unos fachos

Pocas veces uno presencia el poder de una maquinaría mediática a todo lo que da, como cuando la ve en acción y observa el efecto sobre sus conejillos de indias.

Ese primero de marzo de 2011, el presidente de las guerras encubiertas, Barack Obama, anunciaba que "todos" podíamos dormir tranquilos: Bin Laden está muerto con un tiro en la cabeza; gracias a dios, está muerto.

Frente al televisor de un hotel de la capital de El Salvador, San Salvador, un blondo surfista inglés, una tibia flaquita de piel dorada y colorada, como cuando los gringos se queman con la ropa puesta, y un canadiense de lentes y cara de nerd gritaban que no lo podían creer, llamaban a los otros anglos de la casona, les contaban, y luego iban a sus computadoras a conversar por skype con sus familiares sobre la protección de sus frágiles "libertades", que les permitían gastar nada en un país centroamericano y ser duques crónicos de la vagancia del viajar para "vivir" del capitalismo mochilero

El cierre de la operación psicológica estaba hecho y los conejillos de indias aplaudían como focas, sin preguntarse sobre la intervención descarada en Pakistán y la ejecución sin juicio del facho islámico, cuyo cuerpo fue tirado en alta mar sin que nadie viera una foto de su cadáver.   

Glorificar y magnificar el "acto heroico"

Luego a la operación psicológica le toco homogenizar el relato y esconder la versión de que Bin Laden habría autoexplotado por los aires cuando detonó un cinturón de explosivos o que habría sido detenido y después ajusticiado.

No importaba: "La verdad" era que unos 25 rambos de los Navy Seals (escuadrón de elite de la marina estadounidense) ingresaron en helicópteros a la mansión de Bin Laden en Abbottabad, Pakistán, se llevaron por los cachos a plomo a todo lo que se les cruzase, y en pocos minutos llegaron a donde estaba el "rey de las tinieblas", que usó una mujer como escudo antes de recibir un tiro en el ojo izquierdo y que su familia fuese baleada al estilo disparar primero, preguntar después.

Pero a este hito en la historia post septiembre del 2001, el principal viralizador de la Guerra contra el Terror intervencionista y cuyos resultados son hartos conocidos, había que bañarlo de épica y también humanizar la tortura de la CIA a yihadistas islámicos para encontrar el paradero de Bin Laden, como hicieron con la película La noche más oscura de la directora-propagandista Kahtryn Bigelow, que contó con un guionista ex mercenario y la colaboración de agentes de la CIA.

En el tubo de ensayo, no había ninguna matiz y de pronto los que podrían contarlo empezaron a morir.

22 de los 25 Navy Seals se fueron a bucear con Bin Laden

Después del acto heroico, los Navy Seals quedaron en Afganistán y en agosto de 2011 los talibanes supuestamente derribaron un helicóptero en el que iban 22 de los 25 rambos, y Washington desistió de confirmar o no el hecho, así como de hablar sobre la versión del "accidente". Lo cierto es que la unidad era el Team 6, el mismo que ajustició a Bin Laden y nunca más se supo de ellos, como tampoco de ningún otro matiz sobre la operación.

Pero los "accidentes", o coincidencias, continuaron cuando otro de los Navy Seals, el marine Brett D. Shadle, se estrelló con su paracaídas en el desierto de Arizona luego de chocar con un compañero en un salto a baja altura, previsto en un ejercicio militar.

Luego se conoció que la muerte de Shadle ocurrió un día después de que CNN lanzara una nueva versión que se contraponía al del Navy Seals conocido como "El Tirador", quien se atribuyó los tres tiros que mataron a Bin Laden. Según la nueva historia, tres marines habrían entrado en la habitación en la que estaba el fachoislámico y el único no identificado habría realizado el disparo mortal.

Los otros dos marines serían Matt Bissonnette, autor del libro No Easy Day (que le valió la baja deshonrosa del wjército por revelar detalles de la famosa Operación Gerónimo que planteó el asesinato de Bin Laden), y el famoso "Tirador", que narró su "épica" historia en la revista Esquire, que coincide en la mayoría de los aspectos con la propaganda-película sobre la agente-heroína que descubrió el paradero de Bin Laden y lo "mandó" a matar por expresa orden de Obama.

Ahora Bissonnette y El Tirador son los únicos dos sobrevivientes de esa operación. El segundo no tiene ni seguro médico ni trabajo por retirarse antes de la fuerza, y cuenta que el ejército le ofreció "trabajar de camionero, cambiar su identidad y no hablar nunca más con familiares ni amigos". Aunque lo rechazó, piensa en cambiarse el nombre por miedo a "represalias".

¿Por qué será?

Las costuras, siempre las costuras.

Otra de las costuras ocultas e invisibilizadas selectivamente fue la relación de Bin Laden con la CIA y el ISI, servicio de inteligencia paquistaní, que le permitió ser formado con ayuda saudí, para desestabilizar el gobierno comunista y pro soviético de Afganistán, cuyo derrocamiento condujo al mismo gobierno de los talibanes que se negó a entregarlo después del 11 de septiembre por la falta de "pruebas contundentes" sobre la presencia de Bin Laden en Afganistán.

Desde ese momento, Bin Laden, supuestamente muy enfermo se fue a vivir a Pakistán, vagó por varios lugares hasta llegar en 2005 llegó a su mansión de Abbottabad en la que existe una de las principales academias militares del país. Por casi seis años vivió allí sin que nadie se diese cuenta y con una esposa que no sabía quién era y pensaba que era un simple multimillonario, igual que su familia saudí con probados vínculos con la familia Bush.

Pero lo más importante es que su supuesto asesinato fue el mismo replique que se le aplicó a Saddam Hussein y Muamar Gaddafi para que no contaran todo aquello que habían hecho sus circunstanciales aliados occidentales, por aquello de borrar las huellas, tapar las costuras, con una nueva operación psicológica.

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