Malala recibe el Premio Sajarov de manos del presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, en Estrasburgo. Foto: AFP |
Por José Manzaneda
Coordinador de Cubainformación.TV
Leemos cosas curiosas en estos medios. En el Día Mundial de
la Infancia, la joven afgana
Malala, que fue atacada por extremistas por su deseo de acudir a la escuela,
recibía el Premio Sajarov del
Parlamento Europeo (1). Allí reivindicaba el derecho efectivo a la educación
para niños y niñas del mundo. Televisión Española nos recordaba que 57 millones
menores no van a la escuela, 6 millones y medio en América Latina y Caribe (2).
Televisión Española no lo dice, pero Unicef sí: ninguno de estos menores vive
en Cuba, donde la escolaridad es total. Pues bien, curiosamente, en la entrega
del Premio Sajarov a la niña afgana que reclama la escolaridad que hoy es
garantizada en Cuba, acudieron varios de los llamados “disidentes” cubanos,
también premiados por el Parlamento Europeo: es decir, quienes apoyan el
bloqueo de EEUU (3) que, entre otras cosas, encarece y dificulta la compra de
todo tipo de materiales escolares en Cuba (4).
En el diario español El Mundo leíamos un
reportaje sobre las miles de niñas y
niños explotados para la mendicidad en Europa (5). En él, no hay
ni el más mínimo análisis sobre las causas de la exclusión social de estas
familias que explotan a sus menores en países del Este de Europa, es decir, de
la responsabilidad del sistema capitalista en todo ello. El Mundo cita también
un informe de Naciones Unidas que asegura que en 16 países investigados el
motivo para la venta de menores es el trasplante de órganos con destino a
países ricos. ¿Se imaginan la noticia en El Mundo si en Cuba, algún día, se
descubriera un solo caso de esto que ocurre en Europa, y que ocurre en mucha
mayor escala en América Latina?
Por El País nos enteramos del asesinato de dos
líderes campesinos del estado mexicano de Guerrero (6). Este
periódico nos habla a menudo de la violencia en México, pero jamás apunta al
sistema económico, al régimen político, ni cita el nombre del presidente de ese
país (7). Sin embargo, en cualquier noticia acerca de Cuba, ya sea para hablar
de deporte (8), señala de manera culpabilizadora al sistema o a las autoridades
de la Isla. Por cierto, ni El País ni otros diarios han informado sobre el
reciente asesinato de otro sindicalista colombiano, trabajador de la
multinacional Nestlé (9), ni de la muerte a tiros de un cámara de televisión,
simpatizante de la izquierda, en Honduras (10). ¿Se imaginan la noticia en El
País si en Cuba fuera asesinado uno solo de los llamados “disidentes”?
El diario ABC nos habla de la catástrofe humana
causada por el tifón Yolanda en Filipinas, con más de 4.000 personas
fallecidas (11). Como el resto de grandes diarios, no aborda un tema esencial:
por qué no se produjo una evacuación masiva de la población. Quizá porque
entonces el ABC debería mencionar la ausencia de recursos públicos del Estado
filipino, gracias a la aplicación obediente de las recetas neoliberales,
aplaudidas por las grandes potencias. Habría sido interesante que el ABC
comparara el caso de Filipinas con el de Cuba, afectada en los últimos años por
el paso de potentes huracanes. En ambos casos, las pérdidas materiales han sido
inmensas, pero en Cuba la cifra de fallecimientos fue muy pequeña (12):
precisamente por la existencia de un Estado fuerte, con un eficiente sistema de
Defensa Civil y con una prioridad absoluta en salvar vidas humanas.
El canal de televisión Antena 3 nos habla del
caso de un niño negro de 14 años que, en 1944, fue ejecutado en la silla
eléctrica en EEUU (13). Se han descubierto ahora
indicios de su inocencia en los crímenes que se le imputaron. ¿Se imaginan la
noticia si en Cuba, país con una moratoria en la aplicación de la pena de
muerte desde hace 10 años (14), se hubiera ejecutado a un solo niño, como ha
ocurrido en EEUU hasta el año 2005?
Son
preguntas que nos hacemos, al analizar el doble rasero que emplean a diario los
grandes medios internacionales.
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