miércoles, 22 de enero de 2014

José Manuel García Margallo denota servilismo al imperialismo




Hace pocos días se manejó por las redes la posibilidad de revisión del Acuerdo de Posición Común (una extensión del bloqueo norteamericano contra Cuba, propuesto por el ex-presidente José María Aznar y aprobada en 1996), por parte de la Comunidad Europea.

Sin embargo, el Ministro español de Relaciones Exteriores, José Manuel García- Margallo, ha expresado su rechazo a la derogación del mismo, subrayando que sólo será reemplazada por un acuerdo bilateral si Cuba “garantiza el respeto a los derechos humanos”.

¿Qué José Manuel García- Margallo se atreve a hablar de respeto a los derechos humanos? Todo parece que con la visita de Rajoy a la Casa Blanca, hay que seguir siendo un ciervo de la política hegemónica del gobierno de Estados Unidos; tan sumisos como lo fue José María Aznar a “petición” de George W. Bush.

Con tal de sentirse acurrucado en palmaditas por parte de Obama con referencia a las medidas de recortes llevadas a cabo por el gobierno y el Partido Popular, así como un simple amago de visto bueno para así zanjar la euforia al tema “Cataluña”, es necesario complacer al amo con el tema Cuba.

Pero como quien desea tirar piedras, teniendo el tejado de vidrio, Margallo se atreve de hablar de Derechos Humanos con la misma desarmonía y desconcierto idiomático de Ana Botella y su, digamos ingenua, invitación a una “relaxing cup de café con leche en Plaza Mayor”. ¡Nada! Que el Ministro tiene la misma moral para hablar de DDHH como Ana Botella sabe de inglés.

Para esto no importa si con ello se retrocede al bache del período 2006-2007, donde la sombra de José María Aznar y toda la prole del mayor extremismo del Partido Popular, cuando se intentó frenar todo acercamiento por parte del entonces Ministro Moratinos. Algo que wikileaks dejó a la luz pública toda intensión de Estados Unidos en incentivar dichas desavenencias.

De todas maneras, García-Margallo debería, al menos por cordura (aunque sabemos que por política partidista le falta toda ética) mantener su boca cerrada y preocuparse más por las cada vez más crecientes protestas que sufre en su propio territorio.
Su actitud sólo denota servilismo al imperialismo.

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