Por María M. Jerez
Periodista cubana
Hay a quienes la historia los perpetua en sus páginas más relevantes
de todas las épocas. El tiempo corre como viento impulsor de nuevos
cambios, más los pensamientos de los héroes latinoamericanos conforman la cátedra de toda la literatura de nuestros pueblos.
En el marco de las celebraciones del aniversario 161 del natalicio del Apóstol de Cuba, José Martí, y de la inauguración de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC),
es necesario hacer una parada para revivir el constante pensamiento
político del Héroe cubano a favor de la libertad y el progreso de
América Latina, sin la injerencia de los Estados Unidos.
Justo este 28 de enero, los líderes políticos de Latinoamérica y el
Caribe se juntan para aunar voluntades en pos de fomentar la integración
regional, la promoción de un desarrollo sustentable, impulsar una
agenda regional en foros, potenciar el diálogo entre estados y
organizaciones de la región, favorecer la cooperación, entre otros
objetivos que abraza la organización.
La CELAC da paso a la era nueva de Latinoamérica y el Caribe, como lo
soñaron Martí y otros próceres independentistas del continente
americano. Sin embargo, en el presente siglo, Norteamérica continúa con
las mismas prácticas de su política exterior bajo la frase “América para
los americanos”. Para materializar tales palabras acude a la
guerra mediática y a los grandes medios de comunicación existentes.
También insta a la desestabilización de las naciones y, para
ello,utiliza millones de dólares como palanca de pago. A esto se agregan
los planes de golpes de Estado, el ciberespionaje y eventos para
desprestigiar o citar sanciones políticas y comerciales contra aquellos
pueblos que han dejado de ser sus patios traseros.
Recientemente, en la Universidad Internacional de la Florida, en
Miami, se llevó a cabo una contra cumbre a la CELAC, la cual sirvió de
espacio para interferir la magna cita que tiene lugar este martes en La
Habana. El dolor crece dentro de las células del Imperio al ver a una
América Latina y Caribeña que decide tomar rumbo al progreso, sin contar
con su presencia. “Triste” y bien llegada la soledad de los vecinos del
norte, como los llamo José Martí.
El presente dice otra cosa, la retórica ha cambiado, los países
latinoamericanos y caribeños encontraron el momento para unirse en un
diálogo abierto donde el respeto a las diferencias prima como punto
destacable para llevar adelante los objetivos planteados en la CELAC.
Justo ha llegado el momento de los pueblos del Caribe y de
Latinoamérica. Ante la defensa de unidad de estas naciones, Martí señaló
en su ensayo político Nuestra América: Los árboles se han de poner en
fila,para que no pase el gigante de las siete leguas. Es la hora del
recuento, y dela marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como
la plata en las raíces de Los Andes.
Sobre el destino emancipador de los pueblos apuntó: “Los pueblos
que no se conocen han de darse prisa por conocerse, como quienes van a
pelear juntos. Los que se enseñan los puños, como hermanos celosos, que
quieren los dos la misma tierra, o el de la casa chica, que le tiene
envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una, las dos
manos”.
Hoy la CELAC constituye la organización que fragua los ideales
antiimperialista y latinoamericanista de José Martí en esta nueva
oportunidad que tienen las naciones latinoamericanas y caribeñas en su
marcha por la unidad, sin la presencia del gran dictador, los Estados
Unidos.
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