21 de Octubre del 2011 23:18:17 CDT
Compañeras y Compañeros:
«Con el objetivo de darle continuidad y mayor cohesión al amplio movimiento artístico juvenil del cual formamos parte (…), acordamos la constitución de la Asociación Hermanos Saíz». Así expresa la declaración respaldada por 400 jóvenes creadores de las Brigadas Hermanos Saíz y Raúl Gómez García, y del Movimiento de la Nueva Trova, el 17 de octubre de 1986, en el Encuentro Nacional de Jóvenes Escritores, Artistas y Técnicos de la Cultura.
Probablemente los participantes en ese encuentro no avizoraban la trascendencia de aquel alumbramiento, en el que se entrelazaban tres rumbos esenciales que se perfilarían a partir de entonces como una nueva y bien definida identidad. Sueños, desvelos, aspiraciones, preocupaciones y necesidades de los más jóvenes escritores y artistas cubanos tendrían desde aquel momento un espacio excepcional de confluencias y diálogos que permitiría la articulación de obras y proyectos muy diversos: la voz de una nueva generación, fuerte en su diversidad.
Desde inquietudes legítimas, en torno a la Asociación se han nucleado varias promociones de escritores y artistas para quienes, incluso en los momentos más difíciles y de mayor incomprensión, la organización ha sido asidero, refugio, escudo, ámbito de crecimiento espiritual y profesional, taller para la confrontación de ideas, sin renunciar al debate de temas escabrosos. Ágora, laboratorio, fábrica, donde se ha defendido, al unísono, una visión genuina y renovada de la cultura. Artistas, escritores e instituciones se han identificado participando en el amplio espacio que los más jóvenes tienen derecho a conquistar en la política cultural de la Revolución.
Desde esa convivencia, es decir, resistencia, la Asociación ha ayudado a reconocer expresiones artísticas que tienen su raíz lejos del amparo institucional y ha trabajado por colocar esos proyectos frente a las instituciones culturales, junto a las que ha pensado soluciones promocionales, en muchos casos, totalmente novedosas. Promover el arte joven ha sido el principal objetivo que hemos perseguido y para lograrlo se han implementado estrategias que con los años han devenido formas eficaces de legitimación, en algunos casos verdaderos modelos, referentes culturales que han trascendido a la organización. La mirada ha estado puesta siempre en lo más valioso, en la obra que se impone por su rigor y compromiso. Hemos trabajado a partir de las jerarquías, abriendo las puertas al talento. Ningún creador auténtico debe quedar sin protección en el momento más vulnerable de su labor.
Hoy, los proyectos más audaces de la organización se gestan en respuesta a una nueva sensibilidad, acorde con los adelantos tecnológicos que ponen en manos de los creadores las herramientas que antes solo podían manejar quienes pertenecían a un pequeño núcleo de privilegiados. Esa realidad, unida a la obra de la enseñanza artística, ha hecho posible el surgimiento de una nueva generación que piensa y produce a contrapelo de las instituciones. Mientras tanto, escritores, artistas de la plástica, músicos y teatristas continúan realizando la creación experimental e indagadora que caracteriza nuestra cultura desde hace más de dos décadas. Este es el desafío más actual, singular, novedoso, enriquecedor, como todos los que encaran las vanguardias, como los que enfrentaron la Brigada Hermanos Saíz y la Nueva Trova.
Desde la Asociación se han potenciado proyectos «independientes», que llevan la marca indeleble de sus autores y aspiran a encontrar un cauce que permita su socialización. En ese sentido muchas son las propuestas que se han impulsado y estimulado, sabiendo que todo aquello que contribuya a defender la creación, a ensanchar nuestros espacios de participación y a diversificar la oferta cultural es útil para la sociedad que queremos construir.
La Asociación Hermanos Saíz se asume continuadora de la tradición martiana y antiimperialista sostenida por lo mejor de la intelectualidad cubana. No se ha pensado nunca como un espacio para la conquista de ventajas gremiales, sino como foro de diálogo y participación en la obra de la Revolución, defendiendo una postura ética y renovadora desde el arte y el pensamiento. Nuestra organización se concibe en diálogo con la tradición humanista e insurgente, contra la expansión avasalladora de la hegemonía imperial impuesta por los grandes consorcios que regentan la «aldea global» y que buscan aniquilar la diversidad cultural y el pensamiento crítico que ya se perfila no solo como alternativa, sino como solución viable.
Cuando lo nuevo pugna por imponerse a la injusticia dominante, secular y omnipotente, nos imaginamos junto a los héroes jóvenes, al adolescente Martí defendiendo a su amigo en un infausto juicio, a Mella cruzando a nado la bahía, a Guiteras en el gobierno de Grau, al Che en motocicleta por la América toda, al joven Fidel en un pequeño yate iniciando aquel viaje hacia la victoria. Los hermanos Sergio y Luis Saíz Montes de Oca, a pesar de ser casi niños, caminaron radiantes al sacrificio y nos legaron una idea y un ejemplo: «no tenemos más que nuestras vidas y una obra inmensa que realizar». No podemos olvidar a los cinco luchadores antiterroristas que han sido injustamente juzgados y condenados por amparar bajo su ánima protectora a un pueblo que lucha. Quienes desde la Asociación hacemos nuestra obra cotidiana, hemos escogido este día también para homenajearlos, porque para nosotros los Cinco son como los jóvenes que defienden su proyecto, que a otros parece irrealizable.
En estos tiempos en que los enemigos de la nación conciben el espejismo de una Revolución sin relevo, envejecida, sin sangre joven, sin respaldo ni continuidad, donde resulta insalvable, al decir de ellos, el abismo entre la generación que la construyó y la generación más joven, la Asociación se confirma certidumbre, porque niega raigalmente la desesperanza y apuesta por la defensa de la utopía, que la Revolución aspira a conquistar.
En este aniversario 25, y para los años por venir, la Asociación Hermanos Saíz tendrá necesariamente que ser otra, como deberá ser otro, y mejor, el país que soñamos. De esa posibilidad de refundación dependerá la existencia misma de la organización y su utilidad para los nuevos creadores, que ya la integran, y para los que la integrarán en el futuro. Como a ninguna otra organización de la cultura, a la Asociación le está dada esa capacidad de regeneración, de renacimiento, porque en su sustrato mismo ha estado la rebeldía, la frescura, el rechazo a todo formalismo consustanciales a la juventud.
Quienes estamos hoy aquí, de generaciones distintas, celebrando este primer cuarto de siglo de la Asociación Hermanos Saíz, hemos sido y continuaremos siendo rebeldes. La rebeldía es inseparable de la fidelidad al proyecto de la Revolución, a su legado y a su perspectiva. Los centenares de creadores que hoy pertenecemos a la Asociación nos sentimos comprometidos con la obra renovadora emprendida por el Partido, con la clarinada crítica y movilizadora de Raúl, con el respaldo inequívoco que nos brinda la Unión de Jóvenes Comunistas, con nuestra fecunda relación con la UNEAC; y como hace 25 años, con José Martí decimos: Crear es pelear, crear es vencer.
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