Tomado de Granma.
Por LUIS E. LÓPEZ DOMÍNGUEZ.
Oriente Medio ya era el blanco desde el 2001. La escena que Estados 
Unidos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y sus aliados en 
Oriente Medio han tratado de mostrar, no es más que un plan firmado y aprobado 
en Camp Davis, justo después del atentado del 11 de septiembre. A partir de ese 
momento comenzarían las guerras por el recurso del siglo XXI: el gas.
Según el analista francés Thierry Meyssan: "Siria figuraba en una lista de 
siete objetivos", entre los cuales se encontraban también Afganistán, Iraq, 
Libia, Somalia, Sudán e Irán. Según este, "después de Afganistán e Iraq, estaba 
previsto atacar Libia y Siria, después Somalia y Sudán, y finalmente Irán". Plan 
que tuvo una pequeña alteración en su rotación, pero sus objetivos no 
cambiaron.
Pasados los años, ya se han visto los resultados en Iraq y Afganistán, 
incluso, se le dio muerte al presunto responsable del atentado a las Torres 
Gemelas, Osama Bin Laden; la masacre contra la población libia a manos de los 
"escuadrones de la muerte" (OTAN) y los intentos por demonizar a Irán, que ha 
reiterado en incontables ocasiones que su programa nuclear tiene un carácter 
pacífico. Pero, cuál era el motivo para incluir en esa lista a Siria e Irán. 
Según el profesor Imad Fawzi Shueibi, en estos países se encuentran grandes 
reservas de gas. Además, Siria pasó a ser el "centro de almacenamiento y 
producción, también vinculando con las reservas del Líbano". 
El interés de Estados Unidos en Oriente Medio no es más que completar su 
proyecto Nabucco (gasoducto para el transporte del gas natural a través de 
Europa) el cual "parte de Asia Central y de los alrededores del Mar Negro, pasa 
por Turquía —donde se sitúa la infraestructura de almacenamiento—, recorre 
Bulgaria, atraviesa Rumania, Hungría y llega hasta Austria, desde donde se 
dirige hacia la República Checa, Croacia, Eslovenia e Italia". 
Esta sería una forma de diversificación de las actuales rutas de suministro 
en Europa, dependientes de Rusia. Sin embargo, la avaricia rompe el saco, reza 
un viejo refrán. Estados Unidos pretendía incorporar el gas iraní a su plan, y a 
su vez, el gas proveniente del Mediterráneo oriental: Siria, Líbano e Israel. 
Según Imad Fawzi, "en julio del 2011, Irán firmó varios acuerdos para el 
transporte de su gas a través de Iraq y de Siria. Por consiguiente, Siria se 
convierte así en el principal centro de almacenamiento y producción, vinculado, 
además, con las reservas del Líbano". 
Este acuerdo resultó ser una bomba para los creadores de Nabucco, pues el 
nuevo escenario geográfico, estratégico y energético que se abre con la alianza 
Irán, Iraq, Siria y el Líbano conlleva atrasar aún más dicho plan.
Según cuenta Russia Today, Nabucco estaba diseñado para comenzar la 
extracción de gas en el 2014, y pretendía competir con los proyectos rusos 
(North Stream y South Stream). Mas comenzaron a aparecer diversos problemas 
técnicos que retrasaron su apertura hasta el 2017, y con el acuerdo antes 
mencionado, la inversión del gasoducto comenzó a costar más de lo planeado. 
En un inicio, Nabucco transportaría a los países de la Unión Europea 31 mil 
millones de metros cúbicos de gas natural procedente de Oriente Medio, de ahí la 
alianza Estados Unidos-OTAN-Unión Europea y la desesperada jugada contra los 
Gobiernos de Teherán y Damasco.
Por último, la jefa de proyectos europeos de investigación y analista 
política especialista en asuntos de Oriente Medio, Nagham Salman, coincidió con 
otros expertos en que en los últimos años, con el avance de los programas rusos, 
y el acuerdo entre Irán, Iraq, Siria y Líbano, el "eficiente y apropiado" plan 
Nabucco (llamado así por el director ejecutivo de la Agencia Internacional de 
Energía, Nobuo Tanaca) se encontraba totalmente paralizado. 
Esto deja como única alternativa —a aquellos que invirtieron millones en 
dicho plan— desestabilizar a Siria en primer lugar, para provocar la caída del 
Gobierno de Al Assad, y sustituirlo por un Gobierno que confronte a Irán para 
así atacar el país persa tras las elecciones en Estados Unidos (ya que en estos 
momentos no les conviene una guerra a ninguno de los postulados).
Ante la situación conocida nace el escepticismo de muchos expertos. Mientras 
que Israel se pasea con su arsenal nuclear sin que nadie le diga nada, el 
conflicto que hoy vive Siria, y las sanciones a Irán por su programa nuclear 
pacífico, están dadas en realidad por ser el eje que entorpece la competencia de 
Occidente por el gas. 
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