El 14 de junio une en la historia a dos grandes hombres,
ambos formaron parte importante dentro de la historia de Cuba y dejaron una
huella imborrable para el presente y el futuro de todas las generaciones, para
todos los pueblos que luchan por conquistar su independencia y dictar con voz
propia y sin interferencias foráneas un camino que sobre todas las cosas se
evidencie dos principios bases: soberanía y autodeterminación.
En Santiago de Cuba, en 1845, nació José Antonio de la Caridad Maceo y
Grajales, quien se convirtió en el Lugarteniente General del Ejército Mambí. Un
hombre que no admitía tregua si con ello se traicionaba a la Patria y a los cubanos.
En todo momento llevó en su cuerpo, con modestia e hidalguía, las marcas de la
guerra por alcanzar un principio ineludible: la independencia de Cuba. Por su
indiscutible valentía y arrojo, su fortaleza y coraje excepcionales, por su talla
como hombre integral, le valieron el eterno sobrenombre que Manuel Sanguily Garrite
le dio el 20 de noviembre de 1895: el “Titán de
Bronce”.
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Su pensamiento
libertario y fuerte convicción política marcó a toda una
generación de cubanos. Dos ideas fundamentales dejó ver en su carta al Coronel
Federico Pérez Carbó, el 14 de julio de 1896, para lograr el éxito del proceso
revolucionario emancipador de Cuba: “La libertad se
conquista con el filo del machete, no se pide: mendigar derechos es propio de
cobardes incapaces de ejecutarlos. Tampoco espero nada de los americanos, todo
debemos fiarlo a nuestros esfuerzos; mejor es subir o caer, sin su ayuda que
contraer deudas de gratitud con el vecino tan poderoso.”
Incluso, durante un homenaje que se le ofreció en
Santiago de Cuba, el 29 de julio de 1890, donde J.J. Hernández Mancebo hizo
alusión de la posible anexión de Cuba a Estados Unidos, el Titán respondió
tajantemente: "Creo, joven,
aunque me parece imposible…, que ese sería el único caso en que tal vez estaría
yo al lado de los... españoles". Pero sus principios éticos y
revolucionarios a favor de la independencia absoluta de Cuba y sin la “ayuda”
de la intervención extranjera, se mostraron con anterioridad en una carta
dirigida al Sr. Director de El Yara, el 13 de junio de 1884, donde expresa: “La dominación
española fue mengua y baldón para el mundo que la sufrió; pero para nosotros es
vergüenza que nos deshonra. Pero quien intente apropiarse de Cuba recogerá el
polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha. Cuba tiene
muchos hijos que han renunciado a la familia y al bienestar, por conservar el
honor y la Patria. Con ella pereceremos antes que ser dominados nuevamente;
queremos independencia y libertad.”
En Rosario, Argentina, en 1928, nació Ernesto
Guevara de la Serna, un joven que desde pequeño templó su cuerpo y carácter
para luchar por la humanidad. Deponiendo su vida, cursó su reclamo de justicia a
favor de los pueblos. Fue miembro de la expedición del Granma junto a Fidel y
otros combatientes, su maletín de médico lo cambió por el fusil en la Sierra Maestra
y en los primeros años de construcción y consolidación de la Revolución cubana desempeñó
un importante papel en las diversas funciones que ejerció.
Fue un acérrimo estudioso de la historia de
Cuba y se identificó con el ideario maceísta. El 7 de diciembre de 1962, en
conmemoración del aniversario 66 de la caída en combate de Antonio Maceo, el
Che expresó: “Hoy, que estamos en la tarea de la construcción del
socialismo en Cuba, que empezamos una nueva etapa de la historia de América, el
recuerdo de Antonio Maceo adquiere luces propias. Empieza a estar más
íntimamente ligado al pueblo, y toda la historia de su vida, de sus luchas maravillosas
y de su muerte heroica, adquiere el sentido completo, el sentido del sacrificio
para la liberación definitiva del pueblo.” Palabras que siguen cobrando significado en la tarea actual del pueblo cubano por preservar las conquistas
socialistas y enfrentar las agresiones imperialistas y su genocida política de
bloqueo contra Cuba.
El Che fue el hombre que se adelantó a todo tipo de muerte
para trascender convertido en una bandera de lucha, en una
antorcha de ideales revolucionarios, pero sobre todas las cosas en un altísimo
exponente de humanismo y solidaridad internacionalista.
Hay diversas frases que pudieran mostrar los
altos valores cultivados en un hombre identificado con los pueblos del mundo;
pero para esto citaré una muy sencilla dedicada a sus hijos en carta de
despedida: "Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario."
El Che no vaciló en montar
nuevamente su rocinante y con la adarga bajo el brazo, seguir en sus trotes,
para continuar la lucha contra el mayor enemigo de los pueblos, cual una vez
expresó: “¡No se puede confiar en el imperio, pero ni un tantico así!”.
Este 14 de junio de 2014 se cumplen los
aniversarios 169 del natalicio de Antonio Maceo y el 86 de Ernesto “Che”
Guevara. Dos gigantes, quienes dentro de la gran carga de sacrificio que
llevaron consigo, vivieron satisfecho de haber cumplido con un deber más grande
que ellos mismos: responsabilidad de luchar por un futuro mejor para todos.
Maceo y Che, dos grandes héroes, quienes conjugaron el verbo amar (amar a la Patria, porque ella es humanidad) con los principios de independencia y antiimperialismo.
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