Por M. H. Lagarde.
De que la anunciada contracumbre que
sesiona en la Universidad Internacional de la Florida de Miami no es más que
una cortina de humo que intenta distraer a la opinión pública mundial del
rotundo fracaso que significa para Estados Unidos la reunión de toda América
Latina y el Caribe en la Habana, dan fe los partes de prensa que hasta ahora se
han publicado sobre dicho evento.
El exilio cubano en Miami lamenta el
"giro diplomático" de la ONU y la OEA dice la agencia EFE, mientras
en periódico de la mafia anticubana de Miami, El Nuevo Herald, señala:
Activistas en Miami rechazan presencia de la OEA en Cuba.
Como ya se
ha confirmado, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el de la
Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, visitarán la
isla la próxima semana, con ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (Celac), lo que ha provocado duras críticas y un
notable enfado en la comunidad cubana de Miami.
En realidad el enfado de los
"activistas" en la contracumbre poco tiene que ver con la presencia
de de ambos políticos en La Habana y sí mucho con el aislamiento en la región
que significa la reunión en La Habana para el verdadero organizador de la
contracumbre en Miami, el gobierno de Estados Unidos. Aún antes de celebrarse
ya la cumbre de la CELAC, como la CELAC misma, puede considerarse un éxito si
se tiene en cuenta que en una organización de ese tipo los países de América
Latina y el Caribe, teniendo en cuenta sus diferencias, decidan unirse y tomar
las riendas de sus destinos sin la dirección de Washington.
Además del supuesto enfado por la
presencia de Ban Ki-moon y de José Miguel Insulza en La Habana, los
participantes en la contracumbre que sesiona en la Universidad Internacional de
la Florida de Miami han aprovechado la oportunidad para resaltar el papel de
víctima de la llamada oposición cubana, un engendro en el que el gobierno de
Estados Unidos ha gastado cientos millones de dólares en su manutención
infructuosamente.
La mejor prueba de ese inmoral
desperdicio del dinero del contribuyente norteamericano puede encontrarse en
aquellos que ahora en la contra cumbre de la Florida se erigen defensores de
los llamados disidentes cubanos.
Según Efe, el presidente del
Movimiento Democracia, Ramón Saúl Sánchez, denunció que el régimen cubano está
aprovechando la cita internacional de la Celac para realizar estos días una
"brutal represión" sobre la oposición interna en la isla.
El exilio cubano aprovechará la
reunión de hoy para realizar una "apelación encarecida" a los
secretarios generales de la ONU y de la OEA "para que aprovechen su visita
a La Habana y exijan a las autoridades de Cuba que detengan la persecución y la
represión de la oposición interna".
Es imprescindible que Ban e Insulza
"reciban en La Habana a los distintos dirigentes opositores y a las Damas
de Blanco" para que puedan explicarles "la realidad de la sociedad
cubana", explicó Sánchez.
De igual forma, EFE citó al reconocido
agente de la CIA, Carlos Alberto Montaner, quien dijo que mientras los líderes
de la ONU y la OEA se preparan para viajar a La Habana, "la policía
política acosa y aporrea a las Damas de Blanco y a los demócratas de la
oposición que se atreven a protestar" y denunció la "inmundicia
moral" y la "hipocresía" de muchos políticos latinoamericanos
que prefieren convivir "en silencio" con "polvorientas
dictaduras", y a los que nada importa "lo que sucede en Cuba o
Venezuela".
El traidor
Hubert Matos y el mercenario Antonio Rodiles.
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Por si alguien todavía no sabe
quiénes son estos defensores de los “disidentes”, es bueno recordar que el
primero, Ramón Saúl Sánchez cuenta con extenso expediente como terrorista en
los Estados Unidos, actividad por la que fue a prisión en ese país. Para solo
citar un dato, el ahora "pacifista" preocupado por derechos humanos
en Cuba en 1984 fue sancionado a una condena de cuatro años de privación de
libertad por negarse a comparecer ante un gran jurado norteamericano en Nueva
York que trataba de esclarecer las actividades de Omega-7, organización que
llegó a ser considerada por el FBI como "la organización terrorista más
peligrosa en Estados Unidos en esa época.
El segundo, Carlos Alberto Montaner
más conocido por la fatuidad de sus predicciones sobre la realidad cubana en
infinidad de periódicos de Latinoamérica aún tiene una causa judicial pendiente
en la Isla por colocar bombas, durante la década del 60 del pasado siglo, en
tiendas y cines de La Habana.
La farsa de la contracumbre en Miami
no puede ser más burda. Con tales defensores y voceros no es de extrañar que el
imperio, el principal paladín de la lucha contra el terrorismo en el mundo, se
encuentre cada vez más solo.
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