lunes, 19 de mayo de 2014

La guerra biológica contra Cuba

Fidel Castro Ruz denunció el 2 de junio de 1964 el probable empleo por los yanquis de la guerra bacteriológica contra nuestro pueblo. (Foto: Autor no identificado)
Tomado de Bohemia
Por Pedro Etcheverry Vázquez

Durante más de medio siglo, dentro del arsenal de modalidades subversivas aplicadas por los Estados Unidos en su política agresiva y hostil contra Cuba, han estado presentes las acciones de guerra biológica. La característica común de estas agresiones es su coincidencia en el tiempo con el impulso del Gobierno Revolucionario a los planes de desarrollo de actividades productivas específicas, destinadas a fortalecer la capacidad exportadora de la nación y la base alimentaria de nuestro pueblo. 


Los daños causados han sido muy costosos, por la dolorosa pérdida de vidas humanas, los perjuicios materiales causados y los enormes recursos financieros dedicados al enfrentamiento de este tipo de agresiones.



Ya en 1962 el Gobierno estadounidense comenzó a utilizar estos criminales métodos. El 18 de enero, en un documento secreto titulado Proyecto Cuba, donde se exponían las 32 tareas originales de la Operación Mangosta, aparecía la siguiente formulación: 


Tarea 21: “La CIA someterá el 15 de febrero un plan para provocar fracasos en las cosechas alimentarias en Cuba”. La Tarea 33 planteaba “...un plan para incapacitar a los trabajadores azucareros cubanos durante la zafra, mediante el empleo de medios químicos bélicos”. Este año se produjo una epizootia (epidemia entre los animales) de newcastle, enfermedad de origen viral que afectó más de un millón de aves de corral en Pinar del Río, La Habana y Matanzas.


Fidel denuncia

El 29 de mayo de 1964, vecinos de zonas rurales de Sancti Spíritus observaron el descenso de objetos brillantes que al hacer contacto con la tierra se disolvían, dejando en la superficie una sustancia gelatinosa que se diluía en horas. El 2 de junio siguiente el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó la probabilidad de que el Gobierno estadounidense estuviera detrás de estos hechos. Los acontecimientos ocurridos posteriormente demostraron que el máximo líder de la Revolución Cubana tenía razón.

El 19 de enero de 1965, en la finca Santa Catalina, en Santiago de las Vegas, descendió otro globo plástico y al impactar en el suelo expulsó un polvo blanco que afectó un cañaveral. El 4 de septiembre de 1968 fue detenido un extranjero al comprobarse que, actuando al servicio de la CIA, había introducido en Cuba un virus para perjudicar la producción de azúcar. Se ocupó el material biológico y se expulsó del país al visitante.


A principios de mayo de 1971, en el Instituto de Medicina Veterinaria se registraron los primeros casos de la fiebre porcina africana aparecida en el municipio de Boyeros, en La Habana, y que después se propagó a otras regiones. Hubo que sacrificar medio millón de cerdos. 


En el momento del brote, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Ejército de Estados Unidos estaban experimentando con venenos, toxinas mortales, productos para la destrucción de cosechas y otras técnicas de la guerra biológica. 


En 1977, el periódico Newsday, de Long Island, Nueva York, dio a conocer que un recipiente que contenía el virus de la fiebre porcinahabía sido entregado a un agente en Fort Gulick, una base militar de Estados Unidos en el Canal de Panamá, con la misión de hacerlo llegar a una organización terrorista en Cuba. 


En septiembre de 1978, en Holguín se presentó la roya de la caña y hubo que demoler 30 por ciento de las plantaciones. Se sustituyeron 480 mil hectáreas. Al año siguiente apareció, en Villa Clara, el moho azul del tabaco, que al expandirse con alta virulencia, provocó la disminución en las exportaciones y perjuicios al consumo nacional.

