miércoles, 29 de enero de 2014

Cronología de un oficial CIA en La Habana que quiere ser tuitero


Por JEAN-GUY ALLARD

A Conrad Tribble, el Jefe Adjunto de la Sección de Intereses de EEUU en Cuba que pretendió dar instrucciones a la prensa extranjera para la Cumbre de la Celac, poco le gusta hablar de su trabajo en Haití cuando fue derrocado el Presidente Aristide, y en Iraq donde se encontraba empotrado en la 3ra Brigada de Combate – 82nd Airborne Division – apoyando un proyecto USAID de “reconstrucción”.
 
Curiosamente, en Haití donde asesoró a su amigo Caleb McCarry en su plan golpista, y en Bagdad, en esta ciudad destruida por las propias tropas gringas,  poco predicó su forma de “democracia” como tanto pretende hacerlo en Cuba.

Del 2003 al 2005, Tribble era el “comisario político” de su embajada en Puerto Príncipe cuando las tropas de la ONU se introducen para la “pacificación” del país.

En el 2004, en Haití, el representante del Instituto Republicano Internacional (IRI), Caleb McCarry, dirigió con su ayuda el complot golpista contra el presidente Aristide. La operación se hizo con el intermediario de Stanley Lucas, un delincuente político vinculado a la dictadura de los Duvalier, cuya familia se ilustró con la masacre de 200 campesinos.

El IRI arregló entonces la operación, montada con una tropa de mercenarios y supervisada por la CIA, que terminó por el secuestro del presidente para llevarlo y soltarlo… ¡en el medio de África! Un bochornoso guión con tremendo olor a fascismo  y a racismo.

El Partido Lavalas de Aristide seguía siendo la organización política de Haití con el apoyo popular más grande por un margen enorme. “Si hubiera una elección celebrada hoy, Lavalas iba a ganar,” admitió el propio Tribble en una entrevista con la prensa. ¿Dónde tenía entonces su retórica y sus principios de predicador de la democracia?

Cuando dirige a sus agentes desde la embajada, los partidarios de Lavalas apenas podían salir a la calle con seguridad, mientras que el líder paramilitar de derecha Guy Philippe, que fue entrenado por las Fuerzas Especiales de Estados Unidos en Ecuador en los años 90, pusieron  en marcha su propio partido político, el Frente de Reconstrucción Nacional.

Tremendo éxito para un defensor de la “democracia” como Tribble.

El colmo: su socio McCarry – un ex funcionario de la oficina de Jesse Helms –  fue luego designado para administrar… el Plan Bush de Anexión de Cuba.

De esto, Mr Tribble tampoco se recuerda.

EN IRAQ, TRIBBLE SE ABSTUVO DE FABRICAR DISIDENTES

“Parte del trabajo de Conrad Tribble es tratar de convencer a la gente de otros países que los estadounidenses son gente buena”, reportaba entonces Sandy Mazza, una periodista de Los Ángeles que lo entrevistó mientras estaba en Iraq.

“Es difícil salir y convencer a la gente de que los EEUU están bien”, confesó Tribble. “Este es un país tan grande, es tan dominante (sic). Se sienten amenazados porque somos tan grande económica y militarmente.”

Tal vez, los iraquíes se sentían también amenazados porque los “amigos” yanquis provocaron en su mayor parte  las 1 033 000 muertes violentas registradas como consecuencia de  la agresión norteamericana a Iraq.

Cuando el Pentágono decidió dar una conferencia de prensa, el 15 de diciembre de 2008, sobre el tema de la llamada “ayuda humanitaria” supuestamente suministrada por sus tropas en Iraq, escogieron dos portavoces: el Colonel Mark Dewhurst y el “empotrado” Conrad Tribble.

La Teleconferencia tuvo lugar desde la sala de los “briefing” del  Pentágono, en Arlington, Virginia – a pocos kilómetros del cuartel general de la CIA.

Cuando lo interrogan sobre el papel de su equipo en Bagdad, contesta que se dedica a mejorar el alcantarillado y la recogida de basura. Pero añadió que se atendía también el tema de… las próximas elecciones.

Su lenguaje corresponde, a la perfección, a las orientaciones por las cuales agentes de inteligencia se guían en su trabajo de penetración.

Fíjese. “Hacemos un montón de desarrollo político, centrándonos principalmente en las elecciones y el apoyo a los partidos y candidatos…”, dijo el “diplomático” estadounidense.

“También hay una gran cantidad de formación que se ofrece  por el National Democratic Institute (NED), el Instituto Republicano Internacional (IRI), para los partidos políticos y candidatos. Y algunos de esos candidatos son personas que hemos identificado y son una especie de embudo (sic)  en este entrenamiento.” Más claro ni el agua.

La Ned y el IRI preparando las elecciones con los candidatos “identificados”. Uno cree leer las instrucciones de la CIA o de la USAID para el apoyo a la “democracia” en Venezuela. O en Ucrania, en Egipto, en Irán. Lo mismo con lo mismo.

Del IRI mencionamos lo del Haití. Pero recuérdese: en 2002, en Venezuela, el IRI – para dar solo este ejemplo – se dedicaba a engrasar descaradamente a distintos grupos antichavistas. El IRI participó activamente en operaciones de apoyo al golpe de abril de 2002 contra el presidente Hugo Chávez.

En los meses anteriores al secuestro del líder bolivariano, el IRI mantuvo un puente aéreo entre Caracas, Miami y Washington, enviando politiqueros, líderes sindicales y comunitarios corruptos a Estados Unidos para reunirse con organizaciones de la extrema derecha y establecer contactos con oficiales del Departamento de Estado.

El IRI financió a Primero Justicia, el actual partido del delincuente venezolano  Capriles Radonski, cómplice del asalto a la Embajada de Cuba, y luego denunciado e inculpado por el Fiscal Danilo Anderson, cobardemente asesinado.

Los presupuestos de las agencias de subversión, la USAID, el IRI y la NED, han aumentado constantemente en la última década, y más que todo para su trabajo en América Latina, donde están destinados más de 2 mil millones de dólares.

Con su sonrisa Colgate y su pelado a la Ceaucescu, Conrad Tribble es solo un ejemplar de los miles de “honorables” representantes de la CIA defendiendo los intereses imperiales en cada rincón del planeta. A pesar de su estilo “relaciones públicas”, el oficial Tribble – que unos colegas de Washington apodaron Kid Kodak por su manía de acercarse a las cámaras – busca en La Habana los mismos objetivos que defendía en Bagdad: penetrar para mejor debilitar,  vencer y pisar.

En la conclusión del mencionado encuentro con la prensa del Pentágono, Tribble tuvo un momento de franqueza al  elogiar a los norteamericanos presentes en Iraq, cuando precisó que trabajaban, no por Iraq sino por los intereses de EEUU en Iraq: “Yo sólo creo que es importante recordar (…) que estas son las personas que están haciendo enormes sacrificios para defender los intereses de Estados Unidos en Iraq”, dijo en claro.

A los Tribble del mundo, les queda aprender que La Habana no es Kiev, ni Trípoli, ni el Cairo. Tampoco lo son Caracas, Quito o La Paz. La soberanía latinoamericana no tiene precio y tarde o temprano tendrán que tragárselo.

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