sábado, 14 de junio de 2014

Antonio Maceo entre nosotros


Tomado de La Jiribilla. Revista de Cultura Cubana.

Por Lidia Turner Martí

Para hablar del ideario maceísta y su  necesidad  entre nosotros, permítanme comenzar por invocar los nombres de dos hombres que con formas distintas, realizaron análisis del pensamiento ético y patriótico de Antonio Maceo y que en un día como hoy nos interesa resaltar.

Uno de ellos Ernesto Che Guevara (1928-1067), que por coincidencia histórica nace un día como hoy pero en 1928, en Argentina y estamos conmemorando el aniversario 82 de su nacimiento, y el otro: Manuel Navarro Luna, (1894-1966) poeta manzanillero que desde su lenguaje poético nos legó sus valoraciones.

Ernesto Che Guevara fue un estudioso de la historia de Cuba  y en especial de algunos de sus héroes entre los que se encuentra Antonio Maceo.

El 7 de diciembre de 1962 al analizar la continuidad histórica del pensamiento de Maceo y su vigencia señalaba:

“Por eso, sus palabras, sus frases tan queridas resuenan tan hondo en el corazón de los cubanos y es de obligada recordación esta frase que está inscripta al costado del monumento: ‘Quien intente apoderarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha’. Ese fue el espíritu de Maceo y ese es el espíritu de nuestro pueblo.” 

“Esto es lo que hoy podemos mostrar con orgullo ante su recuerdo y ante el mundo, y repetir cada una de las frases de Maceo, ejemplo de un revolucionario que lucha por la liberación de su país y repetirlas con la misma fe, con la misma fe encendida  en el porvenir de la humanidad…”

Miguel Navarro Luna tiene un valor imperecedero al cantar a nuestras gestas libertadoras, no lo muestran sus libros Odas mambisas, Tierra herida, Odas milicianas, entre otros. 

El poema “¡El General Antonio!” fue aprendido en los primeros grados por miles de escolares, y se convirtió en historia viva en la imaginación y emoción de las recitaciones.

“¡El General Antonio!” escrita en  1943 en Poemas mambises  y publicada también en Odas mambisas, 1961, tuvo el gran valor de ser síntesis de la vida de tan admirable patriota y enaltecedor de sus fundamentales valores morales y patrióticos. 

Permítanme leer los dos  primeros versos:

¡Si habláis de la vergüenza…
¡Si queréis señalar las altas cumbres de decoro…

Vergüenza y decoro fueron conceptos clave para definir al General Antonio por Navarro Luna.
Para esclarecer estos conceptos recurrimos al diccionario:

Vergüenza: Alteración del ánimo o impresión desagradable que sufre una persona a causa de alguna humillación o falta cometida.

Estimación de la dignidad y el honor propios. Honestidad.
Honestidad: Virtud que implica lealtad, pudor, decoro, fidelidad, apego o reconocimiento de la verdad. 

Sinónimo de honradez y vergüenza. Antónimo de deshonestidad.
Decoro: Dignidad, vergüenza de una persona que la hace merecedora del respeto o consideración de los demás. Sinónimo de pundonor, honradez.

También significa pureza, integridad.
Se añade a decoro y vergüenza, también el concepto “intransigencia” que se trata en el poema.

Intransigencia, se dice de persona que no está dispuesta a consentir algo que por concepción no aprueba. Intransigencia también puede   entenderse por resistencia.

Solo en los primeros versos se encierra una guía para estudiar al Maceo, hombre formado desde la niñez en un hogar como el de Mariana y Marcos. Estos tres atributos de Antonio Maceo no son adornos conformados por los estudios de su forma de actuar guiados por un firme pensamiento, están confirmados por sus ideas y por su actuación.

Pudiéramos exaltar estas virtudes de Maceo por apreciación propia del estudio de su vida, pero nos haría falta constatarlo con lo que pensó, porque en los grandes hombres el pensamiento está unido a la acción y el hacer se convierte en la manera de decir.

