| Comienza el juicio a exconseller valenciano Blasco, representante del PP en el gobierno valenciano, por fraude en subvenciones | 
Por Voro Maroto.
 El martes 7 de enero arranca el juicio contra el 
exconsejero Rafael Blasco y otros ocho acusados por el supuesto robo de 
casi 1.800.000 de euros destinados a desarrollar proyectos solidarios en
 Nicaragua y que fueron desviados a la compra de inmuebles en Valencia. 
Así se robó el dinero de “los negratas”, en expresión del único 
implicado en la trama que está en prisión, el empresario Augusto César 
Tauroni. 
  ¿Quienes son los implicados? 
 Rafael Blasco, militante de la extrema izquierda (1) durante el franquismo y  fáctotum de la política valenciana
 casi desde el advenimiento de la democracia, y gran parte de su equipo 
directivo en la Conselleria de Cooperación, desde la que se urdió la 
trama: el subsecretario de la extinta Conselleria de Solidaridad, 
Alexandre Catalá; el exdirector general, Josep María Felip; el exjefe 
del servicio de Cooperación, Marc Llinares; el exjefe de gabinete de 
Blasco, Xavier Llopis y la exsecretaria de Cooperación, Tina Sanjuán;  
Ellos, en connivencia con el presidente y una trabajadora de la 
Fundación Cultural y de Estudios Sociales (Cyes), Marcial López y Josefa
 Cervera, y un empresario, Augusto César Tauroni, se aliaron para 
lucrarse con fondos públicos.
 Éste último es el único
 que está en prisión por esta investigación. Viejo conocido de Blasco, 
aunque éste niega cualquier amistad con él, se refería a los receptores 
de las ayudas en términos despectivos: “Hay que dar prioridad a lo 
nuestro antes que a lo de los negratas”, se escucha en las grabaciones 
de la policía aportadas a la causa. 
  ¿Cómo se robaban las ayudas? 
 La Conselleria de Cooperación destinaba dinero a diversos proyectos 
solidarios en países en vías de desarrollo en colaboración con ong. Para
 canalizar las inversiones a través de asociaciones maleables, se 
marginó a las organizaciones con experiencia, seriedad y solvencia en 
favor de la Fundación Cyes, un chiringuito sin experiencia, dinero ni 
apenas personal.
 Ésta entidad, en connivencia con 
Blasco, subcontrataba servicios, a cambio de una suculenta comisión, con
 empresas de Augusto César Tauroni, que llegó a crear hasta 10 
sociedades en España y Estados Unidos con el único propósito de 
arramblar con el dinero público. Las ayudas no llegaban a su destino. 
Según la investigación, de un 1.800.000 euros destinados a Nicaragua, 
sólo se invirtieron propiamente 43.000. El resto fueron a la compra de 
cuatro inmuebles en Valencia o a los bolsillos de los procesados. 
  ¿A quién se le ha robado el dinero? 
 Obviamente, al contribuyente. Además, a los habitantes de una zona de 
Nicaragua donde se debía haber desarrollado un proyecto de 
“abastecimiento de agua y soberanía alimentaria”. Aunque en este juicio 
se dilucidará el robo de casi 1.800.000 euros, el latrocinio podría ser 
mucho mayor. Los jueces manejan indicios de que de 6.7 millones 
concedidos en ayudas, la trama se apropió de hasta 4.4. La 
investigación, separada en dos partes, continua para averigüar si se 
desviaron fondos presupuestados para programas en Camerún, República 
Dominicana, Malabo o Perú. Este tal vez sea el más sangrante de la 
tupida colección de casos de corrupción en la política valenciana. 
  ¿A qué penas se enfrentan los procesados? 
 Blasco, el supuesto eje de la trama, a 14 años de prisión por los 
supuestos delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación, 
tráfico de influencias e inductor de falsificación documental. Esa es la
 petición de la Fiscalía, pero incluso los abogados de la Generalitat 
piden 11 años de prisión para él. Junto con Tina Sanjuán, la 
exsecretaria general de Cooperación, son los acusados para que los que 
se piden mayores penas. De ser aceptada la posición de la acusación 
pública, Tauroni sería castigado con 11 años de cárcel. Ya ha pasado dos
 años en prisión preventiva. 
  Y, ahora, ¿qué hace Blasco?
 El exconseller,  pese a plantear batalla hasta el último minuto,
 ha sido expulsado del PP no por su procesamiento por el caso 
Cooperación, sino por sus criticas a sus correligionarios en un programa
 de televisión, que le valieron la suspensión por parte del comité de 
garantias. A pesar de ello, conserva su escaño en el parlamento 
valenciano, en el grupo de no adscritos, y en unas condiciones muy 
ventajosas. Gracias al apoyo del PP, recibirá el máximo complemento 
salarial posible, casi 20.000 euros al año. No en vano, aunque su 
carrera política parece finiquitada, Blasco  es el hombre que puede tirar de la manta.
(1) Nota del administrador de este blog: muestra de la degradación de la persona en su tránsito hacia la derecha. De la llamada izquierda extrema (PCE-MCE-FRAP, pasó al PSPV-PSOE y finalmente al Partido Popular. 
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