Objetivo: la niñez cubana
 
En 1981, se detectaron los primeros casos de fiebre hemorrágica que causó la muerte a cuatro niños en el municipio de Boyeros. Unos días después, los laboratorios del Instituto de Higiene, Epidemiología y Microbiología y el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, del Ministerio de Salud Pública, diagnosticaron una epidemia de dengue del serotipo 02, que afectó a todo el territorio nacional. 


El Departamento del Tesoro de Estados Unidos demoró la autorización de la venta y envío a Cuba de los insecticidas específicos para atacar el mosquito Aedes aegypti y los aspersores de fumigación necesarios para combatirlo. El Gobierno Revolucionario tuvo que adquirirlos en terceros países, a un costo adicional de varios millones de dólares y con la correspondiente demora en su llegada, lo que provocó muchos fallecimientos. 


El Ejército norteamericano había informado de la existencia de una vacuna que incluía la protección contra el dengue-2, que le fue aplicada a la población de la Base Naval de Guantánamo, lo que propició que en dicho enclave militar no se registrara un solo enfermo. 


Las investigaciones condujeron a la evidencia de que la epidemia fue introducida deliberadamente en el territorio nacional, por agentes al servicio del Gobierno de Estados Unidos. 


Especialistas norteamericanos en guerra biológica habían sido los únicos en obtener una variedad de mosquito Aedes aegypti sensiblemente asociada a la transmisión del virus 2, según informó el coronel Phillip Russell, en el XIV Congreso Internacional del Océano Pacífico, efectuado en 1979, dos años antes de que se desatara la epidemia en Cuba. 


En total, se registraron 344 mil 203 personas aquejadas (incluyendo 10 mil 312 graves), 116 mil 143 enfermos fueron hospitalizados, unos 24 mil padecieron hemorragias y 10 mil 224 sufrieron shocks. Murieron 158 pacientes, incluyendo 101 niños.


El 9 de septiembre de ese año, cuando todavía no había concluido la batalla contra el dengue, se detectó la conjuntivitis hemorrágica, que alcanzó una rápida diseminación. Una semana después, durante la inauguración de la 68 Conferencia Mundial de la Unión Interparlamentaria, celebrada en al Palacio de Convenciones, de La Habana, Fidel denunció que el Gobierno de los Estados Unidos estaba utilizando armas biológicas contra Cuba. 


El 10 de octubre de 1981 se reportó el último caso de dengue.

Un brote de disentería ocasionó la muerte de 18 niños en Guantánamo durante 1984 y se extendió a Santiago de Cuba. Las investigaciones arrojaron el aislamiento de la bacteria shigella serotipo 01, no reportada anteriormente en el país. Los dos primeros casos habían participado en una actividad festiva dentro de la Base Naval de Guantánamo, donde ingirieron alimentos y bebidas ligeras. 


A finales de septiembre de este último año, el contrarrevolucionario Eduardo Arocena Pérez, cabecilla de la organización terrorista Omega-7 y conocido por sus vínculos con la CIA, fue declarado culpable del asesinato del diplomático cubano Félix García Rodríguez y de numerosos actos violentos cometidos dentro del territorio norteamericano. 


En un juicio que tardó cinco semanas, el jurado federal no hizo mención a las declaraciones del terrorista en el sentido de que la misión de su grupo era “obtener ciertos gérmenes e introducirlos en Cuba”. 


Posteriormente, en la zona de Monte Oscuro, en Palma Soriano, se detectó la roya del café, que provocó la demolición de más de 300 caballerías, y el despliegue de un intenso tratamiento que duró más de tres años.


Durante el período especial.

Tras la desaparición del campo socialista europeo, en el otoño de 1989, y la desintegración de la URSS, en agosto de 1991, la economía cubana se vio significativamente afectada, ya que el 85 por ciento de su intercambio comercial era con la Unión Soviética. 

