viernes, 30 de mayo de 2014

Lo que Yoani Sánchez quiere “importar” para Cuba. II Parte

Francisco Franco intervino en público por última vez el 1 de octubre de 1975, durante el aniversario de su proclamación como Jefe del Estado. A su lado el Rey Juan Carlos.
Francisco Franco intervino en público por última vez el 1 de octubre de 1975, durante el aniversario de su proclamación como Jefe del Estado. A su lado el Rey Juan Carlos.
Tomado de CineReverso



Por: Octavio Fraga Guerra

La Carta Magna es el texto por el que se rigen los principios, valores, y normas de un pueblo. Es la ley fundamental de la Nación. A ella se ha “de mirar” siempre para la concepción, aprobación y promulgación de leyes o decretos leyes que rigen la política y el curso de la sociedad en su más llana relación con el pueblo. Es ese mismo pueblo quién debe tener la potestad de modificarla en alguno de sus artículos o someterla a un profundo proceso de renovación cuando este así lo decidiera.


El preámbulo de la Constitución Española aprobada en el año 1978 se presenta con estas palabras:


“La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de: Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo. 


Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular.


Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida. Establecer una sociedad democrática avanzada, y Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz   cooperación entre todos los pueblos de la Tierra. En consecuencia, las Cortes aprueban y el pueblo español ratifica la siguiente Constitución”.


Este texto introductorio -por su estilo de redacción- denota una utopía, un ideal de sociedad. Amerita introducir una pregunta que sirva de punto de partida para el desarrollo de este artículo y de la serie. Varios artículos que evolucionarán en paralelo a sus más importantes capítulos y como ha sido materializada a través de la historia.


Pero se impone tomar nota sobre este medular documento. Amerita preguntarnos. ¿Cómo fue aprobada la Constitución Española de 1978 y bajo cuales circunstancias se construyó la llamada “Transición Española”?


El diario digital Rebelión, publicó en diciembre del 2013 un texto que aporta información y puntos de vista de gran contundencia. El título: La de 1978, una Constitución monárquica e impuesta (1), del poeta, narrador y ensayista Paco Azanza. Su autor expone sin regodeos argumentaciones distantes y opuestas de lo que han construido los grandes medios de comunicación del Estado Español.


El articulista introduce el texto de esta manera: “Todos los partidos políticos que han pasado por el gobierno español tras la muerte de Franco -UCD, PSOE y PP- han acallado y tratan de acallar las voces discrepantes utilizando como arma disuasoria y represora a la Constitución de 1978. Y lo han hecho esgrimiéndola como si de una obra maestra se tratara, de la que, por “perfecta”, ni una sola coma se debe cambiar. En realidad sí se ha cambiado alguna vez, un par de ellas concretamente -en 1992 para adecuar la estructura judicial española a la UE (art. 13.2), y en 2011 para fijar el techo de gasto (art. 135). Por supuesto que Juan Carlos de Borbón, el Jefe del Estado preparado e impuesto por Franco para dejar todo “atado y bien atado”, sigue gozando de privilegiada protección en el seno de la citada Carta Magna”.


Esta primera reflexión, -reitero-, no entronca en el discurso oficial que ha imperado en la historia de la nación ibérica tras la aprobación de la Carta Magna. La matriz de opinión que se ha “cimentado” en la sociedad española, es que se construyó una transición modélica. Un referente de sociedad “democrática” a imitar, e incluso a exportar como si de un producto se tratase.


En el texto, -sin respirar su autor- expone otros argumentos que se dibujan con mayor contundencia, con declarada indignación. Su autor lo sustenta con estas palabras: “La Constitución monárquica que tanto defienden los principales grupos políticos del Estado español es fruto de una “ruptura pactada” con el franquismo, y no de una “ruptura democrática” con éste, que es lo que se demandaba masivamente en la calle. Las estructuras del franquismo siguen intactas, de modo que la “Transición” que tanto nombran nunca ha existido. ¡Y aún tienen el cinismo de llamarla modélica! ¡Que no nos vengan con cuentos! Entre 1976 y 1980 la policía, la Guardia Civil y la extrema derecha asesinaron impunemente a más de cien personas, y miles de detenidos fueron salvajemente torturados. La población fue totalmente ninguneada, ya que la redacción del texto constitucional fue realizada a sus espaldas. Elaborado de forma casi clandestina, el primer conocimiento que tuvo la ciudadanía acerca del mismo fue a través de una filtración a la revista “Cuadernos para el diálogo”, que publicó el borrador y montó una buena bulla”.


