Por NIL NIKANDROV / Strategic Culture Foundation
Rafael Correa es uno de esos presidentes latinoamericanos que los
círculos dirigentes de Estados Unidos consideran incontrolables, por ende, especialmente
peligrosos. Con el objeto de deshacerse de tales políticos, Washington emplea
un nutrido arsenal de recursos tales como interferencia en los procesos
electorales y hasta la eliminación física. Después de la extraña muerte de Hugo
Chávez, quien encabezó la resistencia en América Latina contra el Imperio, es
Correa a quien se le percibe de manera creciente como su sucesor, el líder de
las “fuerzas populares” del continente.
Al centro de
las actividades de política exterior de Correa, está el fortalecimiento de las
organizaciones regionales de América Latina –dentro de las cuales no hay
representantes norteamericanos—la comunidad de Estados Latinoamericanos y del
Caribe, CELAC; la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR; la Alianza
Bolivariana de América, ALBA y otras.
Correa
siempre apoyó las iniciativas de Chávez las cuales lograron reducir la
dependencia de la región del Imperio, la anulación de la Doctrina Monroe en el
Hemisferio Occidental y desarrollar las relaciones de los países latinoamericanos
con otros centros de poder. A este respecto, Ecuador está dando el ejemplo al
establecer una colaboración de carácter general con China y Rusia en las áreas
políticas, económicas y militares. La presencia norteamericana en el país está
disminuyendo y el gobierno de Obama está tratando de quebrar esta tendencia. El
Presidente Correa ha sido señalado como el primer culpable por el deterioro de
las relaciones Ecuador-Estados Unidos.
Fue Correa
quien inició la campaña internacional contra la corporación Chevron. La Corte
Internacional de La Haya eximió a la compañía del pago de multas
multimillonarias en dólares por la contaminación de la cuenca del Río Amazonas
en territorio ecuatoriano. El Presidente Correa no estuvo de acuerdo con
semejante injustificada y humillante decisión. El Presidente visitó la zona del
desastre ecológico y mostró a los periodistas de la televisión sus manos
cubiertas de petróleo que fue dejado en el sitio de anterior extracción,
señalando “Este es el resultado de una compañía que utiliza tecnología
obsoleta.” Correa instó a los consumidores no adquirir productos Chevron. Un
tribunal ecuatoriano acogió una demanda presentada por una comunidad indígena
que vive en el área del desastre ecológico para procesar y obligar a la
compañía a pagar 19 mil millones de dólares por concepto de daños y perjuicios
causados al ambiente y a la salud de la población. Haciendo uso de su amplia
experiencia luchando contra este tipo de demandas, Chevron consiguió un
dictamen a su favor de parte de la Corte Internacional de Arbitraje de La Haya.
No obstante, Correa no se ha rendido y aseguró el apoyo de UNASUR y del ALBA y
ha apelado a la comunidad internacional para que brinde su solidaridad con
Ecuador. Actualmente Chevron no cuenta con bienes en Ecuador pero la demanda de
Ecuador podría ser atendida en Argentina, Brasil y Canadá lo cual significa
graves consecuencias financieras para la compañía.
El gobierno
de Obama ha decidido proteger los intereses de Chevron a cualquier costo y ese
es uno de los factores que está movilizando al espionaje norteamericano hacia
una solución radical del “problema Correa.”
Por otra
parte, el Presidente de Ecuador está dificultando el desarrollo de la Alianza
del Pacífico, uno de los proyectos geopolíticos neoliberales de Washington que
incluye a México, Colombia, Perú y Chile.
La alianza
fue creada con objeto de neutralizar al bloque del ALBA y la condición de
miembro de Ecuador en esta última no compagina de ningún modo con los intereses
de Estados Unidos en la región Asia Pacífico.
El espionaje
al presidente de Ecuador por parte de Estados Unidos se ha incrementado
notoriamente.
La
intervención de las conversaciones telefónicas de Correa y de las
comunicaciones de su círculo interno, de sus agentes de seguridad y de su anillo
de seguridad permite a los norteamericanos seguir la pista de los movimientos
del presidente y lugares de eventos, listas de participantes y esquemas de
seguridad. El monitoreo constante suministra abundante material para la
identificación de puntos vulnerables en la organización de su seguridad. Hace
poco, durante su acostumbrado discurso de los sábados, Correa le mencionó a los
ecuatorianos la sospechosa concentración de personal militar en la embajada de
Estados Unidos en Quito. “Todas las embajadas cuentan con sus agregados
militares”, dijo Correa, “pero por lo general no más de uno.”