El sector agropecuario tuvo que enfrentarse a un reto de grandes proporciones, al verse reducidos los insumos de que disponía para el aseguramiento de los cultivos y las producciones pecuarias, y al tener que responder a una demanda incrementada por las restricciones en las importaciones de alimentos, como consecuencia de las nuevas medidas tomadas por el Gobierno de Estados Unidos. Comenzó para nuestro pueblo el denominado período especial en tiempos de paz, y en estas complejas circunstancias otras epidemias azotaron al país.


En octubre de 1990, cuando se desarrollaban intensamente los planes de producción agrícola para apoyar el Programa Alimentario, apareció la sigatoka negra en lotes de plátanos de Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Holguín, en Contramaestre, Guamá, Palma Soriano y Santiago de Cuba, y en Minas de Matahambre y Mantua, en Pinar del Río. Cuatro meses más tarde se detectó la presencia de acarosis, una enfermedad que afectó la apicultura en Ciego de Ávila, Camagüey, Holguín, Santiago de Cuba, Guantánamo y Granma. Este mal acortaba el ciclo de vida de las abejas. En mayo de 1993 se conoció la presencia de la enfermedad hemorrágica viral del conejo en los alrededores de la capital y esta se extendió a los territorios de La Habana y Matanzas. Se sacrificaron o murieron 122 mil 135 animales. 


La producción de cítricos también fue un objetivo en esta sucia guerra biológica contra Cuba. En diciembre de 1992 fue detectado en Caimanera, Guantánamo, el pulgón negro,el vector más agresivo de la tristeza de los cítricos. Poco menos de un año después apareció el minador de los cítricos en Ceiba del Agua, en La Habana, y al cabo de cinco meses ya se encontraba desde Pinar del Río hasta Camagüey, causando retraso en el crecimiento de las posturas. Si había dudas sobre las causas de tan extrañas plagas, un hecho despejó incógnitas: el 10 de febrero de 1995, en el Aeropuerto Internacional José Martí, varios tubos de ensayo con el virus de la tristeza del cítrico fueron descubiertos dentro del equipaje de un científico extranjero. Los recipientes resultaron decomisados y el portador tuvo que abandonar el país.


Hubo más “casualidades”. El 21 de febrero apareció la broca del cafeto en Buey Arriba, Granma, y en Guamá, Santiago de Cuba, coincidiendo con la visita de un grupo de norteamericanos que supuestamente pertenecían a una organización no gubernamental. Considerada la peor plaga de este cultivo, se le atribuyeron pérdidas de hasta el 80 por ciento de las cosechas y daños directos a los rendimientos agrícolas.


In fraganti
 
El 21 de octubre de 1996, los tripulantes del vuelo de Cubana de Aviación CU-710, que cubría el itinerario La Habana-Las Tunas, observaron sobre el corredor aéreo Girón, en la región occidental, una aeronave monomotor de fumigación modelo S2R, matrícula N3093M, operada por el Departamento de Estado norteamericano, que volaba de norte a sur a unos mil pies por encima de ellos, y que roció sustancias desconocidas. Dicha aeronave había despegado de la Base Patrick de la Fuerza Aérea en Cocoa Beach, Florida, con destino a Gran Cayman. Dos meses después apareció la plaga thrips palmi karny en cultivos de papa de la variedad Diamand, en la Empresa de Cultivos Varios de Jovellanos. El Gobierno Revolucionario denunció oportunamente esta nueva agresión biológica.


El 8 de octubre de ese mismo año, durante la clausura del V Congreso del Partido, Fidel señaló: “Nosotros estamos seguros de que durante un largo período de tiempo el Gobierno de Estados Unidos era responsable de estos hechos, […] porque ellos inventaron todo: cómo contaminar el azúcar que iba en los transportes de los barcos, cómo afectar el comercio, cómo afectarlo todo. […] Son muchas plagas seguidas contra cultivos esenciales: arroz, cítricos, papa, vianda, plátano, caña, café, tabaco, […] ¿Tenemos o no tenemos derecho a denunciar cuando ocurre algo de esto? Sobre algunas de estas cosas no se han hecho denuncias: ¿Cómo usted lo prueba? Incluso algunas de estas plagas pueden ser introducidas por mafias, por grupos contrarrevolucionarios” […] “Cualquier día aparecen unos senadores o unos legisladores y desclasifican algunos documentos […] en que se diga cómo se introdujeron plagas de este tipo en nuestro país. […] Cuántas veces no nos habrán tomado a nosotros de conejillos de Indias para probar los efectos de enfermedades, en las plantas, en el hombre”.