Sobre este mismo capítulo de la historia en torno a la transición lo enriquece el también escritor y periodista Alfredo Grimaldos. Autor del libro: Claves de La transición 1973-1986 (Para Adultos) (2). Lo fundamenta con un descollante y preciso estilo sustentado por una acreditada investigación periodística.


Grimaldos nos dice: “La Transición española se diseñó en Langley (Virginia), junto a rio Potomac, en la sede central de la CIA. La fase final de esa compleja operación, que culmina con la restauración monárquica en la persona de Juan Carlos I de Borbón, se comienza a fraguar en 1971, tras la visita del general Vernon Walters a España para entrevistarse con Franco. La avanzada edad del dictador turba los sueños de Richard Nixon, cuyo insomnio pronto se va a agudizar mucho más, con el caso Watergate. Pero en ese momento, una de las mayores preocupaciones del presidente norteamericano en el área internacional es tener bien controlado el proceso de sucesión en España cuando se produzca la desaparición física de quién ha sido un fiel y subordinado aliado de los Estados Unidos desde el comienzo de la guerra fría”.


Volviendo al texto de Paco Azanza, su autor toma nota sobre cada uno de los autores de la Carta Magna. “…se le atribuye a Gabriel Cisneros, José Pedro Pérez Llorca y Miguel Herrero por la UCD -franquista-; Gregorio Peces Barba por un PSOE de ideología decadente, que renunció al marxismo -el 8 de abril de 1978- y se dedicó -y se dedica- a ocupar la mejor “posición” posible a base de lo que haga falta para conseguirlo; Manuel Fraga Iribarne por AP -ministro de Información y Turismo con Franco entre 1962 y 1969, y ministro de la Gobernación en 1976; responsable de numerosos asesinatos durante la ostentación de este último cargo-; Miguel Roca por CIU -de derechas-; y Jordi Solé Tura por un PCE que para poder acceder a la legalidad -el 9 de abril de 1977- hubo de claudicar y pasar a enarbolar en sus mítines la bandera de Franco y de los Borbones, reconocer oficialmente la unidad de España, firmar la Ley de la Reforma Política -18 de noviembre de 1976- y los Pactos de la Moncloa -25 de octubre de 1977-, que supuso un notable retroceso en las conquistas obreras conseguidas con mucho esfuerzo y dolor durante tantos años de lucha. Y todas esas inaceptables concesiones fueron realizadas, según Santiago Carrillo -secretario general, por aquel entonces-, “por el peligro que se cierne sobre la democracia”. 


Sobre los procesos previos a la aprobación de la Constitución de 1978, en este mismo artículo se precisan datos y enfoques: “…conviene recordar que el gobierno no permitió hacer campaña a los partidarios del no y de la abstención. La participación en el referéndum fue sólo del 66,96%, eso a nivel de todo el Estado, donde la mayoría votó “sí”.


En el libro, Claves de la transición… -ya citado en este artículo-, se expone otro “paso” dado para la consolidación de lo que posteriormente se llamó “Monarquía Parlamentaria”. La cita son declaraciones del dictador Francisco Franco. “Cuando, por ley natural, mi Capitanía llegue a faltar, que inexorablemente tiene que faltar algún día, es aconsejable la decisión que hoy vamos a tomar, que contribuirá, en gran manera, a que todo quede atado y bien atado para el futuro”.


