Discurso
del Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García
Linera, que fue leído en la sesión de posesión del Presidente Evo
Morales y del mismo Vicepresidente, el 22 de enero 2015.
Tomado de Rebelion.org
Los bolivianos y la mayor parte de América latina estamos viviendo
una década extraordinaria de luchas y grandes conquistas populares.
La movilización de identidades populares, indígenas, campesinas,
obreras y juveniles han cambiado y están cambiando las estructuras
políticas y económicas dando lugar a la mayor concentración de gobiernos
progresistas y revolucionarios de nuestra historia.
América
Latina se ha puesto a la vanguardia mundial de la construcción de
sociedades post-neoliberales. Mientras que en el resto del mundo, el
neoliberalismo aun sigue destruyendo sociedades y economías populares,
en Latinoamérica ya no es más que un triste recuerdo arqueológico.
Hemos nacionalizado recursos naturales devolviendo a los estados del
continente la base material de la soberanía extraviada; hemos
distribuido la riqueza entre los más necesitados creando Estados
sociales protectores y equitativos; hemos dinamizado y diversificado la
economía apuntalando la creatividad de los productores; millones de
jóvenes han accedido a la educación escolar y universitaria y otros
tanto al empleo, renaciendo en sus espíritus la esperanza de unas
patrias dignas.
El continente está rompiendo tutelajes y ´padrinazgos obscenos y ha retomado su capacidad de decidir su propio destino.
Las naciones indígenas oprimidas por siglos, los movimientos sociales
explotados por décadas no solo han retomado el protagonismo histórico
sino que, como en Bolivia, se han vuelto poder de Estado y hoy conducen
el país.
Se ha avanzado en 10 años más que en los 200 años anteriores. Pero no basta.
El despertar revolucionario de los pueblos ha abierto un horizonte de
posibilidades mucho más profundo, mucho más democrático, mucho más
comunitario, es decir socialista, al que no podemos renunciar, sino es a
riesgo de una restauración conservadora en la que ni siquiera la
memoria de los muertos estará a salvo.
SOCIALISMO no es una
etiqueta partidaria pues muchas veces esos solo ha servido para camuflar
la aplicación de la barbarie neoliberal.
Socialismo tampoco es
un decreto, porque eso sería reducir la acción colectiva del pueblo a
una decisión administrativa de funcionarios públicos.
Socialismo tampoco es estatizar los medios de producción. Eso ayuda
mucho a redistribuir riqueza, pero la estatización no es una forma de
propiedad comunitaria ni una forma de producción comunitaria de la
riqueza.
El Capitalismo es una civilización que ha subordinado
todos los aspectos de la vida a una maquinaria de acumulación de
ganancias. Desde el comercio, la producción, la ciencia y la tecnología,
la educación, la política, el ocio, la naturaleza misma, todo,
absolutamente todo ha sido pervertido para ser sometido a la dictadura
del lucro.
Y para ello, paradójicamente el Capitalismo se ha
visto obligado a despertar de manera mutilada, parcial, a fuerzas
comunitarias, como la interdependencia entre los seres humanos, como el
mercado mundial, como la ciencia y las tecnologías o el internet, pero
para someterlas al servicio de la ganancia monetaria ilimitada de pocos.
Y es por ello que lo que algún día tendrá que sustituir al
Capitalismo como sociedad, necesariamente tendrá que ser otra
Civilización que libere e irradie a escala mundial todas esas fuerzas y
poderes comunitarios hoy existentes pero sometidas al lucro privado.
Marx llamaba a esto la Comunidad Universal; otros le llaman el ayllu
planetario; otros el vivir bien. No importa el nombre, sino el contenido
de comunitarización universal y total de todas las relaciones humanas y de los humanos con la naturaleza.
Pero para que esta nueva civilización comunal triunfe se requiere un
largo y complicado proceso de transición; un puente. Y a ese puente es
que llamamos Socialismo.
El Socialismo es el campo de batalla
dentro de cada territorio nacional entre una civilización dominante, el
capitalismo aun vigente, aun dominante, pero decadente, enfrentado
contra la nueva civilización comunitaria emergente desde los
intersticios, desde las grietas y contradicciones del propio
capitalismo. Comunitarismo inicialmente minoritario como gotas en el
desierto; luego como diminutos hilos de agua que a veces se secan, se
interrumpen abruptamente, y luego renacen, y a la larga s suman y se
vuelven riachuelo; luego rio; luego lago; luego mar.
