| Samantha explica detalles del periódico «¡Lucha contra el racismo, lucha contra el imperialismo!».Autor: Calixto N. Llanes. | 
Una joven comunista británica, que coordina la brigada solidaria Cuba Vive, comenta a JR la lucha desde «el estómago del monstruo» y confiesa admiración por una Isla que le da esperanza, incluso, para su país.
Tomado de Juventud Rebelde.
Por Enrique Milanés León.
Para vencer por tercera vez los 7 493 kilómetros que separan a 
Londres de La Habana, la joven Samantha Cordery tuvo que hacer 
sacrificios. Llegó incluso a participar en una carrera de 25 000 metros 
buscando patrocinadores que entendieran que ella era un competidora 
especial que recaudaba donaciones porque su real «meta» estaba mucho más
 lejos, en Cuba.
Samantha es la coordinadora de la Brigada Cuba Vive y de la campaña 
Rock around the blockade e integra, desde hace una década, el Grupo 
Revolucionario Comunista de Gran Bretaña. Entre nosotros, con casi una 
veintena de muchachos de la decimotercera hornada de la brigada —en su 
mayoría estudiantes y desempleados—, su historial nos recuerda que no 
todos los extranjeros que desandan nuestras calles son turistas a secas;
 algunos son más: amigos.
«Comenzamos las brigadas a Cuba en 1995 para ayudar a romper el 
bloqueo. Esta vez trajimos zapatillas y vestuario de ballet e 
implementos de boxeo que apoyen la cultura y el deporte de los jóvenes 
de la Isla. Es solidaridad contra el bloqueo, pero también vinimos a 
entender más la realidad del socialismo en Cuba, sus retos y 
dificultades», revela.
El Grupo Revolucionario Comunista tiene ardua tarea en Gran Bretaña: 
llevar las ideas del socialismo a las comunidades y organizar campañas 
contra privatizaciones y recortes sociales requiere alto activismo. Aun 
allí, Cuba tiene su espacio: «El de ustedes es un gran proyecto, siempre
 en lucha. El socialismo es aquí, en Cuba. Es una alternativa que puede 
inspirarnos», considera Samantha.
Los integrantes del Grupo se reúnen, conversan, estudian, convocan, 
tocan puertas… pero la joven no maquilla la verdad: «Después de la caída
 de la URSS tuvimos el Gobierno de Margaret Thatcher. La clase obrera 
sufrió muchas derrotas y la conciencia política cayó. En nuestro país sí
 hay problemas, sí hay personas que viven en la calle, sí hay quienes no
 tienen nada nada, pero la mayor parte tiene suficiente todavía y 
entonces el movimiento no es tan grande, pero organizamos a cientos de 
personas en muchas ciudades del país: Glasgow, Dundee, Liverpool, New 
Castle, London, Manchester, Bristol…».
Estos jóvenes son amigos, no turistas. Reunir el dinero para el viaje
 —el primero a Cuba para la mayoría— le tomó al Grupo todo un año.
—¿Cómo les responden tras esas puertas cuando ustedes piden donaciones para Cuba?
—Es variado. El racismo crece en estos años porque hay austeridad y 
el Gobierno culpa a los inmigrantes. En la conciencia de mucha gente, no
 de toda, crecen las ideas reaccionarias, pero en las campañas decimos: 
«en Cuba hay problemas económicos, sin embargo la gente tiene casa, 
comida, y salud y educación gratuitas». Les decimos que no solo tenemos 
que luchar contra la austeridad sino también por un movimiento al 
socialismo, porque en 56 años la resistencia de Cuba demuestra que puede
 funcionar».
A Samantha le satisface la intensidad del programa: «¡Tenemos que 
aprovechar el tiempo!», comenta risueña mientras repasa las citas de la 
brigada con dirigentes de la UJC y sus organizaciones estudiantiles y 
juveniles, con la Asociación de Combatientes, la CTC, el Partido, un 
CDR, un círculo de abuelos…
«Fuimos al Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y tuvimos el
 honor de conocer a Mariela Castro, fue muy importante para nosotros», 
acota en una pausa. La lista de interlocutores cubanos incluye a  
profesores y alumnos de la Escuela Latinoamericana de Medicina, 
deportistas, diputados y filósofos.
