| Berta Soler coqueteando con la mafia anticubana de Miami | 
Por M. H. Lagarde
De acuerdo con declaraciones de Belkis Cantillo, una de las 
mercenarias santiagueras que ha decidido no seguir recibiendo órdenes 
desde La Habana, el pasado 17 de agosto comunicó su renuncia a la líder 
de las Damas de Blanco en la Isla, Berta Soler, debido a quejas que le 
había manifestado con relación a “indisciplinas graves” de una de las 
integrantes del grupo, las cuales “no fueron atendidas”.
“Ella (Berta) me tenía muy humillada”, afirmó Cantillo según EFE.
La nueva disidente de las “disidentes” manifestó además que se había 
también “disgustado mucho” con Soler porque había ordenado la separación
 de las mujeres integradas al movimiento en el municipio Palma Soriano 
de las de la ciudad de Santiago de Cuba, las cuales, según dijo “eran 
todo un bloque” hasta julio pasado.
Por su parte, Berta Soler, al ser consultada sobre el tema por la 
agencia EFE, aseguró que: “Seguiremos con más fuerza y todas las que 
entren al grupo deben estar disciplinadas, organizadas y respetar 
nuestro reglamento”.
No es primera vez que Berta Soler habla de la falta de disciplina 
entre sus seguidoras. Un mes después de hacerse con el liderazgo del 
grupo mercenario en el 2011, señaló:
“En estos momentos se está pensado que todas somos iguales, pero 
estamos en el primer mes de fallecida Laura y tenemos que fortalecer la 
disciplina. Cuando ya tengamos control de esta disciplina, y un 
reglamento, entonces ya se toma de decisión y todas somos Damas de 
Blanco”.
Según agregó Berta Soler entonces las llamadas Damas se habían 
convertido en un movimiento defensor de los derechos humanos aunque no 
conocían siquiera ni la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Al parecer el bajo nivel cultural no es algo que solo compete a las 
mercenarias de filas sino a la propia líder. A propósito de la actual 
discordia el diario español El País puso en boca del también “disidente”
 Guillermo Fariñas que Berta Soler presenta problemas de bajo “nivel 
intelectual” y limitada capacidad de liderazgo.
Para complicar aún más el litigio, tanto la santiaguera Belkis 
Cantillo como Soler, afirman que el actual cisma entre las mercenarias 
se debe a que el gobierno cubano trata de dividirlas. Si Cantillo dice 
que la nueva división se debe a que Berta Soler la tiene muy humillada, 
¿querrá decir la santiaguera que la actual líder es una agente de la 
Seguridad del Estado? ¿O la infiltrada será ella?
En realidad, lo que no dicen ni el reporte de EFE publicado por El 
Nuevo Herald ni el periódico El País es que tanto las indisciplinas como
 las escisiones de los mercenarios en Cuba tienen siempre como trasfondo
 el problema monetario.
Como bien sugirió Berta Sóler luego de tomar el mando, no todas las 
Damas son iguales. Para nadie es un secreto que a las mercenarias de a 
pie el gobierno de Estados Unidos le paga unos 30 dólares (verdes) por 
marcha, mientras las cabecillas del negocio, además de ser mucho mejor 
remuneradas, tras las nueva política migratoria cubana, ahora marchan, 
sobre todo, en el extranjero.
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