El pasado 19 de junio de este año, Netflix, el gigante streaming audiovisual, lanzó por su plataforma la película “La Red Avispa” (Wasp Network), realizada por el francés Olivier Assayas, quien se basó en el libro del brasileño Fernando Morais: “Los últimos soldados de la Guerra Fría”, donde el escritor narra de manera amena y concisa, los hechos ocurridos con los ex-agentes de la seguridad cubana: Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González.
La
película, coproducción de Francia-España-Bélgica-Brasil; CG
Cinéma, RT Features, Nostromo Pictures, Scope Pictures, contó con un elenco protagónico muy variado y reconocido en el mercado: la española
Penélope Cruz, el venezolano Edgard Ramírez, el
mexicano Gael García Bernal, el
argentino Leonardo Sbaraglia, el brasileño Wagner Moura y la
cubana-española Ana de Armas.
El estreno de la
película no fue realmente por Netflix; ya que el filme fue presentado en la 76ª edición del
Festival de cine de Venecia y en la 41 edición del Festival del Nuevo Cine
Latinoamericano.
Se debe tener claro que la película no se ajusta
fielmente a los hechos ni tampoco se trata de la “película de los Cinco”; ya
que realmente cuenta algunos hechos de algunos de ellos: René González y
Gerardo Hernández Nordelo. También hace un mediano repaso a la actividad del ex–agente
Juan Pablo Roque.
Muchas han sido las
críticas que ha suscitado, desde regulares, satisfactorias, insatisfactorias, hasta
llenas de inconformidades. Críticas desde cuestiones artísticas hasta de
enfoque político.
No me detendré en las
cuestiones artísticas, la cual dejo a quienes son más expertos en el tema, aunque
confieso que no todas las actuaciones me convencieron; porque no me hicieron
ver al verdadero personaje que intentaban interpretar, amén de la experiencia
actoral que amparara sus carreras artísticas. Pero sí haré un pequeño
paréntesis en la cuestión histórica y repercusión política de la película.
Es muy comprensible
que una producción de dos horas no pueda abarcar toda la realidad histórica de lo
ocurrido, aunque acierta en el orden cronológico
de los hechos que presenta; pero sí creo que deja incompleto los antecedentes y
las consecuencias de la historia. Mucho más para quienes no tienen idea de lo
sucedido o simplemente tienen una idea sesgada por el montaje que la prensa
capitalista ha hecho del tema.
Los Cinco Héroes, como les denominó el pueblo cubano,
fueron detenidos por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas
en inglés) el 18 de septiembre de 1998, estando 33 meses sin fianza, y de ellos
estuvieron 17 meses en cárceles destinadas para prisioneros violentos.
Los
Cinco sufrieron un largo proceso de injusta encarcelación,
sometidos a juicios amañados y una reacia maquinaria propagandística puesta en
marcha para justificar la injusticia cometida contra ellos (también contra
Cuba).
Muy a pesar de los montajes, las falsas acusaciones y
la burda propaganda de la prensa capitalista y cómplices, la película no esclarece
un punto esencial y que ha servido de manipulación: ninguno de los Cinco se
infiltró en el aparato estatal estadounidense ni pusieron en peligro la
seguridad nacional de EEUU (nunca fue el objetivo); sino que se infiltraron en
las organizaciones anticubanas y terroristas ancladas en territorio
estadounidense, las cuales operan libremente y con el beneplácito del gobierno
de ese país y la Agencia Central de Inteligencia (CIA según siglas en inglés). El
verdadero objetivo era poder descifrar y prevenir sobre los planes y acciones
terroristas destinados contra Cuba.
Como no tenían pruebas para sustentar las acusaciones,
entonces todo se ajustó a sucias componendas que sólo demuestran la desvergüenza
del sistema judicial de EEUU y su política hostil.
La cuestión de todo el proceso judicial en EEUU no era
realmente hacer ningún tipo de justicia, sino hacer campaña contra la
Revolución cubana y la dirigencia de Cuba, así como blanquear toda la actividad
criminal y terrorista que se cometía (aún continúa) por organizaciones
anticubanas ancladas en ese país y que gozaron (aún continúa) del beneplácito
de todo el aparato gubernamental.
Las condenas a los Cinco fueron extremadas, llenas de
sañas y abusivas (por no decir ridículas e ilógicas en algún caso).
René González Sehwerert fue
sentenciado a 15 años de privación de libertad, siendo liberado tras
pasar ese tiempo; aunque se le exigió tres años en Estados Unidos bajo el
régimen de libertad supervisada, pero la jueza Joan Lenard aceptó la propuesta de René de permanecer en Cuba parte del
período de vigilancia si renunciaba a la ciudadanía estadounidense.
Fernando González Llort fue sancionado a 19 años de
prisión, pero fue liberado después de 17 años y 9 meses, para ser deportado a
Cuba.
