Obama dijo, “No nos vamos a disculpar porque nuestros servicios de inteligencia son más efectivos”. |
Por Marta G. Sojo
Sería una quimera pensar que
Estados Unidos dejaría de espiar a los ajenos. Así que si alguien
esperaba que las palabras pronunciadas el pasado viernes por el
presidente norteamericano acerca de la remodelación de la labor de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), implicara un cambio en sus manejos en el espionaje, falló medio a medio.
Barack Obama simplemente aplicó maquillaje nuevo,
en algunos lugares, y no más allá. A sus amigos les aseguró que no les
pincharían sus celulares. Para su administración con eso es suficiente
para aplacar molestias e iras de aliados y opinión pública.
Si deshojamos algo las palabras del presidente
estadounidense, se infiere que los servicios de espionaje de Estados
Unidos seguirán compilando información sobre los gobiernos extranjeros
para conocer sus intenciones. Tampoco faltó su tono dominante, al
declarar: “No nos vamos a disculpar simplemente porque nuestros
servicios de inteligencia son más efectivos”.
A juicio de diversos analistas, la alocución de Obama
fue dirigida hacia los ciudadanos norteamericanos, quienes estaban algo
indignados, por el aquello de que atenta contra sus libertades. No lo
estaban tanto por los excesos contra dirigentes extranjeros.
Pero a pesar de que algunas opiniones de lo
expresado por el mandatario eran recibidas por la audiencia de manera
favorable, los analistas locales consideraron que las argumentaciones
fueron insuficientes y poco precisas. Anunció y prometió mucho, pero sin
hacer afirmaciones concretas. El editorial de The New York Times
califica los cambios propuestos como “frustrantemente escasos en lo
específico y vagos en su implementación”. Otro diario reconocido, The Wall Street Journal
piensa que Obama intentó “contentar a todos de manera retórica” y
critica que algunas de sus nuevas propuestas “harán muy poco por la
privacidad y quizás hagan el país menos seguro”.
De todas maneras, no consiguió contentar ni a las
exigencias de grupos de derechos humanos, que alertan sobre la violación
de la privacidad individual de estas prácticas, como tampoco a los
políticos, de tendencias conservadoras, que ven en las limitaciones, por
tímidas que pudieran parecer, una traba en el trabajo de la
inteligencia que podría comprometer la seguridad nacional de Estados
Unidos. A todas estas, nada de lo dicho por Obama será de aplicación
inmediata, y además deberá contar con la aprobación del Congreso, donde
hay opiniones divididas en cuanto al impacto que pudieran tener sobre la
seguridad nacional. Así que con tantos vericuetos, tarde, mal y nunca.
Mientras, por Europa no se interpretó de la misma
manera. Los alemanes se mantienen recelosos e ironizan con el discurso.
Incluso algunos articulistas germanos comentaban que tampoco el gobierno
de su país confía un ápice en las buenas intenciones norteamericanas.
Fin de la historia. La NSA no se hará ninguna
cirugía estética para mudar de aires, sólo pequeñas variaciones que no
dicen mucho a la envergadura de su contenido.
En lo que a mí respecta, resumiría lo expresado
por el jefe de la Casa Blanca, tomando prestado el título de un programa
humorístico nacional: A otro con ese cuento.
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