Grimaldos lo complementa con solidez en este texto: “Francisco Franco reconoce públicamente, en 1969, su propia condición de mortal y dictaba a las Cortes el nombramiento de Juan Carlos de Borbón como sucesor a título de rey. La última frase de aquel breve discurso se convertiría en la mejor síntesis de la Transición  y la “aconsejable decisión” que se oficializó el 22 de julio de 1969 convertiría al actual rey de España en una pieza fundamental del continuismo franquista. Pero la maniobra para preparar la sucesión del Caudillo comenzó a gestarse bastantes años antes.”


¿A qué se refiere Grimaldos con la aseveración que cierra esta última cita? Ya lo había dejado en “diagonal” en una parte anterior del este artículo. El gobierno de una nación extrajera entra en escena en la preparación de un proceso histórico sombrío de la historia de España.


El presidente Nixon envía un emisario espacial para contactar con el dictador Francisco Franco. Su nombre: Vernon Walters, agente de gran experiencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), quién llegó a ostentar el cargo de Director Adjunto de la CIA.


En otro libro de un valor documental y periodístico incuestionable: La CIA en España. Espionaje, intrigas y política al servicio de Washington (3), cuyo autor es también Alfredo Grimaldos, nos aporta la sinuosa y “secreta” ruta de un intervencionismo propio de la historia del gobierno de los EE.UU. En el capítulo de este libro titulado, La transición de Langley, ya avanzadas algunas ideas y testimonios del texto, nos expone el punto de partida de esta operación que tuvo tres Operaciones. Su autor no los desarrolla así: “Nixon ordena a Walters que se entreviste a solas con Franco e intente averiguar qué medidas políticas y militares ha tomado el dictador en previsión de lo que pueda ocurrir tras su muerte. “Decir que estas instrucciones me estremecieron sería decir muy poco”, escribe Walters”.


Tras el encuentro del enviado especial de Nixon este recibe del dictador las garantías de una sucesión ordenada. Asevera que el príncipe es la única alternativa posible y le pide al emisario que le trasmita al presidente de los Estados Unidos “que el orden y la estabilidad en España quedan garantizados por las oportunas medidas que estoy adoptando”. En ese mismo dialogo el dictador Franco añade: “Mi verdadero monumento no es aquella cruz en el Valle de los Caídos, sino la clase media española”.


Sobre este capítulo de la historia del Estado Español que corresponde al período franquista, Vernon Walter en su libro Misiones discretas (4), da testimonio de esta tesis claramente ocultada. “Expresó- -refiriéndose a Nixon- la esperanza de que Franco elevara al trono al príncipe Juan Carlos. Estimaba que esa sería una solución ideal, que daría lugar a una pacífica y ordenada transición que el propio Franco podría dirigir. De no adoptarse esa solución, el presidente Nixon albergaba esperanzas de que Franco nombrara un primer ministro fuerte, que se encargara de llevar a cabo la transición del régimen de Franco a la monarquía”.


Walters no se queda tranquilo tras su discreto encuentro con el inquilino de El Pardo. Su otra misión era coordinar la actuación de los servicios de información de ambos países una vez que se produzca la muerte del “generalísimo”. Es necesario subrayar que en aquel entonces –lo sigue siendo el actual gobierno- el gobierno franquista fue un aliado geoestratégico del gobierno de los Estados Unidos en Europa.


El enviado de Nixon se reúne con Carrero Blanco y este lo pone en contacto con los responsables del servicio de información que más tarde se llamó SECED (5). Estos encuentros derivaron en tres operaciones.


La primera llamada Lucero. Su objetivo, garantizar que en el funeral y en los días posteriores a la muerte del dictador la situación de las calles fuera de “absoluta tranquilidad”. Esta operación incluía la protección de las instalaciones civiles capitales y el buen cauce del gobierno provisional. La segunda se llamó Diana. Esta la concibió el Estado Mayor del Ejército. El pretexto era prever las “oportunas acciones” en caso de que se produjera un vacío de poder. La tercera Operación se llamó Alborada. Se gestó con la colaboración de la CIA. En ella se concebía al detalle lo que debía hacer en las primeras semanas Juan Carlos de Borbón en los inicios de su reinado. Los ejes de esta tercera operación se elaboraron en el Palacio de la Zarzuela. Para el SECED, esta operación era conocida como Transito.


