Por JEAN-GUY ALLARD
A Conrad Tribble, el Jefe Adjunto de la Sección de Intereses de EEUU
en Cuba que pretendió dar instrucciones a la prensa extranjera para la
Cumbre de la Celac, poco le gusta hablar de su trabajo en Haití cuando
fue derrocado el Presidente Aristide, y en Iraq donde se encontraba
empotrado en la 3ra Brigada de Combate – 82nd Airborne Division – apoyando un proyecto USAID de “reconstrucción”.
Curiosamente, en Haití donde asesoró a su amigo Caleb McCarry en su
plan golpista, y en Bagdad, en esta ciudad destruida por las propias
tropas gringas, poco predicó su forma de “democracia” como tanto
pretende hacerlo en Cuba.
Del 2003 al 2005, Tribble era el “comisario político” de su embajada
en Puerto Príncipe cuando las tropas de la ONU se introducen para la
“pacificación” del país.
En el 2004, en Haití, el representante del Instituto Republicano
Internacional (IRI), Caleb McCarry, dirigió con su ayuda el complot
golpista contra el presidente Aristide. La operación se hizo con el
intermediario de Stanley Lucas, un delincuente político vinculado a la
dictadura de los Duvalier, cuya familia se ilustró con la masacre de 200
campesinos.
El IRI arregló entonces la operación, montada con una tropa de
mercenarios y supervisada por la CIA, que terminó por el secuestro del
presidente para llevarlo y soltarlo… ¡en el medio de África! Un
bochornoso guión con tremendo olor a fascismo y a racismo.
El Partido Lavalas de Aristide seguía siendo la organización política
de Haití con el apoyo popular más grande por un margen enorme. “Si
hubiera una elección celebrada hoy, Lavalas iba a ganar,” admitió el
propio Tribble en una entrevista con la prensa. ¿Dónde tenía entonces su
retórica y sus principios de predicador de la democracia?
Cuando dirige a sus agentes desde la embajada, los partidarios de
Lavalas apenas podían salir a la calle con seguridad, mientras que el
líder paramilitar de derecha Guy Philippe, que fue entrenado por las
Fuerzas Especiales de Estados Unidos en Ecuador en los años 90, pusieron
en marcha su propio partido político, el Frente de Reconstrucción
Nacional.
Tremendo éxito para un defensor de la “democracia” como Tribble.
El colmo: su socio McCarry – un ex funcionario de la oficina de Jesse
Helms – fue luego designado para administrar… el Plan Bush de Anexión
de Cuba.
De esto, Mr Tribble tampoco se recuerda.
EN IRAQ, TRIBBLE SE ABSTUVO DE FABRICAR DISIDENTES
“Parte del trabajo de Conrad Tribble es tratar de convencer a la
gente de otros países que los estadounidenses son gente buena”,
reportaba entonces Sandy Mazza, una periodista de Los Ángeles que lo
entrevistó mientras estaba en Iraq.
“Es difícil salir y convencer a la gente de que los EEUU están bien”,
confesó Tribble. “Este es un país tan grande, es tan dominante (sic).
Se sienten amenazados porque somos tan grande económica y militarmente.”
Tal vez, los iraquíes se sentían también amenazados porque los
“amigos” yanquis provocaron en su mayor parte las 1 033 000 muertes
violentas registradas como consecuencia de la agresión norteamericana a
Iraq.
Cuando el Pentágono decidió dar una conferencia de prensa, el 15 de
diciembre de 2008, sobre el tema de la llamada “ayuda humanitaria”
supuestamente suministrada por sus tropas en Iraq, escogieron dos
portavoces: el Colonel Mark Dewhurst y el “empotrado” Conrad Tribble.
La Teleconferencia tuvo lugar desde la sala de los “briefing” del
Pentágono, en Arlington, Virginia – a pocos kilómetros del cuartel
general de la CIA.
Cuando lo interrogan sobre el papel de su equipo en Bagdad, contesta
que se dedica a mejorar el alcantarillado y la recogida de basura. Pero
añadió que se atendía también el tema de… las próximas elecciones.
Su lenguaje corresponde, a la perfección, a las orientaciones por las
cuales agentes de inteligencia se guían en su trabajo de penetración.
Fíjese. “Hacemos un montón de desarrollo político, centrándonos
principalmente en las elecciones y el apoyo a los partidos y
candidatos…”, dijo el “diplomático” estadounidense.
“También hay una gran cantidad de formación que se ofrece por el
National Democratic Institute (NED), el Instituto Republicano
Internacional (IRI), para los partidos políticos y candidatos. Y algunos
de esos candidatos son personas que hemos identificado y son una
especie de embudo (sic) en este entrenamiento.” Más claro ni el agua.
La Ned y el IRI preparando las elecciones con los candidatos
“identificados”. Uno cree leer las instrucciones de la CIA o de la USAID
para el apoyo a la “democracia” en Venezuela. O en Ucrania, en Egipto,
en Irán. Lo mismo con lo mismo.
Del IRI mencionamos lo del Haití. Pero recuérdese: en 2002, en
Venezuela, el IRI – para dar solo este ejemplo – se dedicaba a engrasar
descaradamente a distintos grupos antichavistas. El IRI participó
activamente en operaciones de apoyo al golpe de abril de 2002 contra el
presidente Hugo Chávez.
En los meses anteriores al secuestro del líder bolivariano, el IRI
mantuvo un puente aéreo entre Caracas, Miami y Washington, enviando
politiqueros, líderes sindicales y comunitarios corruptos a Estados
Unidos para reunirse con organizaciones de la extrema derecha y
establecer contactos con oficiales del Departamento de Estado.
El IRI financió a Primero Justicia, el actual partido del delincuente
venezolano Capriles Radonski, cómplice del asalto a la Embajada de
Cuba, y luego denunciado e inculpado por el Fiscal Danilo Anderson,
cobardemente asesinado.
Los presupuestos de las agencias de subversión, la USAID, el IRI y la
NED, han aumentado constantemente en la última década, y más que todo
para su trabajo en América Latina, donde están destinados más de 2 mil
millones de dólares.
Con su sonrisa Colgate y su pelado a la Ceaucescu, Conrad Tribble es
solo un ejemplar de los miles de “honorables” representantes de la CIA
defendiendo los intereses imperiales en cada rincón del planeta. A pesar
de su estilo “relaciones públicas”, el oficial Tribble – que unos
colegas de Washington apodaron Kid Kodak por su manía de acercarse a las
cámaras – busca en La Habana los mismos objetivos que defendía en
Bagdad: penetrar para mejor debilitar, vencer y pisar.
En la conclusión del mencionado encuentro con la prensa del
Pentágono, Tribble tuvo un momento de franqueza al elogiar a los
norteamericanos presentes en Iraq, cuando precisó que trabajaban, no por
Iraq sino por los intereses de EEUU en Iraq: “Yo sólo creo que es
importante recordar (…) que estas son las personas que están haciendo
enormes sacrificios para defender los intereses de Estados Unidos en
Iraq”, dijo en claro.
A los Tribble del mundo, les queda aprender que La Habana no es Kiev,
ni Trípoli, ni el Cairo. Tampoco lo son Caracas, Quito o La Paz. La
soberanía latinoamericana no tiene precio y tarde o temprano tendrán que
tragárselo.
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