A Gerardo Hernández Nordelo se le impuso la condena de dos
cadenas perpetuas más 15 años de prisión. A Ramón Labañino primero se
le sentenció a 1 cadena perpetua más 18 años y después reducida a 30 años en
prisión. Antonio Guerrero Rodríguez recibió condena de cadena
perpetua y otras dos adicionales de cinco años de reclusión cada una, que fue
reducida a 21 años más diez meses en prisión y 5 años de libertad supervisada.
Los tres fueron liberados el 17 de diciembre de 2014 como
parte de un acuerdo humanitario alcanzado entre los gobiernos de Cuba y EEUU.
Los inconformes con la película, que se encuentran
principalmente entre esos mismos sectores asentados en Miami y que no cesan de
hacer negocios del terrorismo contra Cuba, como la congresista Ileana Ros-Lehtinen
que no pierde el cinismo cuando declaró: "Qué asco cuando los que hacen el
daño aparecen
en una película como las víctimas".
¿Quiénes hacen daño? Cuba nunca ha agredido a Estados Unidos
y por lo tanto no hay ni lesionados ni muertos como los que sí ha tenido Cuba
por los atentados perpetrados por criminales pagados desde EEUU. Cuba nunca ha
subvencionado ninguna oposición dentro de EEUU, no interfiere en los asuntos
internos de ese país ni aplica bloqueos económicos para provocar hambruna y
necesidades.
Son muchas las operaciones hostiles cometidas contra Cuba
desde suelo estadounidense: piratería, secuestro de aviones, agresiones aéreas;
también sabotajes en escuelas, industrias y centros comerciales. El expediente también cuenta con infiltraciones
costeras de grupos mercenarios, guerra bacteriológica, ataques a sedes diplomáticas
cubanas en el exterior e intentos de asesinato a Fidel Castro.
Los satisfechos, ven que esta
película es un paso para darle a conocer al público un hecho que estuvo sesgado
y manipulado, como la existencia de grupos radicalmente extremistas,
terroristas y anticubanos en territorio de EEUU, que tienen el amparo del
gobierno de ese país, como que ha acogido a terroristas confesos como Posada
Carriles.
Los
insatisfechos, como yo, creen que a la película le faltó una mejor estructuración
en su guión que pudiera brindar más elementos históricos de los hechos y con
una visión menos distante de lo vivido por los personajes, los Cinco Héroes y
familiares, pero también por el pueblo cubano.
Esa
carencia evidente en la película puede distorsionar la realidad, cuando se
miran los hechos desde un prisma distante. Algo muy cotidiano si a la vez se
tiene la influencia de la gran prensa, llamada “libre”, que ajusta su editorial
a un guión prestablecido. Como bien expresó el actor argentino, Leonardo Sbaraglia, en entrevista realizada por
Oscar Ranzani y que salió publicada por el sitio web Página 12: “Siempre la
mirada de Europa sobre muchas cuestiones de Latinoamérica, (…), es una mirada
siempre sesgada por ese lugar que le es ajeno.”
Sufrir esa mirada, siempre occidental
o europeísta, sobre nuestras realidades latinoamericanas, generalmente
afectadas por una política agresiva imperialista y/o gobiernos serviles a
intereses foráneos, también nos conlleva a tener desconfianza.
Una muestra se dio con la propia
actriz española, Penélope Cruz, ya que según publica
el periódico La vanguardia, en el Festival de Venecia, ella expresó: “Cuba es
un lugar que te enamora porque la gente tiene una humildad y un corazón
maravillosos”, pero no le faltó la píldora al declarar que “no paraba de
hacer preguntas, pero era muy difícil que compartieran lo que realmente sentían
hacia el régimen y la situación.”
¿Cómo confiar en alguien que utiliza el término despectivo de
“régimen” para referirse al gobierno cubano? ¿Cómo confiar en alguien que es
capaz de confesar que el personaje que interpretó, Olga Salanueva, es “extremista”?
¿Cómo abrirse a alguien que pudiendo conocer todos los elementos necesarios de
toda esta historia, no es capaz de mostrar desconfianza hacia las torceduras
políticas e inmorales del gobierno de EEUU, pero sí hacia los agentes cubanos?
¿Si Penélope Cruz dice que “no justifica a los Cinco”, entonces a quién justifica? No justificar la labor heroica de estos cinco hombres, como la de sus familiares, es no comprender la imperiosa necesidad del pueblo de Cuba a defenderse de agresiones provenientes desde EEUU, a tratar de salvar vidas humanas y, además, a tener todo el derecho a construir un camino de manera soberana e independiente.
Es evidente que la película no es una oda al “castrismo”, como sanciona el sector anticubano en Miami; sino una simple puesta en escena de una realidad mucho más grande y dolorosa para el pueblo cubano, que reduce estos 61 años de agresiones imperialistas a dos fugaces horas que se pasan frente a una pantalla y desde un cómodo asiento.
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