Para no tergiversar, interpretar a medias o malinterpretar, yo los invito a que escuchemos sus palabras conservadas gracias a la recopilación hecha por el historiador de la Ciudad de La Habana  y por el valioso libro de selección de documentos de Antonio Maceo publicado por el Dr. José Antonio Portuondo Pensamiento vivo de Maceo.

Manuel Valdés Rodríguez destacado pedagogo cubano afirmaba que  el estudio de los grandes hombres había que hacerlo en sus propias obras; de modo que en vez de buscar su reflejo, por decirlo así, de sus creencias, sus afirmaciones y sus ideas debe escudriñarse todo esto  en el texto vivo de sus propias obras y en la primeras fuentes. 

Por ello es que invitamos a imaginarnos la presencia del General Antonio y a escuchar su voz transmitiendo sus ideas para aquel momento histórico  y dentro de las circunstancias  que vivían sin perder el fin buscado, la meta anhelada por la que aún luchamos.

Es innegable que lo conoceremos mejor si escuchamos en carta al Coronel Federico Pérez Carbó el 14 de julio de 1896:

“De España jamás esperé nada: siempre nos ha despreciado y sería indigno que se pensase en otra cosa. La libertad se conquista con el filo del machete, no se pide: mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de ejecutarlos. Tampoco espero nada de los americanos, todo debemos fiarlo a nuestros esfuerzos; mejor es subir o caer, sin su ayuda que contraer deudas de gratitud con el vecino tan poderoso.” 

Ese mismo día escribe a Dr. Alberto Díaz que se encontraba en Lousville  y le expresa: “Creo más bien que el esfuerzo de los que trabajan por la patria independiente, se encierra el secreto de nuestro definitivo triunfo, que solo traerá aparejada la felicidad del país, si se alcanza sin aquella intervención.

De más está cuanto se diga en rechazar cualquier proposición para que indemnicen a España. Ni un céntimo sería lícito abonar por tal concepto: no dudo que este es el pensamiento de la casi totalidad de los cubanos”. 

Cuánta firmeza en su pensamiento.  Cuánto decoro. Son demostraciones que se convierten en lecciones a través del tiempo para nuestra historia y con otras circunstancias  se vuelven a repetir en el convulso siglo XXI, y que nos da a los cubanos revolucionarios: base, ejemplo y fundamentos para nuestras convicciones.

Cuánto demuestra del estudio hecho por Maceo de las circunstancias económicas políticas y sociales del momento histórico que le tocó vivir.

La estancias en Cayo Hueso, en New York, donde ve las entrañas del monstruo conoce al monstruo, en México, en Panamá, en Jamaica, en Perú, su vida en Costa Rica, influyeron en la elaboración de un pensamiento antimperialista y latinoamericanista, que nace de su visión realista y la comprensión cabal del proceso histórico del continente americano. 

Pero el documento síntesis de su pensamiento lo es indudablemente “Comentarios de Maceo a la carta que dirigió al General Polavieja” publicado en El Yara, de Cayo Hueso, en junio de 1881 en el que demuestra su claridad política, reitera su honradez, su decoro y su honestidad.
“En cuanto a mí, amo todas las cosas, y a todos los hombres,  porque miro más a la esencia que al accidente de la vida: y por eso tengo sobre el interés de raza, cualquiera que ella sea, el  interés de la Humanidad que es en resumen el bien que deseo para mi patria querida. La conformidad de  ‘la obra’ con el ‘pensamiento’: he ahí la base de mi conducta, la norma de mi pensamiento, el cumplimiento de mi deber.” 

La profundidad en la idea de la unidad del pensamiento y la acción, de su unidad interna y de su actuar en consecuencia, recuerdan los comentarios acerca del Che de hombres  que vivieron como pensaron.

