Las imágenes originales del libro son de José Luis Fariñas; pero en esta ocasión, hemos utilizado un dibujo realizado por Gustavo de la Torre Morales |
Te siento aquí, creándole la voz a estas líneas que hago. Te sueño tan
cerca: en cada palabra, tengo la sensación de estar a punto de percibir su
aliento. Reacciono luego ante el imposible; se trata solo de un exceso de
concentración, o de querer imaginarme en el instante futuro (a mi escritura) en
que estarás (estás) leyendo. Quizás sea un simple juego antisoledad o una
especie de fe en la magia literaria; o acaso la sospecha de tu arribo a esta
página, por una honda conexión conmigo. ¿Conmigo? ¿Este sujeto recreado por tu
mente es el mismo que sale a la calle y vive en la cotidianidad, con sus
defectos y virtudes? No. Sólo la parte de mí plasmada en los textos (por suerte
la mejor), puede servirte de materia primaria para elaborarme; pero el ser que
tú me adjudicas rebasa a este torpe escritor: soy (es) el personaje creado por
tu manera de seguir el hilo de estos artículos. A estas alturas, quizás tenga
más de lo dictado por tus sueños que de lo que haya intentado ser yo para
serte. Así te pertenezco, te pertenece, o nos pertenece a ambos, ese ser que
nos interrelaciona (y seguiré asumiendo por un rato más)…
El Diablo Ilustrado
Poderoso caballero es Don Dinero.
Reza una obra poética de Quevedo(1) que ha llegado a nuestros días, con arcaica fuerza, por cierto. Vivimos tiempos en que esos papelitos, de especial impresión, son dueños de mucha gente. Ya la humanidad debiera haber rebasado la era del dinero pero para eso tendría que haber dejado atrás primero lo mal repartido que siempre ha estado; las abismales diferencias económicas entre zonas geográficas, países, capas sociales e individuos, en lugar de atenuarse, se subrayan. La corrupción se ha hecho tan escandalosa y cotidiana que ya ni llama la atención en países donde las cúpulas gobernativas se echan en los bolsillos el dinero de la nación como si fuese un derecho. Carlos Dossi(2), escritor italiano, dice que “a muchos, solamente les hace falta el dinero, para ser honestos”. Realmente, en buena parte del mundo, ser honrado es poco menos que un delito. Claro que tú y yo somos en esto buenos delincuentes, porque no creemos en la riqueza mal habida_ ni en la bien habida (aceptando que pueda existir un millonario sobre el que no graviten siquiera millones de seres en la miseria que sobrehabitan el planeta).
Decía
Confucio(3): “algún dinero evita preocupaciones; mucho,
las atrae”. No podemos, ciertamente, abstraernos de la necesidad
monetaria, por un problema de elemental subsistencia, pero si bien vale tener
lo necesario (privilegio en estos días de economías infladas_ y desinfladas),
no debemos envidiar al que tenga mucho; ese vive rodeado de murallas para
proteger su obsesionante temor de perder lo que posee.
“Mientras más logra el
hombre más parco se hace en dones:
Nunca
más rico se es que pobre en riquezas…”
Regino
Pedroso(4), desde estos versos, llegar a la
riqueza como una limitante. Sin que esto quisiera decir que la pobreza tenga gracia alguna, pero
piensa en lo fatua que regularmente es la vida de los grandes señorones(as) de
cualquier época. Tan penoso como tener que luchar a brazo partido por la
subsistencia es no tener nada por qué luchar, que todo te caiga del cielo,
existiendo únicamente para la apariencia, en medio de una ausencia de sueños
que sólo escapa del vacío con gustos exóticos (y ridículos), rodeado de seres
que se te acercan por interés, por poder; la falsedad y la falta de incentivo
para la creatividad, son asfixiantes. Esa vida es como estar condenado a cadena
perpetua en un parque de diversiones.
Dice
Ezra Pound(5) en un poema:
“Ven, apiadémonos de los
que tienen
más fortuna que nosotros.