¡Pero aquí
tienen más de cincuenta! Correa ordenó a su Ministro de Relaciones Exteriores,
Ricardo Patiño, “verifique esta información.” Semejante situación no puede ser
(la gran cantidad de personal militar). “Esto debe restituirse a su nivel
normal.”
El
Presidente también exigió que se investigue un incidente que se dio en la
frontera de Ecuador y Colombia cuando un helicóptero ecuatoriano con varios
militares norteamericanos a bordo fue tiroteado.
La
preocupación de Correa es comprensible. La base militar norteamericana de Manta
fue cerrada el año 2009 pero los asesores militares del Pentágono y los agentes
de inteligencia norteamericanos realizan operaciones en territorio ecuatoriano
sin ninguna limitación.
La
intensificación del espionaje y las actividades subversivas de la inteligencia
norteamericana en Ecuador resultan obvias. De acuerdo con informaciones
obtenidas por expertos cubanos publicadas en el portal Contrainjerencia.com solo
el personal de la CIA se duplicó durante el período 2012-2013 en la estación de
Ecuador. Docenas de nuevos agentes llegaron al país. Ellos operan no solo a
partir del territorio de la embajada de Estados Unidos en Quito ¡Lugar que
cuenta por lo menos con cien diplomáticos! Pero también emplean el Consulado en
la ciudad de Guayaquil. Con el objeto de hacer más espacio para el aumento del
ya numeroso personal de inteligencia en esta estratégicamente importante ciudad
puerto, el Departamento de Estado tuvo que construir un nuevo edificio consular
que según una agencia de inteligencia amiga de Ecuador alberga el equipo
electrónico de la NSA. El consulado está encabezado por David Lindwall, quien
llegó al país luego de una gira por Irak como Consejero de Asuntos Político
Militares. Lindwall también se ha desempeñado como Consejero Político en las
embajadas en Bogotá, Managua, Tegucigalpa, Asunción y otras capitales
latinoamericanas. Un somero análisis de los telegramas que llevan su firma lleva
a la conclusión que Lindwall es un experimentado funcionario de carrera de la
CIA bien versado en asuntos latinoamericanos y que ha sido enviado al Ecuador
para resolver problemas sumamente delicados.
El
Presidente Correa a menudo ha catalogado a Estados Unidos como una “potencia
arrogante” que trata de imponerle al mundo su visión de “los valores
democráticos universales” y darle a otros “lecciones de moral y buen
comportamiento”. El presidente constantemente señala que Estados Unidos tiene
uno de los sistemas electorales más imperfectos del mundo lo cual permite que
los perdedores ganen. Correa considera que los intentos de la Agencia para el
Desarrollo Internacional USAID de imponer a la fuerza patrones norteamericanos
de democracia en Ecuador y otros países, como si se tratara de colonias que hay
que regañar. Hace poco, comentando sobre el fin del financiamiento por parte de
la USAID de varios proyectos en el país por la cantidad de 32 millones de
dólares, Correa ofreció a Washington, de manera sarcástica, la misma cantidad
para contribuir al mejoramiento de la democracia norteamericana.
La USAID se
va de Ecuador pero las operaciones de la inteligencia norteamericana para
desestabilizar el país continúan. Según todos los indicios, se producirán
nuevos ataques en relación con los planes de Correa para reducir el tamaño de
las fuerzas armadas y trasladar parte del personal militar a las instituciones
policiales. Disidentes del ejército de manera anónima ya están haciendo
declaraciones hostiles respecto de Correa y sus intentos de “tomar el puesto de
Chávez en el continente.” Este texto directamente indica qué fuerzas se
encuentran detrás de la campaña que se está orquestando contra Correa.
Durante la
rebelión policial de septiembre del 2010 el presidente de Ecuador fue cogido en
el fuego cruzado de franco tiradores y por muy poco escapó a la muerte. ¿No
estará la inteligencia norteamericana preparando algo similar para el futuro
cercano? Después de todo, luego de las bombas de las Torres Gemelas en Nueva
York el 2001 a las agencias de inteligencia les han dado carta blanca para
eliminar a aquellos que consideran enemigos de Estados Unidos. Nadie se ha
opuesto a esa decisión.
www.strategic-culture.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario