Foto: Plano Sinfin |
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Detrás de cada noticia falsa echada a rodar por los medios hay una afiliación conspirativa. No hay ingenuidades al respecto.
El caso Venezuela es un claro ejemplo: mienten y tergiversan realidades lo mismo grandes medios con fachadas de «objetivos», que comunicadores aventureros apegados al embuste político.
Algunos tienen larga hoja de servicio en favor de la reacción y desde fabricados aires de periodistas «irreverentes» y «controvertidos» manipulan a su antojo audiencias mal informadas.
A ratos pueden resultar cordiales y hasta carismáticos (sin dejar de ser venenosos), lo que les remonta el precio en el mercado de la subversión.
A manera de muestreo, fijémonos en uno que recientemente se ha echado un cubo se detritus sobre su bien ajustado peluquín: el peruano Jaime Bayly, enemigo jurado de la Revolución Cubana desde tiempos inmemoriales e inscrito, hace rato, en la cruzada conspiradora en contra del Gobierno chavista de Nicolás Maduro.
Bayly dijo el jueves 2 de mayo en su programa en Mega Tv (que desde Miami se retransmite en varios países de América Latina) que Vladimir Putin había puesto un bombardero ruso a disposición de Cilia Flores, esposa de Nicolás Maduro, para que en medio del pretendido golpe militar armado por el usurpador Guaidó –y orquestado desde Washington– huyera a República Dominicana, donde la pareja había adquirido una vivienda valorada en 18 millones de dólares.
Siempre con aire de tener la última, dijo también el «bien informado» Bayly que tanto Putin como Trump habían estado de acuerdo en sacar a Maduro del poder. Los Estados Unidos le darían a Guaidó 20 mil millones de dólares para pagar a los rusos una supuesta deuda, y otro avión llevaría a Maduro a República Dominicana, donde Cilia Flores ya estaba asentada en su vivienda de Punta Cana.
Como nota exclusiva, el comunicador Jaime Bayly repetía con su habitual aire de desenfado las palabras exactas que Putin le había dicho a Maduro: «No vengas a Rusia, aquí no te queremos».
Su nueva fantasía –y enumerarlas requerirían periódicos enteros– fue desbaratada poco después por los mismísimos presidentes Trump y Putin luego de una larga conversación, ampliamente divulgada, y en la que el mandatario ruso volvió a reafirmar sus firmes convicciones de no intervención con relación a Venezuela.
Además, allí, en medio de Caracas, estaba Cilia Flores celebrando con su esposo el descalabro de los títeres golpistas.
Lo cual no quita para que en este mismo momento Jaime Bayly, sin disculparse, esté sacándole punta a un nuevo lápiz.
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