Ven, amiga, y recuerda
que los ricos tienen mayordomos en vez
de amigos,
Y
nosotros tenemos amigos en vez de mayordomos.”
Esta
lástima por los ricos no implica renunciar a cambiar el mundo; creo que es una
razón más: no solo debemos salvar de la miseria a las mayorías sino también de
la inútil riqueza a las minorías.
“La
miseria no es una desgracia personal: es un delito público”, escribió José Martí(6) y
cada uno de nosotros debe hacer lo posible por crear ese espacio equitativo
para todos, al que podamos llamar nuestro tiempo. Lamentablemente, el que
habitamos, es un rosario de males con el mismo origen: muchos que no tienen
nada y unos pocos que tienen con exceso tal que necesitarían milenios derrochando
(más de lo que suelen derrochar) para gastarlo. Si a esto le sumamos la feria
de ilusiones que siembra en los desposeídos la maquinaria propagandística de
los mercaderes, encontraremos la lógica a todo lo ilógico que nos circunda:
violencia, droga, guerras, fanatismos, etc.
“Yo
no sé por qué fuerza de mi espíritu me alejo con una invencible repugnancia de
las cosas doradas: _ viene siempre con ellas a mi memoria la idea de falsedad y
de miseria ajenas”,
escribió José Martí observando cómo se expandía un sistema donde se convierte
al ser humano en esclavo de los objetos. Con pavor describió cómo en los
Estados Unidos se fundaba un imperio sobre las ambiciones:
“Aquí
da miedo ver cómo se disgrega el espíritu público. La brega es muy grande por
el pan de cada día. Es enorme el trabajo de abrirse paso por entre esta masa
arrebatada, desbordante, ciega, que sólo en sí se ocupa, y en quitar su puesto
al de adelante, y cerrar el camino al que llega.”
Era
el germen de la sociedad de consumo que se globaliza hoy alejando al ser humano
de su esencia, de la poética que está los misterios de la naturaleza, de la
vida misma, de su historia y su destino. Habitamos una época donde el dinero es
dicha y angustia: ganarlo, perderlo o no tenerlo, es la obsesión fundamental. Pero
no me refiero a “época” en el sentido de estos años, ni siquiera los últimos
siglos, ya Leonardo Da Vinci(7), en el renacimiento, expresó: “¡Oh
miseria humana! De cuántas cosas te haces esclava por dinero”. Como
ves, habitamos un pasado, casi remoto, del que sólo podemos liberarnos con el
espíritu y la lucha común por una sociedad donde los objetos no sean más
importantes que los humanos.
“Tener
o no tener” no puede ser la disyuntiva existencial, se me antoja que
Shakespeare(8) está en el futuro desde el dilema de
Hamlet: “ser o no ser”. Para rebasar esa prehistoria mercantil, es
necesario salir de la trampa de su objetivo vital; mientras seamos esclavos de
las cosas y no estén ellas en función de nosotros, de nuestro crecimiento,
habría que decir como Silvio Rodríguez:
“somos el pasado remoto
del hombre,
estos años son el pasado del cielo.”
Abel
Prieto(9)
nos adentra en un juego clasificatorio de ambiciones, muy a lo cubano:
“Es
probable que en él se confundiera el Adelanto étnico impulsado por el Charo, el
Adelanto como «progreso material», falsamente civilizatorio, y el Adelanto no
sólo «hacia delante» sino «hacia arriba», es decir, el Adelanto en términos
clasistas, como Ascensión en la escala social y como acumulación de Cosas.”
Aquí
están presentes diversas ambiciones, como la racista, que ve en la blancura de
la piel un avance, la de escalar en la sociedad, y relacionada con el estatus
material.
