El elemento primordial del control social es la estrategia de la    
distracción que consiste en desviar la atención del público de los    
problemas importantes y de los cambios decididos por las elites    
políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de 
   continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La    
estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al
    público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de 
la    ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la 
cibernética.    "Mantener la Atención del público distraída, lejos de 
los verdaderos    problemas sociales, cautivada por temas sin 
importancia real. Mantener    al público ocupado, ocupado, ocupado, sin 
ningún tiempo para pensar; de    vuelta a granja como los otros animales
 (cita del texto Armas    silenciosas para guerras tranquilas)".
Crear problemas, después ofrecer soluciones.
Este
 método también es llamado "problema-reacción-solución". Se crea    un 
problema, una "situación" prevista para causar cierta reacción en el    
público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea  
  hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique
    la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que
 el    público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en 
perjuicio    de la libertad. O también: crear una crisis económica para 
hacer aceptar    como un mal necesario el retroceso de los derechos 
sociales y el    desmantelamiento de los servicios públicos.
La estrategia de la gradualidad.
Para
 hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla    
gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que
    condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) 
fueron    impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo,  
  privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, 
salarios    que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que 
hubieran    provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una 
sola vez.
La estrategia de diferir.
Otra manera de 
hacer aceptar una decisión impopular es la de    presentarla como 
"dolorosa y necesaria", obteniendo la aceptación    pública, en el 
momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar    un 
sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el    
esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la    
masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que "todo irá   
 mejorar mañana" y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da 
   más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de   
 aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
La
 mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza    discurso, 
argumentos, personajes y entonación particularmente    infantiles, 
muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador    fuese una
 criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se    intente 
buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono    
infantilizante. ¿Por qué? "Si uno se dirige a una persona como si ella  
  tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la    
sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una    
respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la  
  de una persona de 12 años o menos de edad (ver Armas silenciosas para 
   guerras tranquilas)".
Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
Hacer
 uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un    
corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico 
   de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro 
emocional    permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para 
implantar o    injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o
 inducir    comportamientos...
Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer
 que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los    
métodos utilizados para su control y su esclavitud. "La calidad de la   
 educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y
    mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que 
planea    entre las clases inferiores y las clases sociales superiores 
sea y    permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores 
(ver ‘Armas    silenciosas para guerras tranquilas)".
Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido,    vulgar e inculto...
Reforzar la autoculpabilidad.
Hacer
 creer al individuo que es solamente él el culpable por su    propia 
desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de    sus 
capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra    el
 sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que    
genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su 
   acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!
Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.
En
 el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la    
ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del   
 público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes.    
Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el    
"sistema" ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano,    
tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido   
 conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. 
Esto    significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un 
control    mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de 
los    individuos sobre sí mismos.


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