Respuesta del señor Mario Isea Bohórquez, embajador de la República Bolivariana de Venezuela en España.
Según un editorial del diario El País del 7 de abril de 2014 Venezuela es “ingobernable”.
Tal como están las cosas en 
el mundo, no es difícil entender que sea tildada, de ingobernable –por 
un medio que responde a los intereses de las bolsas internacionales— una
 nación que ha desarrollado en los últimos 14 años un profundo proceso 
de cambios socioeconómicos y políticos por la vía democrática, logrando 
disminuir vertiginosamente la pobreza, las desigualdades (somos el país 
menos desigual de América Latina) –sólo la matrícula universitaria pasó 
de 400 mil a 2 a millones 600 mil (aumentó 550%)- y escalar velozmente 
en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, gracias a la recuperación 
de la soberanía sobre sus recursos naturales. No en vano la recuperación
 del control del Estado sobre los recursos naturales permitió que las 
mayores reservas petrolíferas del mundo fuesen reconocidas como tales y 
 no vendidas a precio de carbón o que las empresas trasnacionales 
pagarán más de 1% de regalía por la explotación de dicho recurso.
Sin embargo, con tan 
escandaloso título, es mi deber tranquilizar a la opinión pública 
española, la República Bolivariana de Venezuela goza de plena 
estabilidad institucional y sus poderes públicos continúan tomando 
decisiones y gerenciando las áreas bajo su responsabilidad con total 
normalidad. Ni siquiera en los municipios gobernados por la oposición, 
en los cuales se ha auspiciado la violencia (menos del 2% del total de 
los municipios del país y sólo en urbanizaciones de clase media y media 
alta), es posible hablar de ingobernabilidad, porque a pesar de que 
algunos alcaldes no han cumplido con sus responsabilidades, los poderes 
públicos nacionales están actuando para que se respete la Ley y se 
garantice el bienestar de la ciudadanía.
La imagen que intenta 
proyectar el editorial de un país sumido en “las protestas y la 
represión”, no es coherente con la realidad de una nación que viene de 
realizar dos procesos electorales en el último año –en los cuales ha 
aumentado, significativamente, el respaldo al gobierno del presidente 
democrático y constitucional, Nicolás Maduro– y que, según la última 
encuesta privada chilena Latinobarómetro (2013), es el país de la región
 que cuenta con más apoyo de su ciudadanía a la democracia.
Lo único que refleja con 
honestidad el artículo es que la unidad de la oposición está 
resquebrajada entre el sector que plantea una estrategia violenta para 
derrocar a un gobierno democrático; y el sector más racional que analiza
 lo equivocado de esta estrategia inconstitucional y los riesgos que 
supone para la paz social y la popularidad de la propia oposición.
En este sentido, es 
preocupante la simpatía mostrada por algunas corporaciones mediáticas, 
como PRISA, hacia la acción de sectores violentos de la ultraderecha en 
Venezuela. Sectores que han llamado a la salida inconstitucional del 
gobierno y que impulsan acciones claramente terroristas –llamadas 
guarimbas— entre las cuales destacan quema de instalaciones educativas, 
hospitalarias y de otras instituciones y servicios públicos, como 
unidades de transporte de pasajeros y/o alimentos; el levantamiento de 
barricadas con empleo de cócteles molotov, armas de fuego y todo tipo de
 trampas en las vías, además de asesinatos con francotiradores, el 
envenenamiento de embalses de agua y provocación de incendios 
forestales.
¿Cómo se puede hablar de 
represión en un país en el que un sector de ultraderecha llama a 
derrocar al gobierno democrático e impulsa acciones terroristas, y los 
efectivos del orden público responden con proporcionalidad y control 
para devolver la tranquilidad a los ciudadanos, mientras la Fiscalía 
actúa de manera ejemplar aplicando la Ley a los implicados en hechos 
violentos o irregulares, incluso en los casos excepcionales donde se han
 determinado responsabilidades de efectivos del orden por violaciones de
 derechos humanos?
Llama la atención que El País
 olvida mencionar que estas protestas violentas han dejado en dos meses 
un lamentable saldo de 39 víctimas mortales, de las cuales las 
investigaciones ya señalan que los llamados guarimberos tienen la 
responsabilidad directa de más de la mitad. Sin embargo, hasta el 27 de 
marzo sólo había 168 detenidos, por la gravedad de los casos 
criminalísticos en los que están implicados. ¿Cuál sería el resultado de
 la acción de las fuerzas del orden y las instituciones de justicia en 
países de Europa Occidental si un sector extremista pretendiera la 
salida por la fuerza del gobierno constitucional y provocara acciones de
 violencia y terrorismo en algunas ciudades, durante dos meses? ¿Cómo lo
 cubriría El País?
¿Cómo se puede decir que 
sufre un desastre económico, Venezuela, un país que creció en 2012 un 
5,5% y en 2013 un 1,6%, que tiene una relación deuda externa/PIB del 
18%, una tasa de paro en 7% o que entregó en los últimos dos años más de
 500 mil viviendas sociales? No se trata de eludir los retos que tiene 
nuestra nación en el área económica, pero parece que la escandalosa 
deuda del grupo PRISA, por las aventuras financieras y empresariales de 
sus directivos, influye cada vez más en su forma de plasmar la realidad.
¿A qué apuesta El País cuando
 descalifica la Conferencia Nacional de Paz convocada por el gobierno 
del presidente Nicolás Maduro, que ha sido apoyada por todos los 
organismos de la región, desde Unasur hasta la OEA, y ya ha producido 
importantes acuerdos con sectores empresariales y de la oposición 
democrática? ¿Por qué no cuestiona la voluntad política de la oposición 
violenta en un país donde la Constitución establece la posibilidad de 
realizar un referéndum revocatorio a mitad de mandato? ¿Por qué reitera 
la idea sin sustento de que los simpatizantes del chavismo son 
violentos?
¿Quiere re-editar El País su nefasto editorial del 13 de abril de 2002 “Golpe al caudillo”,
 cuando creyendo que había triunfado el golpe de Estado contra el 
presidente Hugo Chávez, intentaron justificar la ruptura del orden 
constitucional y democrático en Venezuela?
Ya decía algún otro medio 
–igualmente de derechas— hace poco, que el principal directivo de El 
País ha estado con el franquismo, la República, la Monarquía y ahora 
sólo busca que le echen “una mano para reducir la deuda de PRISA”… 
Quizás sea El País el que deba rectificar sus políticas editoriales, por
 respeto a los ciudadanos que todavía creen en él… Mientras tanto el 
pueblo venezolano y su gobierno democrático, constitucional y 
revolucionario seguiremos siendo independientes, aunque algunos nos 
llamen ingobernables.
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