Hagamos
una salvedad: “todas las ambiciones son detestables; excepto las que ennoblecen
al hombre (y la mujer) y desestimulan a la humanidad.” Hay quienes se dedican
por entero al estudio, a dominar un oficio, a ser útiles. Estas buenas
ambiciones ennoblecen y fortalecen el espíritu en tanto conducen a la felicidad
de acostarse con la consciencia tranquila y levantarse cada día mejor. Es muy
válida_ por ejemplo_ la ambición que pueda tener un pelotero*1 de
integrar el equipo Cuba, un machetero*2 de ser multimillonario (claro, con la
mocha en la mano), un ingeniero de ser
una eminencia en su especialidad, o de un estudiante de ser el primer
expediente; pero esa dedicación es buena, no sólo porque te prestigia ante los
demás, sino_ sobre todo_ porque resulta un reto en la vida, una necesidad de
crecimiento que incentiva la existencia. Dice Joan Manuel Serrat(10) en
una canción:
“Supe que lo sencillo no
es necio
que no hay que confundir valor y precio,
y un manjar puede ser cualquier bocado
si el horizonte es luz y el rumbo un
beso.”
Hay
hermosas ambiciones, las que tejen sueños, como las hay también oscuras y
venenosas; esas de quienes se esmeran, pero en el mal.
Están
los que podemos llamar “alpinistas”, que les gusta subir por subir, por estar
arriba (no estoy aludiendo a los que escalan montañas, con esfuerzo, o incluso
corriendo riesgos, por el placer de dialogar con la naturaleza_ nada más
saludable, humano y hermanador que practicar real alpinismo). Me refiero a los
que les gusta subir por sobre las espaldas de los demás, los que quieren
ascender en la vida, no por sus méritos sino rastreando e inventando deméritos
a quienes lo rodean. Esos acaban en un abrupto desmoronamiento, ya que “quien
sube al lugar que no le toca, termina cayendo por su propio peso”.
Nunca pretendas saltar escaños arrastrado por la ambición: llegar despacio,
pero firmemente, te asegura ser tú quien llega y no la imagen falsa que te has
creado por vías turbias. “Si quieres alcanzar lo más alto, empieza
por lo más bajo”. Quien conoce sus fuerzas, y sus esfuerzos, encuentra
el sendero de llegar más lejos, quien no, saca las garras_ sutiles o grotescas_
y puede ganar distancias vertiginosas por un tiempo, pero a la larga queda
tendido, desplazado y olvidado.
Un
ejemplo sencillo: un estudiante que, en lugar de “quemarse las pestañas”*3, se
despreocupa de estudiar y a la hora de
los exámenes acude a los “chivos”*4 o al que sople las respuestas. Puede
que saque buenas notas, y hasta que llegue a la universidad a base de fraude.
Cuando comienza la carrera: el desastre; o supongamos_ algo muy difícil_ que
sea tan hábil en fijarse*5 que logre incluso graduarse, será
entonces un fracasado en su especialidad y la vida le pasará la cuenta.
Nunca
pretendas avanzar sobre virtudes ajenas, “lo importante no es llegar más lejos sino
lo que se crece en avanzar, la ganancia es uno no la distancia”.
Filosofando
un poco, “el bien es la medida de todas las cosas”. Mientras las razones
sean puras y la vía el esfuerzo, el camino será el cierto_ no te digo que el
menos espinoso, por lo regular los sueños cuestan.
Reza
el epitafio en la bóveda de Alejandro Magno(11): “Una tumba es ahora suficiente para aquel
que el mundo entero no era suficiente”. El tiempo perdido en acaparar
objetos, y las mezquindades empleadas en ello, son como úlceras que van
saliendo en la vida y te aniquilan cuando menos lo esperas.
Siguiendo
con los grandes personajes de la antigüedad, decía Julio César(12)“prefiero
ser el primer hombre aquí que el segundo en Roma”, lo que en la
actualidad viene siendo: “es mejor ser cabeza de ratón que cola de
león”. Esta manera de pensar me resulta algo limitada_ con perdón de
César_ porque implica quedar encerrado en un determinado ámbito con tal de no
abandonar equis jerarquía. Es la mentalidad de no abandonar una posición porque
se ha llegado a un reconocimiento, a un estatus, en el que se está cómodo y,
por tanto, ¿para qué emprender nuevos proyectos que pudieran implicar
inseguridad o posibilidades de fracasos? En este caso sería bueno un poquito de
ambición para proponerse metas más altas, correr riesgos por nobles objetivos,
aunque impliquen menos comodidades; esto debe ser una constante en la vida.