Se añaden el ICAP, la FMC y la Casa de las Américas. Y no podían, por
 supuesto, dejar de desfilar el Primero de Mayo. «¡Todo eso en dos 
semanas!», comenta orgullosa.
Al regreso, me explica, sostendrán encuentros en las comunidades para
 contar lo más importante del recorrido, de manera que allá también 
«vivan esta relación con Cuba».
—¿Cómo se vinculan la brigada y el periódico «¡Lucha contra el racismo, lucha contra el imperialismo!»?
—Es parte de nuestra labor. Sale cada dos meses, se autofinancia y 
nosotros mismos lo vendemos en las calles. Tiene dos líneas: la realidad
 doméstica y la resistencia en nuestro país —cosa que la clase alta no 
quiere en nuestros periódicos— y también trabajos sobre el imperialismo y
 sus consecuencias. Analizamos la economía desde una línea marxista: qué
 pasa con la crisis del capitalismo. En él publican los principales 
dirigentes del Comité Ejecutivo, pero otros brigadistas también, porque 
eso los desarrolla.
—¿Qué perspectivas tiene un proyecto socialista como el Grupo en una potencia paradigmática del capitalismo?
—Es fuerte, sí, es fuerte, pero tenemos que hacer algo. No podríamos 
quedarnos sin hacer nada cuando nuestro país hace cosas tan malas en el 
mundo y cuando pasan otras como la campaña Focus E15, de Jasmin, porque 
madres con sus niños quedaron sin viviendas. Será una gran lucha, pero 
tenemos que hacer algo. Con esta crisis, la clase alta no puede seguir 
en la misma línea, algo tiene que cambiar y debemos prepararnos para, 
cuando haya un movimiento más grande, proyectarlo a la izquierda, porque
 si no, vamos a tener fascismo. Estamos en un cruce de caminos y tenemos
 que ir por la izquierda o caemos en el fascismo.
—Hablemos del futuro. ¿Cuál nos ve?
—La libertad de los Cinco fue gran victoria. Si se afloja el bloqueo 
será un gran triunfo para Cuba, aunque Estados Unidos no cambió su 
objetivo, solo su estrategia. Este tiempo es también un poco peligroso 
para Cuba, pero los cubanos saben: cuando hablo con los jóvenes, los 
abuelos, la gente… sé que ustedes se están preparando para la lucha y 
que Cuba va a continuar su proyecto socialista.
—¿Por qué Cuba? ¿Qué buscan o encuentran aquí?
—Es una buena pregunta. Yo estoy aquí porque soy una comunista en un 
país imperialista y creo que hay otra opción, que debemos luchar toda la
 vida contra el imperialismo, desde el estómago del monstruo. Yo estoy 
aquí para aprender más de la Revolución de Cuba socialista.
«Un cubano que nunca ha ido a mi país no puede entender qué pasa, 
porque no es asunto del dinero, es la realidad de la comunidad. Allá es 
posible que un abuelo muera solo en su casa y que lo descubran a las dos
 semanas. El capitalismo destruye la comunidad. Con resistencia, 
podríamos salvarla.
«Mi país pone bombas, guerras, pero Cuba da solidaridad —¡a todo el 
mundo!— con médicos, profesores y con ayuda a las causas sociales. En un
 país como el mío, donde la clase alta no quiere dar nada a nadie, la 
solidaridad de Cuba nos da mucha inspiración.
«Cuando fui al CDR y vi a la gente unida en socialismo, pese a los 
problemas del bloqueo y la economía, pero unida dentro de la Revolución 
para crecer, para mejorar… eso me dio mucha esperanza para el futuro, 
también, de mi país».
Leer versión en inglés: Hacer click aquí.
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