Hoy el Congreso (11 de junio) vota una Ley Orgánica para que el Príncipe Felipe sea coronado.
Es un día gris para la soberanía ciudadanía y los pueblos en el Estado. Es el Rey quien decide quién es el nuevo Jefe de Estado del Reino.
El Congreso rinde pleitesía y la mayoría votará la Ley. La ciudadanía en su mayoría desea votar y decidir.
Cuando cada diputado y diputada digan su voto en voz alta a favor de esta Ley Orgánica de Sucesión, estará coartando la capacidad de decidir de las millones de personas que automáticamente no podrán ejercer sus derechos de ciudadanía.
El Congreso efectúa una estafa democrática al no poner a elección la Jefatura del Estado. El acuerdo entre el PP y el PSOE en torno a la sucesión de Juan Carlos I con su hijo Felipe ahonda el foso entre las instituciones, el Estado y la mayoría ciudadana.
Los jefes del PSOE sellan un pacto que conculca su republicanismo. Los candidatos a la renovación del PSOE renuncian con esta Ley a dar la voz y la decisión a la ciudadanía.
El nuevo Rey y Jefe de Estado es un clavo ardiente que no lavará la mala imagen de corrupción y de inutilidad de la Corona. La estabilidad que esgrimen para mantener esa institución monárquica es una ilusión; un espejismo en la árida crisis económica y el desprestigio mayúsculo de la actuación política y del estamento político.
Felipe Rey sólo prolongará una agonía cuya fecha de caducidad la dictan las tendencias de fondo y la conciencia aún emergente que muestran las elecciones europeas.
El Rey que abdica ha agotado cualquier estimación de la población. El Rey nuevo no cuenta con ningún fervor popular. Sus valedores son los jerarcas del Estado, de las finanzas y de la economía, lo jefes del PP y del PSOE, UPyD y C's. PNV y CiU se abstendrán en la Ley de Sucesión, pero el presidente catalán, Mas de CiU, anuncia que irá a la Coronación.
Las manifestaciones han juntado al republicanismo ideológico con la concepción de querer decidir y votar la Jefatura de Estado: Referéndum, Ya!. Conseguir cortar el nudo gordiano institucional coronado necesita aunar todas las fuerzas con procesos constituyentes desde cada pueblo.
La concepción republicanista de poder votar, conviene haga causa común con las propuestas de República Española, junto a los procesos por unas Repúblicas Catalana, Vasca y Gallega. Es hora de caminar por una Confederación Libre de las Repúblicas Ibéricas.
Es un día gris para la soberanía ciudadanía y los pueblos en el Estado. Es el Rey quien decide quién es el nuevo Jefe de Estado del Reino.
El Congreso rinde pleitesía y la mayoría votará la Ley. La ciudadanía en su mayoría desea votar y decidir.
Cuando cada diputado y diputada digan su voto en voz alta a favor de esta Ley Orgánica de Sucesión, estará coartando la capacidad de decidir de las millones de personas que automáticamente no podrán ejercer sus derechos de ciudadanía.
El Congreso efectúa una estafa democrática al no poner a elección la Jefatura del Estado. El acuerdo entre el PP y el PSOE en torno a la sucesión de Juan Carlos I con su hijo Felipe ahonda el foso entre las instituciones, el Estado y la mayoría ciudadana.
Los jefes del PSOE sellan un pacto que conculca su republicanismo. Los candidatos a la renovación del PSOE renuncian con esta Ley a dar la voz y la decisión a la ciudadanía.
El nuevo Rey y Jefe de Estado es un clavo ardiente que no lavará la mala imagen de corrupción y de inutilidad de la Corona. La estabilidad que esgrimen para mantener esa institución monárquica es una ilusión; un espejismo en la árida crisis económica y el desprestigio mayúsculo de la actuación política y del estamento político.
Felipe Rey sólo prolongará una agonía cuya fecha de caducidad la dictan las tendencias de fondo y la conciencia aún emergente que muestran las elecciones europeas.
El Rey que abdica ha agotado cualquier estimación de la población. El Rey nuevo no cuenta con ningún fervor popular. Sus valedores son los jerarcas del Estado, de las finanzas y de la economía, lo jefes del PP y del PSOE, UPyD y C's. PNV y CiU se abstendrán en la Ley de Sucesión, pero el presidente catalán, Mas de CiU, anuncia que irá a la Coronación.
Las manifestaciones han juntado al republicanismo ideológico con la concepción de querer decidir y votar la Jefatura de Estado: Referéndum, Ya!. Conseguir cortar el nudo gordiano institucional coronado necesita aunar todas las fuerzas con procesos constituyentes desde cada pueblo.
La concepción republicanista de poder votar, conviene haga causa común con las propuestas de República Española, junto a los procesos por unas Repúblicas Catalana, Vasca y Gallega. Es hora de caminar por una Confederación Libre de las Repúblicas Ibéricas.
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