Dice una canción de Silvio Rodríguez:
“El
que tenga una canción tendrá tormenta,
el
que tenga compañía, soledad.
El
que siga buen camino tendrá sillas
peligrosas
que lo inviten a parar.
Pero
vale la canción buena tormenta
y
la compañía vale soledad.
Siempre
vale la agonía de la prisa
aunque
se llene de sillas la verdad.”
Quien
renuncia a emprender nuevos proyectos y se sienta, queda fosilizado en la vida.
Es importante saber distinguir las ambiciones: las hay tontas y dañinas, las
hay sanas y nobles. Unas conducen al placer epidérmico y efímero, o al abismo
del alma, las otras te llevan_ a veces por senderos escabrosos_ hacia la
plenitud, la fortaleza espiritual, la satisfacción que nadie te puede robar
porque las has forjado mejorándote y mejorando. “Unce tu carro a las estrellas”,
dijo Emerson(13), busca la luz y no temas querer
alcanzarla, pero búscala honestamente, para que sea por siempre_ y realmente_
tuya.
Escribió
José Martí: “¡Sólo perdura y es para bien, la riqueza que se crea, y la libertad
que se conquista, con las propias manos!”. Crear limpiamente tu mundo
espiritual y material, es la única forma de labrarse una existencia lúcida,
tranquila, que crezca con los años.
En
tiempos difíciles no escasean los que centran su vida en la avidez de dinero y
cosas materiales y esto los hacen esclavos de los objetos. Mientras más tienen,
más quieren tener, y así consumen su existencia en turbias gestiones para
satisfacer esa sed insaciable. Cuando vienen a darse cuenta_ si llegan a darse
cuenta_ se han olvidado de sentir y amar, es decir, se han olvidado de vivir,
concentrados en sacar cuentas.
Ya
lo dice el refrán: “la avaricia rompe el saco”. De ahí que debamos mirarnos por
dentro y ver hacia dónde se dirigen nuestras ambiciones; tener no es malo, lo
ideal es contar económicamente con o indispensable como para dedicar nuestro
tiempo a ser. Pero existen muchos que llevan el símbolo de dólar en la frente y
se desbocan hacia la primera superchería que venden como maravilla los mercaderes
universales, dejando en pos de ese objeto hasta el alma. Por eso debes cuidar
tus nobles ambiciones y hacer el señalamiento oportuno al amigo(a), familiar o
pareja, que pretenda arrastrarte como Masicas a Loppi. La honradez_ casi
subversiva en nuestros días_ , es la única vía para poder transitar por la vida
con la frente en alto, la mirada limpia y los labios dispuestos siempre a decir
lo que piensas: ¿Quieres mayor libertad?
Al
parecer, a Joan Manuel Serrat, una amante intentó exigirle algunas grises
ambiciones; su respuesta fue una exquisita canción:
Y
no es prudente ir camuflado
eternamente
por ahí,
ni
por estar junto a ti
ni para ir a ningún lado.
No
me pidas que no piense
en
voz alta por mi bien,
ni
que me suba a un taburete,
si quieres probaré a
crecer.
Es
inútil ver que lloras
Y
yo no tengo nada más que hacer.
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Apuntes:
(1) Quevedo, Francisco de
(1580-1645). Escritor español, cultivador de varios géneros literarios,
representó el conceptismo y combatió el culteranismo.
(2) Dossi, Carlos
(1849-1910). Nacido en Zenevredo, Italia. Escritor y periodista. Autor de la
novela Educazione pretina. Utilizaba un modo expresivo original, basado en un
lenguaje extremadamente heterogéneo que lograba una reinvocación del pasado,
forma literaria de elementos dialécticos y naturales.
(3) Confucio (551-479 a.n.e.). Filósofo
y político chino fundador de un elevado sistema de moral que glorifica la
fidelidad a la tradición familiar y nacional. Creador del Confucianismo y una de las
figuras más influyentes de la Historia de China.
