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| Estado en que quedó el coche en el cual viajaban los políticos español, Ángel Carromero, y sueco, Jens Aron Modig, así como los cubanos Osvaldo Payá y Harol Cepero. | 
Por Percy Francisco Alvarado Godoy.
Los entretelones de la manipulación anticubana se van 
despejando. Mucho se escribió, a partir de sucias especulaciones sobre la 
responsabilidad de Cuba en la muerte de Oswaldo Payá y Harold Cepero. La 
afiebrada maldad de los tradicionales enemigos de nuestra Patria, sumados al 
dolor de los familiares de las víctimas, urdieron todo tipo de especulaciones, 
llegando incluso a culpar a las autoridades cubanas del "asesinato" de Payá y su 
otro acompañante cubano.
Un rol descollante en el macabro espectáculo lo asumió, 
sin pensarlo dos veces, Rosa María, la hija del fallecido Payá, quien lanzó las 
falsas acusaciones por doquier, valiéndose, por supuesto, del andamiaje 
mediático anticubano montado por Radio Martí, El Nuevo Herald y o tros medios de 
prensa internacionales. Llegó la joven, quien ya se había comprometido a 
liderear un grupito de jóvenes para apoyar al Movimiento Cristiano Liberación 
(MCL), grupúsculo contrarrevolucionario presidido por su padre y que, por ende, 
había recibido dinero y promesas de los dos visitantes europeos, quienes bajo el 
amparo de una visa como turistas, se encargaron de conspirar contra el Estado 
cubano, a capitanear la oleada de mentiras y difamaciones. Respeto, 
particularmente, su dolor; pero no sus mentiras. Llegó incluso Rosa María a 
solicitar al presidente chileno, Sebastián Piñera, que pidiera una investigación 
internacional  para aclarar la muerte de su padre y de Cepero.
Muchas voces se sumaron apresuradamente a la 
difamatoria campaña contra Cuba. Fundamentalmente las de los tradicionales, 
intolerantes y enfermizos enemigos de la Isla. Cuba ofreció, en su momento, los 
resultados de un serio análisis pericial, el que fue cuestionado deliberadamente 
por familiares de Payá y por numerosos medios al servicio de la guerra 
ideológica anticubana.

Detrás del lamentable accidente no estuvo nunca la mano 
"asesina" del gobierno cubano, sino la irresponsabilidad de Carromero como 
conductor del vehículo. Tampoco hubo, como quedó comprobado, seguimiento a los 
mismos, ni atentado contra el vehículo.
Sí salió a la luz, sin embargo, que ambos ciudadanos 
extranjeros violaron deliberadamente la legislación migratoria cubana y 
utilizaron su condición de turistas para abastecer de dinero a Oswaldo Payá, 
involucrar a su hija en la creación de un subgrupúsculo anticubano dirigido a 
captar a jóvenes dentro de Cuba y a planear actividades desestabilizadoras a lo 
largo del país, para lo cual ofrecieron ayuda y recursos. Se conoció también la 
planeación de este viaje bajo el arbitrio de dos organizaciones norteamericanas 
vinculadas estrechamente a la CIA: el Instituto Republicano Internacional (IRI) 
y el Instituto Nacional Demócrata (IND), quienes han servido para financiar 
actividades desestabilizadoras en Cuba, Bolivia, Ecuador, Venezuela y otras 
naciones progresistas.
En sus declaraciones ante la prensa, presentadas ante 
video y cuyos representantes consulares pueden corrobar que fueron hechas sin 
presión alguna, Carromero declaró:  "En cuanto a las noticias que me han 
dejado leer, le pido a la comunidad internacional que por favor se centre en 
sacarme de aquí y no en utilizar un accidente en tránsito, que podría haberle 
pasado a cualquier persona, con fines políticos".

Previamente había reconocido en el mismo video: 
"Frené por que vi el bache y la arena, perdí el control del coche porque 
habíamos entrado en una zona con grava... a nosotros no nos dio ningún vehículo 
por la parte trasera".
La inventada persecución y el accidente provocado han 
sido una falsedad montada por los enemigos de Cuba, como también lo fueron 
supuestos teets enviados por  Modig. El mismo declaró personalmente a la 
prensa: "No tengo el recuerdo de que haya habido otro auto".  Luego 
confirmó: "No recuerdo (haber enviado mensajes antes del choque), yo 
sencillamente estaba informando que me encontraba bien después del 
accidente"
La verdad está ante las narices del mundo. Cuba actuó 
con transparencia y ecuanimidad, mientras se realizaba un exhaustivo análisis 
pericial del accidente. Se le quiso culpar injustamente cuando, agraviada, los 
provocadores del accidente eran dos políticos de España y Suecia quienes, bajo 
la cobertura de turistas, llevaban a cabo una solapada actividad injerencista. 
Ambos europeos se encuentran a disposición de las 
autoridades cubanas para despejar las responsabilidades personales en el 
fatídico accidente.
Otra vez la verdad se abrió paso ante la manipulación y 
la mentira.

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