Su visión de futuro, la proyección de su pensamiento más allá del  hoy queda evidenciado cuando expresa:  

“No ignoro que el triunfo de un ideal dependa en gran parte de la conformidad de las ideas definidas en la conciencia pública transformada con las condiciones en  que vivimos o sea con el medio histórico que nos rodea; y aunque donde hay que hacer intervenir la fuerza al momento de acción se confía  a una oportunidad bien apreciada, no seré yo de los que violente la marcha de los acontecimientos: no trabajamos principalmente para nosotros por la presente generación, bien al contrario, muévenos sobre todo triunfo del derecho de todas las generaciones que se suceden en el escenario de nuestra Cuba, y no creemos nunca que por una hora  de vanidad o de egoísmo se debe comprometer la felicidad de muchos.” 

El sentido de la humanidad queda expresado claramente en este fragmento del documento cuando expone: “La independencia absoluta  de Cuba, no como fin único, sino como condición indispensable para otros fines ulteriores más conformes con el ideal de la vida moderna, que son la obra que nos toca tener siempre a la vista sin atemorizarnos de ella; antes tomar mayor  empeño para resolverla con la lealtad del ciudadano que se debe a la Patria y con la honradez y pureza de motivos del hombre, que ante a todo se debe a la Humanidad”. 

Cuánto nos ayuda a los revolucionarios de hoy y sobre todo a los jóvenes revolucionarios de hoy, sentir la claridad de su idea hacia la solidaridad latinoamericana.

Es indispensable releer la carta a Anselmo Valdés, 1884:

“Cuando sea independiente solicitaré del Gobierno que se constituya permiso para hacer la libertad de Puerto Rico, pues no me gustaría  entregar la espada dejando esclava esa porción de América:

Pero si no coronaré mis fines, entregaré el sable pidiendo a mis compañeros, hagan lo mismo”.

Es necesario mostrar cómo el deber y el amor a la patria, a la lucha revolucionaria se integran con los deberes familiares y sociales; cómo en medio de las angustias de la vida se entremezclan la amistad, la preocupación por los demás, la respuesta inmediata. Esas son lecciones de nuestros héroes ante la cotidianidad de la vida.

Nos sirve de ejemplo la carta enviada a José Martí el 19 de enero de 1894:

“Mi estimado amigo:

“Tres veces en mi angustiada vida de revolucionario cubano, he sufrido las más  fuerte y tempestuosas emociones de dolor y tristeza, que produce la desaparición de seres tan amados como el que acabo de perder en tierra ajena…

“¡Ah, qué tres cosas! Mi padre, el Pacto de Zanjón, mi madre, que usted por suerte mía viene a calmar un tanto con su consoladora carta.” 

Deseo destacar el rasgo humano de Antonio Maceo, la sensibilidad de un hombre que siente, que admira que  reconoce los valores de los demás  y que sabe dejar un mensaje  a los seres amados con la claridad y belleza que alberga. Nos referimos a una de las cartas a su esposa, María Cabrales en marzo de 1895.

Refiriéndose a Cuba le expresa:

“Pienso que tú sufriendo y yo peleando por ella seremos felices: tú amas su independencia y yo adoro la libertad.

El deber me manda sacudir el yugo que la oprime y la veja, y tu amor de esposa fiel y purísima, me induce a la redención.

Tú que has pasado conmigo los horrores de aquella guerra homicida, sabes mejor que nadie cuánto vale el sacrificio de abandonarte por ella, cuánto cuenta el deber a los hombres honrados. El honor está por sobre todo”.

El pensamiento vivo de Antonio Maceo nos es indispensable en estos momentos para  Cuba, para América, para el mundo, sin lugar a duda. En los convulso días que vive el mundo, como dijera José Martí en su articulo “Oficios de la alabanza”: “El vicio está de moda, hay que poner de moda la virtud.”  

La vergüenza, el decoro, la honradez, la sencillez, la intransigencia, la disciplina, la modestia son elementos de la lucha cotidiana.

Si hablamos de formación de valores, de profundización de valores  entre nosotros mismos y sobre todo con las jóvenes generaciones que se han ido formando en este proceso revolucionario, muchas formas pueden ayudar: nuestros criterios y puntos de vista, lo que se publica, lo que les reiteramos a los jóvenes que hagan o deban hacer, pero indudablemente uno de los métodos más efectivo para actuar en los valores es el ejemplo y la actividad en que individualmente el ser humano participe.