La guerra sucia continúa
 
La llegada del nuevo milenio no implicó que disminuyeran “las casualidades” en el sector agropecuario. En noviembre del 2002 apareció en la provincia de La Habana el síndrome gastroentérico transmisible del cerdo, provocado por un virus exótico, sin antecedentes en nuestra masa porcina. Durante la investigación realizada por científicos cubanos se concluyó que la cepa coincidía genéticamente con la aislada en Estados Unidos durante una epidemia ocurrida en 1999.


Cuba ha sido objeto de numerosas agresiones biológicas. La voluntad política del Gobierno Revolucionario de destinar los recursos que fueran necesarios para enfrentar estos males, la dedicación del personal especializado de los ministerios de Salud Pública y Agricultura, de la Academia de Ciencias y de otras instituciones científicas, más el oportuno apoyo brindado por las organizaciones políticas y de masas en el enfrentamiento a este tipo de agresiones, han evitado que las afectaciones sean mucho mayores. La guerra biológica que ha causado tanto daño y luto a nuestro pueblo constituye un hecho irrefutable.
En 1971 se desató el virus de la fiebre porcina africana y hubo que sacrificar medio millón de cerdos.
Foto: Autor no identificado)

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Guerra biológica: acciones encubiertas con fines subversivos, a partir de la introducción de bacterias, virus, hongos, toxinas, ácaros y otros organismos productores de enfermedades existentes en la naturaleza —ocasionalmente procesados en laboratorios para dificultar su enfrentamiento— con el propósito de subvertir la situación social y económica de una nación.

“Cuando regresamos del aeropuerto, vomitó el desayuno. Y al poco rato me dijo: ¡Ay, me caigo! […]. A las 10 de la noche de ese mismo día le repitió el mareo y regresamos al hospital […]. Decidieron ingresarla […]. A media noche le pedí que durmiera y me respondió que no porque se iba a morir […]. Antes de cerrar los ojos me dio un beso muy frío y me pidió que no le soltara la manito […]. Como a las dos de la madrugada su mano comenzó a perder fuerzas dentro de la mía. Cuando la miré estaba moradita […] Y ya  […]. A los seis meses, producto de eso, el padre murió, a él le atacó mucho el corazón.”  [Testimonio de Silvia Torres, madre de la niña Ernestina Oñate, fallecida de dengue hemorrágico, a la edad de 12 años] ____________
*Especialista del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado (Cihse)


Fuentes consultadas
Documentos localizados en Foreign Relations of the United States, 1961-1963 Volume X, Cuba 1961-1962 (Department of State, Washington, 1997); y Supuestas conspiraciones de asesinatos involucrando a líderes extranjeros. Informe provisional del Comité Selecto del Senado de Estados Unidos para estudiar operaciones gubernamentales relacionadas con las actividades de inteligencia (Imprenta del Gobierno de Estados Unidos, Washington, 1975). El discurso de Fidel en la clausura del V Congreso del Partido (Granma, 29 de octubre de 1997). La declaración de Fidel Denuncia probable empleo por los yanquis de la guerra bacteriológica contra nuestro pueblo (Revolución, 2 de junio de 1964). La Demanda del Pueblo Cubano contra el Gobierno de Estados Unidos por los Daños Económicos Ocasionados a Cuba (Editora Política, 2000). El texto periodístico Cuba denuncia agresión biológica (Granma, 7 de mayo de 1997). Declaración del terrorista de origen cubano Eduardo Arocena Pérez ante el Tribunal Federal de la ciudad de Nueva York (en Exp.2 FBINY, 1984).

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