Isla de la Juventud, Cuba.
Fidel es mucho más que la Cuba rebelde y mambisa, la Cuba revolucionaria que nunca se amilana frente a las pérfidas provocaciones de bravucones y marionetas, la Cuba que no se rinde ante el criminal bloqueo: principal engendro de dificultades y carencias.
Fidel es mucho más que la Cuba humanitaria, solidaria, que va de hermana y cuyos "ejércitos" se componen de educadores para forjar futuro y batas blancas para crear esperanzas.
Ejércitos cuyas únicas armas son la gentileza, el respeto y el amor.
El código que les guía está basado en la humildad, la sencillez y la sinceridad. Sus manos solo se extienden para brindar ayuda y cooperación: unas manos llenas de conocimientos para salvar, para sanar, para cerrarle el paso a la muerte, porque Cuba salva vidas.
Fidel es mucho más que la Cuba forjada en la fragua Martiana: sembrando con el ejemplo, siempre en primera línea de combate.
La Patria goza de un inmenso martirologio que nos ha enseñado el firme principio de que la libertad y la dignidad no se negocian, a ningún precio, que no renunciamos a defender a toda costa nuestra valiosa soberanía: nuestro Socialismo.
Fidel es mucho más que la Cuba que se dibuja en la geografía del caimán del Caribe, porque es una constante marcha de antorchas, un multitudinario desfile cada primero de mayo, esa efervescencia en las tribunas antiimperialistas, ese riquísimo ajiaco de culturas y sincretismo de razas que fortalece sus raíces, esa pléyades de heroínas y héroes que engrandecen el sentido de la solidaridad y que los pueblos de mundo agradecen.
Cuba sigue adelante, con una juventud aguerrida y comprometida; pero sobre todo levantando un gran estandarte que va dando luz al camino: ¡Fidel!
Por todo eso, Fidel es un pueblo, es Cuba; pero también es crear alternativas, es un mar de pueblos que se levantan en rebelión por construir un mundo mejor, que sí es posible.
¡Gracias Fidel! ¡Estoy orgullosa de ser cubana!
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