El
socialismo no es una nueva civilización; no es una economía o una nueva
sociedad. Es el campo de batalla entre lo nuevo y lo viejo, entre el
capitalismo dominante y el comunitarismo insurgente. Es la vieja
economía capitalista aun mayoritaria gradualmente asediada por la nueva
economía comunitaria naciente. Es la lucha entre el viejo estado que
monopoliza decisiones en la burocracia y un nuevo Estado que cada veza
democratiza mas decisiones en comunidades, en movimientos sociales, en
la sociedad civil.
Socialismo es desborde democrático; es
socialización de decisiones en manos de la sociedad auto organizada en
movimientos sociales.
Socialismo es la superación de la
democracia fósil en la que los gobernados solo eligen gobernantes pero
no participan en las decisiones sobre los asuntos públicos.
Socialismo es democracia representativa en el parlamento más democracia
comunitaria en las comunidades agrarias y urbanas más democracia directa
en las cales y fabricas. Todo a la vez, y todo ello en medio de un
Gobierno revolucionario, un Estado de los Movimientos Sociales, de las
clases humildes y menesterosas.
Socialismo es que la democracia
en todas sus formas envuelva y atraviese todas las actividades
cotidianas de todas las personas de un país; desde la cultura hasta la
política; desde la economía hasta la educación.
Y por supuesto,
socialismo es la lucha nacional e internacional por la ampliación de
los bienes comunes y de la gestión comunitaria de esos bienes comunes,
como son el agua, la salud, la educación, la ciencia, la tecnología, el
medioambiente….
En el Socialismo coexisten muchas formas de
propiedad y de gestión de la riqueza: esta la propiedad privada y la
estatal; esta la propiedad comunitaria y la cooperativa. Pero hay solo
una propiedad y una forma de administración de la riqueza que tiene la
llave del futuro: la Comunitaria, que solo surge y se expande en base a
la acción voluntaria de los trabajadores, al ejemplo y experiencia
voluntaria de la sociedad.
La propiedad y gestión comunitaria
no puede ser implantada por el Estado. Lo comunitario es la antítesis de
todo estado. Lo que un Estado revolucionario, socialista puede hacer,
es ayudar a que lo comunitario que brota por acción propia de la
sociedad, se expanda, se fortalezca, pueda superar obstáculos más
rápidamente. Pero la comunitarización de la economía solo puede ser una
creación heroica de los propios productores que deciden exitosamente
asumir el control de su trabajo a escalas expansivas.
Socialismo es entonces un largo proceso de transición en el que estado
revolucionario y Movimientos Sociales se fusionan para que día a día se
democraticen nuevas decisiones; para que día a día más actividades
económicas entren a la lógica comunitaria en vez de la lógica del lucro.
Y como esta revolución la hacemos desde los andes, desde la
amazonia, desde los valles, los llanos y el chaco, que son regiones
marcadas por una historia de antiguas civilizaciones comunitarias
locales; entonces nuestro socialismo es comunitario por su porvenir pero
también es comunitario por su raíz, por su ancestro. Porque venimos de
lo comunitario ancestral de los pueblos indígenas, y porque lo
comunitario está latente en los grandes logros de la ciencia y la
economía moderna, el futuro será necesariamente un tipo de socialismo
comunitario nacional, continental y a la larga planetario.
Pero
a la Vez, el socialismo para el nuevo milenio que se alimenta de
nuestra raíz ancestral, incorpora los conocimientos y las practicas
indígenas de dialogo y convivencialidad con la madre tierra.
El
rescate del intercambio metabólico vivificante entre ser humano y
naturaleza practicado por las primeras naciones del mundo, por los
pueblos indígenas, es la filosofía del Vivir Bien; y está claro que no
solo es la manera de enraizar el futuro en raíces propias; sino que
además es la única solución real a la catástrofe ambiental que amenaza
la vida entera en el planeta.
Por eso el Socialismo del Nuevo Milenio solo puede ser democrático, comunitario y del vivir bien.
Este es el HORIZONTE de EPOCA de la sociedad mundial. Y es este
socialismo democrático comunitario del vivir bien la única esperanza
real para una regeneración de los pueblos y de la propia naturaleza.
Los revolucionarios no hemos venido para administrar de mejor forma o
más humanitariamente el Capitalismo. Estamos aquí, hemos luchada y
seguiremos luchando para construir la Gran Comunidad Universal de los
pueblos.
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