Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, 
Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y 
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en las conclusiones
 del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, 22 de febrero de
 2014, “Año 56 de la Revolución”. (Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado).
Compañeras y compañeros:
Me corresponde hacer las conclusiones de este importante Congreso de 
la Central de Trabajadores de Cuba, el cual ciertamente no se limita a 
estos tres días de trabajo de los delegados en la capital, sino a un 
proceso que se inició, hace más de 15 meses, con el  debate sindical a 
lo largo y ancho del país e incluyó  la amplia y democrática discusión 
del anteproyecto del Código de Trabajo, aprobado en la Asamblea Nacional
 el pasado mes de diciembre.
Igualmente el Congreso obrero en los colectivos laborales y en las 
instancias de municipio y provincia llevó a cabo un profundo análisis 
del Documento Base en casi 66 000 asambleas de afiliados, con una 
participación de más de 2 millones 850 000 trabajadores enfocados en el 
perfeccionamiento de la labor de las organizaciones sindicales.
En el marco de los trabajos previos al Congreso 
conmemoramos, el pasado 28 de enero, el 75 aniversario de la fundación 
de la CTC, que nació como la primera organización unitaria de los 
trabajadores cubanos en las difíciles condiciones de la república 
burguesa y neocolonial y tuvo que enfrentar, durante  años, la represión
 y el asesinato de varios de sus líderes más revolucionarios, la mayoría
 comunistas, entre ellos el aguerrido dirigente sindical azucarero y 
militante comunista Jesús Menéndez, fundador junto al inolvidable Lázaro
 Peña de esta organización.
Las presentes y futuras generaciones de dirigentes 
sindicales deben nutrirse del valioso legado que encierra la vida y obra
 del Capitán de la clase obrera, merecido apelativo que Lázaro Peña supo
 ganarse entre los trabajadores cubanos, forjador y ferviente defensor 
de la unidad de las fuerzas revolucionarias antes de la Revolución y 
tras el triunfo, quien acogiendo como propia la línea de Fidel, se 
consagró en la organización y brillante conducción del histórico XIII 
Congreso de la CTC, en 1973.
A diferencia de congresos anteriores que se concentraban
 en el análisis y discusión de temas específicos y generaban propuestas 
de modificaciones puntuales a la legislación existente en el ámbito 
laboral, este XX Congreso tuvo la ventaja de contar con los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobados en el Sexto Congreso del Partido, así como los objetivos de trabajo  acordados en su Primera Conferencia Nacional.
La etapa preparatoria del Congreso puso de manifiesto el
 apoyo mayoritario de la clase obrera al rumbo trazado para la 
actualización de nuestro modelo económico, al tiempo que se expresaron 
con claridad las insatisfacciones por la lentitud con que se aplican en 
la base determinadas decisiones aprobadas por el gobierno, en ocasiones 
sin haberse creado las condiciones apropiadas y brindado la 
argumentación e información oportunas, ni ejercido el debido control 
sobre su implementación.
A pesar de lo sensible y compleja que resulta la 
cuestión del sistema salarial vigente en la economía estatal, no puedo 
dejar de abordarla, aunque otras veces me he referido a este tema.
Coincido plenamente con ustedes en que el actual
 sistema salarial no se corresponde con el principio de distribución 
socialista “de cada cual según su capacidad a cada cual según su 
trabajo”, o lo que es lo mismo, no garantiza que el trabajador reciba 
según su aporte a la sociedad.
También es cierto que el salario no satisface todas las 
necesidades del trabajador y su familia, lo que genera desmotivación y 
apatía hacia el trabajo, influye negativamente en la disciplina e 
incentiva el éxodo de personal calificado hacia actividades mejor 
remuneradas con independencia del nivel profesional requerido. Asimismo,
 desestimula la promoción de los más capaces y abnegados hacia cargos 
superiores, a consecuencia del dañino fenómeno de la “pirámide 
invertida”, que se traduce en que, generalmente, a mayor responsabilidad
 menor ingreso personal.
