Tomado de Adversario Cubano
Por Raúl Capote.
Era hora de cambiar y 
aparecieron de nuevo los “moderados”, los que nos piden que no seamos 
tan radicales. Ser moderados ahora significa estar en la cerca, bailar 
entre un lado y otro en medio de la línea divisoria. 
Los nuevos “paladines” de la libertad de expresión acusan a Cuba
 de violarla, según los voceros del Imperio, sus lacayos y los 
oportunistas de nuevo cuño, la Revolución encarcela a los que disienten.
  La mala fe, el odio solapado o abierto, la ambición personal de algunos se prestan a esas campañas
 que tienen como fin dañar la imagen del proyecto socialista cubano, eso
 por un lado, por el otro, el más importante, que encaja perfectamente 
dentro de la estrategia del Imperio, construir el escenario que 
garantice la agresión militar contra la Isla de la Libertad.
Eso lo sé perfectamente bien, es uno de los planes priorizados de la CIA, “trabajé” en ellos (claro en realidad tratando de impedirlos).
He tenido la oportunidad en estos dos últimos años de recorrer las más importantes cárceles del país, no
 he encontrado en ellas ningún preso de conciencia. Y no necesitaba ir 
para comprobarlo porque sé como lo saben  los habitantes de esta Isla, 
que aquí no se encarcela a nadie por tal razón.
Estuve hace muy poco en una prisión de mujeres en Mayabeque,
 a pesar de conocer las cárceles de mi país, la sorpresa que recibimos 
al llegar fue tremenda, aquel lugar parecía un centro de recreación y 
turismo, no les exagero, estaba rodeado por una cerca de menos de dos 
metros, la entrada era custodiada por un anciano que nos abrió la 
portezuela libre de candados y cierres y nos dio paso a un lugar 
cubierto de jardines. Conversamos largamente con las reclusas y supimos 
que se les imparten diversos cursos para que aprendan oficios, que 
tienen aulas de enseñanza general para graduarse de bachilleres, que 
todas las semanas les visitan artistas, escritores, personalidades de la
 comunidad aledaña y de la Capital, que tienen un taller literario y un 
largo etcétera.
Otra cosa, mientras conversábamos
 una sola guardia, absolutamente desarmada, compartía el escenario con 
nosotros, no vi un arma en todo aquel lugar mientras lo visitábamos.
En este “infierno” tan bien dibujado por los enemigos de Cuba,
 existe un programa entre los estudiantes universitarios representados 
por la FEU, que establece que los jóvenes pueden entrar a nuestras 
estaciones de policía y chequear su funcionamiento,  muchos han 
trabajado junto a la policía en el diseño de las unidades,  han diseñado
 los calabozos para hacerlos más humanos,  participan con la PNR en 
actividades de todo tipo, hacen propuestas que son escuchadas y 
aplicadas para mejorar el trabajo. No pude evitar una emoción profunda 
cuando un grupo de estudiantes del Instituto Superior Politécnico José 
Antonio Echevarría conocido como la CUJAE, discutía con el jefe de una 
unidad de las que fueran en el pasado centro de los crímenes de Esteban Ventura Novo, uno de los principales esbirros de la tiranía de Batista,
 sobre como ellos creían que debían ser los calabozos de ese lugar, que 
nada tenían ya que ver con aquellos donde se torturó y asesino a tantos 
jóvenes antes del 59.
Es cierto que en un periodo de la historia de la Revolución, cuando el país era agredido constantemente, cuando bandas de alzados en las montañas,
 organizadas y financiadas por los Estados Unidos asesinaban maestros 
voluntarios y alfabetizadores, cuando la bombas quemaban nuestras 
tiendas, cegaban vidas inocentes y destruían escuelas, cuando la vida 
del país pendía de un hilo, algunos compañeros que ocupaban 
responsabilidades en instituciones gubernamentales cometieron actos 
discriminatorios contra personas que se oponían a la revolución y 
expresaban su odio a ella, pero ni aún entonces fue encarcelado alguien 
por disentir.
Los que hoy desde Miami narran escenas dantescas sobre el Presidio en Cuba, fueron los mismos que participaron en acciones de terrorismo,
 que fueron cómplices de crímenes contra campesinos inocentes, que 
puestos al servicio de la CIA atentaron contra la seguridad y la vida de
 sus compatriotas, ninguno ha podido jamás presentar una prueba seria de
 tortura, de abuso o de maltrato, ponen en el escenario de la Revolución
 lo que ellos si son capaces de hacer  e hicieron, algunos fueron 
“entusiastas” colaboradores de la operación Cóndor en Suramérica.
Puede parecer contradictorio pero esos 
señores que actuaban como especie de guardianes de la fe, nos pedían ser
 moderados en el hablar, nos pedían ser moderados al escribir, nos 
aconsejaban moderación al expresar nuestras ideas. Esgrimían ante 
cualquier señalamiento, ante cualquier crítica la santa palabra 
conflictivo o en el peor de los casos diversionismo ideológico, el más 
execrable de los epítetos.
Entonces ser moderado para ellos era 
fingir el lenguaje de la Revolución para no buscarse problemas, para 
perseguir la crítica, para señalarse ante los jefes y trepar (los 
moderados son eternos trepadores). Eran los intransigentes de entonces, 
disfrazados de exaltados revolucionarios. Pero llegaron los difíciles 
años 90, el socialismo este europeo no resistió el empujón que le dieron
 los servicios especiales occidentales liderados por la CIA, su 
alejamiento del pensamiento revolucionario les fue minando las bases y 
cayeron como castillo de naipes, parecía que el efecto dominó haría caer
 a la Isla de la Libertad y los moderados se asustaron terriblemente.
Era hora de cambiar de bando y muchos 
de aquellos guardianes “fieles” que censuraban todo atrevimiento ahora 
están en Miami de corifeos del Imperio, (hay cada nombre allá que da 
asco). Recuerdo uno que acababa de censurar acremente el poema de 
uno de mis compañeros de taller literario en un encuentro nacional de 
literatura, donde este personaje actuaba de jurado,  acusándolo de usar 
un lenguaje pequeño burgués y decadente y pretendiendo ofenderlo 
llamándolo lezamamiano, bueno eso fue un viernes en el hotel Rancho Luna
 de Cienfuegos y para sorpresa de todos, el lunes siguiente escuchamos 
su voz lacrimosa en Radio Martí desde Miami, acusando a Cuba de falta de libertad de expresión, de perseguir a intelectuales de la talla de Lezama Lima, etc.
Era hora de cambiar y aparecieron de 
nuevo los “moderados”, los que nos piden que no seamos tan radicales. 
Ser moderados ahora significa estar en la cerca, bailar entre un lado y 
otro en medio de la línea divisoria, con su olfato desarrollado creen 
que no se deben buscar problemas, ese es su lema de siempre lo fue 
antes, cuando ser moderado era estar a bien con los jefes, darse golpes 
de pecho proclamando su lealtad a la Revolución, fingir ser los más 
radicales, lo es ahora cuando ser moderados es sonreír discretamente al 
Imperio y hacerse, con mucho cuidado de “buenos amigos” del lado de 
allá, mienten, enlodan, falsean la realidad para ser simpáticos con los 
poderosos de la mafia de Miami, con cuidado marcan la distancia con la 
Revolución y repiten el discurso de la falta de libertad de expresión 
como papeleta de entrada al “paraíso” inefable de puerta estrecha, donde
 hace rato están vendidas las localidades.
Los zanjoneros se consideraban 
“moderados”, de “moderados” se vestían los autonomistas del siglo XIX en
 Cuba, los anexionistas también se consideraban así, la absoluta (como 
llamaban a la independencia) les daba pesadillas, difamaban de los 
combatientes independentistas y llamaban loco a José Martí. Los 
plattistas  llamaban  tolerancia a la aceptación del yugo yanqui, ellos 
también se auto titulaban “moderados”, en la lucha contra Batista, el 
asesino más grande de la historia de Cuba después Valeriano Weyler, los 
“moderados” llamaban al dialogo con la dictadura y a abandonar la lucha 
armada construyendo un batistato sin Batista.
No nos engañan, ni lo crean por un 
segundo, no importa que se disfracen de lo que sea, que finjan ser 
bienintencionados o  apolíticos, sabemos que tras sus balidos está el 
deseo oportunista del aplauso de Washington, está la ambición, el 
egoísmo, llevado al extremo de ser capaces de sacrificar a todo un 
pueblo con tal de satisfacer sus ansias de fama o poder, con tal de 
satisfacer su ego sobredimensionado.
No les importa poner en peligro a Cuba, 
no les importa que tras sus discursos oportunistas vengan las bombas y 
los marines, no son ingenuos, saben bien el precio que nuestra tierra 
pagará, pero creen de verdad que serán recompensados.
Desconectados de  la realidad, la 
ignorancia de algunos y la vanidad de otros les ciega, a lo mejor creen 
que el gran adelanto tecnológico permite a los  misiles diferenciar a 
“amigos” de enemigos, que cuando nos vengan a “democratizar” a golpe de 
Tomahawk, el fuego no les alcanzará.
Creen que si se portan bien les van a 
reservar un lugar en el Parnaso. Si sobreviven verán derrumbarse como 
castillos de arena sus sueños, olvidan que para los señores del Imperio 
Cuba es uno más de esos rincones oscuros del orbe que hay que reducir a 
la obediencia, habitado por  una turba mulata permeada de ideas 
hostiles.
Sobre Cuba caerían como buitres los 
gigantes conglomerados transnacionales, los astutos y usureros WASP, ya 
no les serviría ni la aristocracia burguesa cubano americana de Miami, 
para ellos tampoco, lo sé, habrá un rinconcito de tierra ensangrentada 
que compartir.
Nota: En la primera versión que salió de 
este post, a los segundos apareció un comentario, acusándome de utilizar
 un lenguaje de barricada ya  en desuso, hasta cuando, se quejaba el 
moderado, vamos a seguir usando ese lenguaje de combate, de agresiones 
militares que según él nunca van a ocurrir.
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