José María Aznar, expresidente de España, a la izquierda, y Mario Vargas Llosa, premio literatura 2010, a la derecha. Dios los cría y... bueno, ya saben,... el servilismo al imperialismo los junta. |
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Según informaciones trascendidas en Lima y La Paz, Vargas Llosa tiene
planeado visitar Santa Cruz, a partir del 22 de enero, con el propósito
de reunirse allí con conocidos adversarios de baja calaña de Morales,
entre ellos, el gobernador de esa región, Rubén Costas.
Igual quiso hacer y con idéntico objetivo, el pasado año, el
desprestigiado opositor venezolano, Henrique Capriles, quien decidió
después suspender su viaje a la ciudad cruceña, ante el repudio que le
esperaba de los bolivianos.
Que Capriles lo hubiera hecho, demostraría una vez más que ese
frustrado venezolano es solo un monigote de Estados Unidos, además de un
“político” mediocre, que ni siquiera es apreciado por sus exseguidores.
También podría explicarse que el derechista expresidente del gobierno
español José María Aznar, bautizado como el “palanganero” de
Washington, visitara Bolivia para pretender desestabilizarla en un año
electoral, por instrucción de la Casa Blanca.
Sin embargo, que lo haga Vargas Llosa sin duda alguna le resta
reputación a un escritor que, pese a ser un hipercrítico y contrario
ideológicamente quizás por resentimiento, a los procesos revolucionarios
en Latinoamérica, es un reconocido escritor de la Patria Grande.
Son bien conocidas las posturas políticas conservadoras del peruano
Premio Nobel de Literatura 2010, y sus vínculos con fundaciones
internacionales y “Organizaciones No Gubernamentales” (ONGs), que operan
financiadas por el régimen de Washington.
Pero, el respeto a la soberanía y a la independencia de otros países,
y la no injerencia en sus asuntos internos, son principios elementales
que debería propugnar un intelectual como Vargas Llosa.
Actuar similar a Capriles o Aznar, o al terrorista de origen cubano
devenido en “periodista” Carlos Alberto Montaner , más que mostrar su
contrariedad con los cambios independentistas en América Latina, le
hacen perder cada vez más credibilidad entre sus compatriotas, y
colocarlo en el mismo saco que esos “caballeritos” subversivos y
guerreristas.
El anuncio del viaje de Vargas Llosa a Bolivia ya ha generado un gran
rechazo entre los habitantes de la Pachamama y las autoridades de La
Paz, y no pueden descartarse movilizaciones de repudio ante su eventual
presencia allí.
Su posible estancia en Santa Cruz puede afectar incluso los nexos
entre los pueblos de ambos Estados vecinos, hermanados por raíces
históricas y culturales, que el novelista peruano debería fomentar,
contrario a dañarlos.
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