Al propio tiempo, hemos adolecido de un enfoque 
integral en la aplicación de la política salarial y de estimulación, lo 
que condujo a la aprobación puntual a lo largo de los años de disímiles 
sistemas de bonificación extrasalarial en sectores y actividades, que no
 en todos los casos están vinculados con el resultado del trabajo y al 
incremento de su productividad.
Tampoco podemos olvidarnos de casi un millón 700 000 
ciudadanos que dedicaron decenas de años al trabajo y hoy disfrutan del 
derecho a su merecida jubilación, cuyas pensiones son reducidas e 
insuficientes para enfrentar el costo de la canasta de bienes y 
servicios.
Al constatar esta cruda realidad, en cuya solución 
integral no hemos dejado de trabajar intensamente, no podemos sembrar en
 nuestra población falsas expectativas a corto plazo.  Sería 
irresponsable y con efectos contraproducentes disponer un aumento 
generalizado de los salarios en el sector estatal, ya que lo único que 
causaría es una espiral inflacionaria en los precios, de no estar 
debidamente respaldado por un incremento suficiente de la oferta de 
bienes y servicios.
Hacer eso parecería fácil, se aplica en muchos lugares 
del mundo, incluso en la rica Europa, en algunosde sus países en crisis,
 es la fórmula neoliberal que se ha aplicado en varias regiones del 
mundo para preservar y multiplicar la fortuna de los más ricos y 
condenar a la marginalidad a millones de habitantes del planeta.
Aunque lo he expresado en otras ocasiones no es ocioso y
 mucho menos ante el Congreso obrero, reiterar que en la Cuba 
revolucionaria nadie quedará desamparado y no habrá espacio para las 
denominadas terapias de choque contra el pueblo. Ninguno de los cambios que realizaremos podrá jamás atentar contra las conquistas sociales fruto de la Revolución.
Si el salario medio crece más rápido que la producción 
de bienes y servicios, los efectos para la economía y el pueblo serían 
fatales, ello equivaldría a “comernos” el futuro, aumentar 
irracionalmente la deuda externa y, en definitiva, engendrar 
inestabilidad en la sociedad cubana a causa de una inflación galopante 
que destruiría la capacidad adquisitiva del salario y las pensiones.
Tengamos presente el principio esencial de que para distribuir riqueza, primero hay que crearla y para hacerlo tenemos que elevar sostenidamente la eficiencia y la productividad.
En este tema dejo aparte los servicios médicos, que sí se les 
aumentará el salario próximamente, por cuanto el ingreso fundamental del
 país en estos momentos obedece al trabajo de miles de médicos prestando
 servicios en el exterior.
En la misma medida en que avancemos en este propósito, se irán conformando las condiciones para mejores salarios y pensiones.
Precisamente a ese fin van encaminadas las decisiones ya
 adoptadas por el gobierno, y otras muchas en estudio, para suprimir 
gradualmente las diversas trabas que subsisten en la gestión del sistema
 empresarial, sobre las cuales ustedes recibieron una amplia 
información.
Ese es también el objetivo fundamental del 
proceso de eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria cuya etapa 
inicial de preparación de condiciones se encuentra en marcha y en la 
cual se prevé desplegar un sistema salarial flexible y consecuente con 
el ya mencionado principio de distribución en el socialismo.
En medio de estas circunstancias y en cumplimiento de 
los acuerdos del Sexto Congreso del Partido, se ha propiciado el 
crecimiento de formas de gestión no estatal en nuestra economía, cuyos 
trabajadores reciben ingresos significativamente superiores a los del 
sector estatal, ya sea presupuestado o empresarial.  Esta 
realidad, que a nadie sorprendió, no puede conducirnos a generar 
estigmas contra los trabajadores por cuenta propia y cooperativistas, 
quienes en su mayoría se han afiliado al movimiento sindical, se atienen
 a lo establecido y cumplen con sus obligaciones tributarias.
Ahora bien, no ignoramos que este factor 
objetivo añade presión a las aspiraciones de los trabajadores estatales,
 contenidas durante años, de ver incrementados sus ingresos lo antes 
posible.