(4) Pedroso, Regino
(1896-1963). Poeta cubano, iniciador de la tendencia proletaria dentro de la
poesía social cubana. En su obra se reúnen las diferentes etnias conformadoras
de la nacionalidad cubana, enfatizada en textos llenos de reflexión.
(5) Pound, Ezra
(1885-1972). Poeta nacido en Idaho, EUA. Vivió mucho tiempo en Europa, donde
promovió dos grandes movimientos de vanguardia: el imaginismo y el vorticismo.
(6) Martí, José Julián
(1853-1895) héroe nacional de Cuba y unas de las figuras cimeras de la
literatura hispanoamericana. Poeta, ensayista, narrador, crítico, periodista,
orador. Dejó un vastísimo ideario socio-político y revolucionario en el orden
estético.
(7)
Da Vinci, Leonardo
(1452-1519) artista florentino y uno de los grandes maestros de renacimiento,
famoso como pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y científico. Sus
investigaciones científicas_ sobre todo en las áreas de la anatomía, óptica e
hidráulica_ anticiparon muchos de los avances de la ciencia moderna.
(8) Shakespeare, William
(1564-1616). Poeta y dramaturgo inglés, considerado figura cimera de la
literatura de todos los tiempos. Compuso obras de disímiles temas y profundo
carácter filosófico y humanista para el teatro.
(9) Prieto Jiménez, Abel Enrique (1950). Escritor cubano que fue Ministro de Cultura
durante dos períodos. Fue asesor del
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. Es
además diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y reelegido en la IX Legislatura por el
municipio Pinar del Río,
provincia Pinar del Río. Actual
presidente de la Casa de las Américas.
(10) Manuel Serrat, Joan (1943). Nacido en Barcelona, Cataluña, es uno de los más
importantes creadores de la generación de cantautores que irrumpió en los 60-70
del pasado siglo con una mirada aguda a la problemática de su tiempo.
(11) Magno, Alejandro III (356-323 a.n.e.). Rey de Macedonia, alumno de Aristóteles.
Sometió a Grecia, venció a los persas, conquistó Egipto, fundo Alejandría y
dominó Arbelas. Se apoderó de Babilonia, de Susa, quemó Persépolis y llegó
hasta el Indo. Su obra se ha estimado civilizadora por propagar la cultura
helénica a Asia y África.
(12) César, Cayo Julio (101-44 a.n.e.). General, historiador y dictador romano,
fundador de la dinastía de los césares. Destacada figura de la historia que
constituyó el Imperio Romano, modernizó el Estado y todos sus sistemas
(jurídico, ejecutivo y administrativo), tomó parte en la conquista de las
Galias, derrotó a Pompeyo, venció a Farnaces y se proclamó dictador con poderes
soberanos.
(13) Emerson, Ralph Waldo (1803-1882). Ensayista y poeta estadounidense. Sus
discursos, sobre temas como filosofía de la historia, cultura humana, vida
humana y época actual, estaban basados en material de sus Diarios (publicados
póstumamente).
(14) Laboulave, Édouard René Lefebvre de
(1811-1883). Fue un escritor,
poeta, activista antiesclavismo, abogado y político francés. Diputado y
posteriormente senador permanente de la Tercera República Francesa. Se le
recuerda como el creador intelectual de la Estatua de la
Libertad (en Nueva York), y los menos conocidos Jardines de
Luxemburgo, en la ciudad de París (Francia). Fue además el autor del
libro Cuentos azules (1884) del que el patriota
cubano José Martí tradujo al español el cuento «Le crevette
enchantée» con el nombre de «El camarón encantado».
Cosas del idioma:
·
Pelotero*1: jugador de béisbol.
· Machetero*2: cortador de caña de
azúcar. Cuando un machetero corta millones de arrobas de caña, se le denomina
“millonario”.
·
“Quemarse las pestañas”*3: Estudiar mucho.
·
“Chivos”*4: Chuletas.
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