En La CIA en España…, su autor, acentúa con claridad las esencias de este pasaje de la historia posfranquista. “La Transición se maneja, en todo momento, desde Washington y desde dentro del régimen, para que la actualización del franquismo no se desborde. Y en esa tarea colaboran también destacados políticos de la oposición. La acción coordinada de la CIA y el SECED busca imponer la reforma controlada e impedir a toda costa la ruptura”.


Cabe incluir –a manera de cierre- el testimonio de Manuel Fernández Monzón tomado del libro Claves de la transición…. Por aquel entonces ostentaba el grado de capitán y trabajaba en los servicios de información. Primero en Contrainteligencia y después en el SECED.


Fernández Monzón desmiente todo lo instituido en la historia oficial con estas declaraciones: “No es verdad todo lo que se ha dicho de la Transición. Como eso de que el rey fue el motor. Ni Suarez ni él fueron motores de nada. Solo piezas importantes de un plan muy bien diseñado y concebido al otro lado del Atlántico, que se tradujo en una serie de líneas de acción, en unas operaciones que desembocaron en la Transición. Todo estuvo diseñado por la Secretaria de Estado y la CIA, y ejecutado en gran parte, por el SECED, con el conocimiento de Franco, de Carrero Blanco y de poco más. Por ejemplo, cuando el Estado Mayor del Ejército de Tierra elaboró la Operación Diana, no sabía para lo que estaba haciendo. Era la planificación de una intervención militar en el caso de que aquí se produjera un vacío de poder”.


El video ha revolucionado la historia y el periodismo documental. Su contundencia y valor como herramienta para el testimonio, como una huella imborrable es incuestionable.


El Rey de España hace unas declaraciones para la televisión francesa sobre el genocida Francisco Franco. Responsable de la muerte, tortura y desaparición de miles de españoles entre 1936 y 1975. Estas fueron sus palabras. “El General Franco es, verdaderamente, una figura decisiva, históricamente y políticamente para España, él es uno de los que nos sacó y resolvió nuestra crisis (Guerra Civil) de 1936. Después de esto él jugó un papel político para sacarnos de la Segunda Guerra Mundial. Y por esto, durante nuestros últimos 30 años, él ha sentado las bases para el desarrollo de hoy en día, tal como usted mismo puede constatar”.


Sobre el dictador Francisco Franco sentencia: “Para mí es un ejemplo viviente, día a día, por su desempeño patriótico al servicio de España y, por esto, yo tengo por él un gran afecto y admiración”.


La historia del Estado Español en ese oscuro período aún está por revelar en toda su plenitud. El ocultamiento de estos hechos constituye una afrenta a la cultura de un pueblo que lleva aún fresca las botas de una dictadura, que truncó el curso de la Segunda República. Miles de hombres y mujeres siguen enterrados en cunetas y fosas comunes, víctimas del genocidio que comandó el dictador Francisco Franco. Hombres y mujeres que merecen un entierro digno.


Notas
  1. El título: La de 1978, una Constitución monárquica e impuesta. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=177882
  2. Claves de La transición 1973-1986 (Para Adultos). http://www.planetadelibros.com/las-claves-de-la-transicion-libro-95868.html
  3. Grimaldos, Alfredo. La CIA en España. Espionaje, intrigas y política al servicio de Washington. Publicado en España por la Editorial Debates (PDF) http://colectivolibertariosantboi.files.wordpress.com/2011/02/135-grimaldos-alfredo-la-cia-en-espac3b1a-2006.pdf
  4. Walters, Vernon. Misiones discretas. http://www.iberlibro.com/MISIONES-DISCRETAS-Walters-Vernon-A-Planeta/11549202628/bd
  5. Servicio Central de Documentación (SECED). http://es.wikipedia.org/wiki/Servicio_Central_de_Documentaci%C3%B3n 
  

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