Nunca debemos olvidar que el sistema económico 
que prevalecerá en la Cuba socialista, independiente y soberana, 
continuará basándose en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios 
fundamentales de producción y que la empresa estatal es y será la forma 
principal en la economía nacional, de cuyos resultados dependerá la 
construcción de nuestro socialismo próspero y sostenible.
Por tanto, el proceso de actualización del 
modelo económico y social va dirigido a crear las condiciones que 
permitan el incremento sostenido y sustentable del ingreso de los 
trabajadores estatales y a la vez preservar las conquistas sociales de 
la Revolución.
En estas circunstancias crece el papel del 
movimiento sindical cubano y las importantes misiones que le 
corresponden:  por una parte, organizar, integrar y movilizar a los 
trabajadores en interés de la formación de valores laborales, 
patrióticos y morales, y por la otra, representarlos y defender sus 
derechos ante la administración en un clima de exigencia mutua.
Para alcanzar este objetivo la labor sindical debe 
despojarse de formalismos y de la vieja mentalidad, surgida a lo largo 
de años de paternalismo,  igualitarismo, gratuidades excesivas y 
subsidios indebidos.  Sabemos que hay magníficos compañeros que todavía 
sienten nostalgia por tiempos pasados, cuando en los duros momentos del 
inicio del período especial nos vimos obligados a implementar soluciones
 emergentes; no obstante, es preciso superar viejos hábitos y la barrera
 psicológica asociada a ellos para comprender que jamás retrocederemos a
 aquella función del sindicato como distribuidor de estímulos de 
diversos tipos.
La CTC y sus sindicatos deben concentrarse en lo 
esencial, que es ejercer su actividad en interés de la implementación 
exitosa de los Lineamientos y desarrollar un trabajo político-ideológico
 diferenciado y abarcador en defensa de la Unidad de los cubanos, 
teniendo en cuenta que su labor se complejiza en condiciones de un 
creciente sector no estatal en la economía, donde no son aplicables los 
métodos y el estilo tradicionalmente utilizados en el sector estatal, 
los que por demás, también deberán perfeccionarse.
En este sentido debemos tener en cuenta la imperiosa 
necesidad de fomentar y atraer la inversión extranjera en interés de 
dinamizar el desarrollo económico y social del país, propósito en el que
 avanzamos con la creación de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel y
 en la elaboración de un proyecto de Ley sobre la Inversión 
Extranjera, que someteremos a la Asamblea Nacional el próximo mes de 
marzo.
La labor sindical en las empresas mixtas o de capital 
extranjero lógicamente se diferenciará, no en su esencia, pero sí en la 
forma de la que hemos practicado hasta hoy y para ello hay que 
prepararse desde ahora.
En particular se hace necesario potenciar el vínculo 
permanente de los cuadros sindicales con las organizaciones de base, su 
participación en las asambleas de afiliados y la atención a los jóvenes 
que se inician en la vida laboral, para lo cual deberá asegurarse la 
preparación previa y el conocimiento de la situación concreta de cada 
lugar en interés de influir en la labor político-ideológica y productiva
 con los trabajadores.
También es imprescindible asegurar la permanente 
capacitación y superación de los cuadros sindicales en cuanto al 
contenido y alcance de las políticas y medidas que se van aprobando en 
el marco del proceso de implementación de los Lineamientos, dominar la 
nueva legislación, de modo que cuenten con la información requerida para
 esclarecer dudas, supervisar su cumplimiento, alertar oportunamente 
sobre cualquier desviación y sumar a los colectivos laborales a su 
materialización práctica.
Esta dirección de trabajo cobra mayor relevancia cuando 
observamos el alto grado de renovación en la dirección de los ejecutivos
 sindicales en la base, casi el 44%, mientras que se renovó el 35% de 
los secretarios generales de secciones y burós sindicales y el 17% de 
ellos son jóvenes menores de 30 años.
Igualmente, desde el anterior congreso se ha producido 
una significativa renovación en los cargos principales de la CTC y los 
diferentes sindicatos. Hoy nos acompaña el anterior Secretario General, 
compañero Salvador Valdés Mesa (Aplausos), quien en virtud de su 
relevante labor fue promovido a Vicepresidente del Consejo de Estado y 
en su condición de miembro del Buró Político del Partido se ha mantenido
 muy al tanto del desarrollo de este evento.