Los Maceos tuvieron una escuela formidable para iniciarlos, la familia Maceo Grajales, unos maestros insustituibles: Mariana y Marcos y un actuar en consecuencia de los tiempos y las circunstancias que les tocó vivir.

Dejemos que el ejemplo de Maceo mediante su pensamiento y actuar se convierta en medios efectivos para las actuales generaciones.

Dejemos que abandone el bronce y se convierta en ser viviente, palpable en la calle, en los centros laborales, en los centros educacionales, en las manifestaciones culturales, en los medios de divulgación, en cualquier parte.

En 1996 la Asociación de Pedagogos convocó un Coloquio Nacional acerca de la ética de Antonio Maceo y quedamos sorprendidos con la riqueza de las reflexiones y de las investigaciones para obtener una mejor utilización de su pensamiento en las aulas escolares. Desde esa fecha en la Ciudad de La Habana muchos educadores lo han mantenido como estudio de la familia Maceo Grajales.

Hemos estado en diálogo con Maceo en estos cortos minutos, él ha estado con nosotros expresándonos, mediante mi voz, su forma de pensar. Nos ha pedido que seamos intransigentes con lo que perjudique a la  patria, que cuidemos por la unidad que no podemos perder nunca ante un enemigo que espera, que solo el trabajo nos puede conducir al triunfo y que mantengamos viva la vergüenza y el decoro.

Para finalizar voy a tratar de  decir de memoria los versos de Navarro Luna que nos introdujeron en estas reflexiones y que aprendí cuando tenía solo siete años, no había estudiado todavía Historia de Cuba pero me convirtió en maceísta.

                                  Manuel Navarro Luna
Si habláis de la vergüenza…
Si queréis señalar las altas cumbres del decoro…
Entre llamas y túmulos y banderas ennegrecidas…
Tenéis que dar la excelsitud de un grito
¡El General Antonio!

Para que escuche el monte y la piedra y la nube
y los oídos claros, y los oídos oscuros y sordos…
¡El General Antonio!                                                                                   
Con Mariana y con Marcos,
el capitán Rondón tuvo armas y dinero, y caballos y todo,
Se alzaban las primeras amapolas sangrientas de la guerra
entre los rudos filos del resplandor heroico.

Y el Capitán Rondón dijo después a Marcos:
¿Y cuál de los muchachos me vais a dar ahora?
Guardó silencio el padre, un silencio de padre,
fuerte y doloroso…

Pero tres de los hijos respondieron por Marcos:
¡José! ¡Justo!  ¡Antonio!
El último, más fuerte y más pronto,
el último, más fuerte que los otros.

Si habláis de la Patria, del dolor  y el denuedo
de la marcha con hambre y del camino áspero y torvo
de la gloria en la herida y de la gloria en la sangre.
del largo y cruento batallar sin reposo,
de en mil batallas veintisiete heridas cual veintisiete surcos
¡Tenéis que hablar del General Antonio!

Con dos balas se acaba la guerra —dijo Cánovas
Tal vez con una para el soldado epónimo,
Pero aun no la tenían los fusiles de España
Y el Pacto de Zanjón, no fue paz,
sino tregua y encono.
La bandera, sudario, que alguien dijo —
bordada en Camagüey por manos de mujeres—
la izó en Mantua el machete del General Antonio

¡Esto va bien! —exclama—, cuando se siente herido en Punta Brava
Es la muerte, él lo sabe, y sonríe victorioso
Ya ni la muerte misma podrá vencerlo!
Nada podrá vencer al General Antonio!

Si habláis de la vergüenza
Si queréis señalar las altas cumbre del decoro
Buscad allá en la cumbre del  Hombre
Entre  raíz  de trueno y palpitar de troncos
La presencia profunda que nos manda y nos cerca…
¡El General Antonio!

Palabras pronunciadas por la doctora Lidia Turner, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana con motivo de la Jornada organizada por la UNEAC en ocasión del aniversario 165 del nacimiento del General Antonio Maceo y Grajales.

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