Creo justo reconocer, asimismo, la activa labor 
desplegada en los últimos ocho meses, al frente de la Comisión 
Organizadora, por el compañero Ulises Guilarte de Nacimiento (Aplausos),
 a quien ustedes eligieron hoy como nuevo Secretario General de la CTC.
Antes de finalizar debo referirme a los acontecimientos que tienen 
lugar en la hermana República Bolivariana de Venezuela.  Hemos condenado
 enérgicamente los incidentes violentos desatados por grupos fascistas, 
que han ocasionado muertes, decenas de heridos, ataques a instituciones 
públicas y destrucción. Sabemos, por experiencia propia, quiénes están 
detrás, financian y apoyan esas brutales acciones para derrocar al 
gobierno constitucional venezolano.
Estos hechos confirman que dondequiera que haya un gobierno 
que no convenga a los intereses de los círculos del poder en Estados 
Unidos y algunos de sus aliados europeos se convierte en blanco de las 
campañas subversivas.  Ahora usan nuevos métodos de desgaste 
más sutiles y enmascarados, sin renunciar a la violencia, para quebrar 
la paz y el orden interno e impedir a los gobiernos concentrarse en la 
lucha por el desarrollo económico y social, si no logran derribarlos.
No pocas analogías pueden encontrarse en los manuales de
 guerra no convencional, aplicados en varios países de nuestra región 
latinoamericana y caribeña, como hoy sucede en Venezuela y con matices 
similares se ha evidenciado en otros continentes, con anterioridad en 
Libia y actualmente en Siria y Ucrania.  Quien tenga dudas al respecto 
lo invito a hojear la Circular
 de entrenamiento 18-01 de las Fuerzas de Operaciones Especiales 
norteamericanas, publicada en noviembre de 2010, bajo el título “La 
Guerra no Convencional”.
Ahora mismo en Ucrania están ocurriendo acontecimientos 
alarmantes.  La intervención de potencias occidentales debe cesar, para 
permitir al pueblo ucraniano  ejercer de forma legítima su derecho a la 
autodeterminación.  No debe ignorarse que estos hechos pueden tener 
consecuencias muy graves para la paz y la seguridad internacionales.
Hemos expresado y ratifico hoy aquí, nuestro pleno apoyo a la
 Revolución Bolivariana y Chavista y al compañero Nicolás Maduro 
(Aplausos), quien con inteligencia y firmeza ha manejado esta compleja 
crisis.
Albergamos la convicción de que el pueblo venezolano sabrá defender 
sus irreversibles conquistas, el legado del Presidente Hugo Chávez y el 
Gobierno que eligió libre y soberanamente, como expresa nuestra 
Declaración del pasado día 12 de febrero.
Compañeras y compañeros:
Considero que hemos efectuado un magnífico Congreso 
obrero, que sienta pautas para el futuro del movimiento sindical cubano,
 ya que las cuestiones analizadas tocan muy de cerca el papel de la CTC y
 sus sindicatos en el proceso ideológico, político y económico de la 
Revolución.  Por tal motivo, en nombre del Partido Comunista y del 
Gobierno Revolucionario felicito a nuestra clase obrera y a todas y 
todos los que han participado directamente en este XX Congreso 
(Aplausos).
En este sentido, creo apropiado recordar un fragmento 
del discurso de Fidel al clausurar el histórico XIII Congreso hace algo 
más de 40 años, cuando expresó, cito:
“No se impone un punto de vista, se discute con los trabajadores. No se adoptan medidas por decreto, no importa cuan justas o cuan acertadas puedan ser… las decisiones fundamentales que afectan a la vida de nuestro pueblo, tienen que ser discutidas con el pueblo y esencialmente con los trabajadores”. Fin de la cita.
Así, como nos enseñó Fidel, lo continuaremos haciendo,
¡Viva la clase obrera cubana!  (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
Muchas gracias (Aplausos).
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