Tomado de Público.es
Entrevista al reportero colombiano de TeleSur, William Parra.
  Julio y agosto de 2012 fueron uno de los periodos de mayor 
enfrentamiento entre el Ejército de Bashar al Asad y los rebeldes. 
Aunque en aquellas fechas la capital, Damasco, estaba tranquila, los 
combates se desarrollaban en Alepo, donde tropas de los dos bandos se 
disputaban a tiros cada calle y cada edificio. Fueron fechas -y lo 
siguen siendo- donde la información que llegaba a occidente de esa 
guerra era peor que confusa. Ni el gobierno ni los rebeldes facilitaban 
el trabajo a los periodistas por lo que las mentiras y las 
manipulaciones estaban a la orden del día. Para unos, Siria se 
encontraba bajo la bota de un cruel dictador y un pueblo se había 
levantado en armas; para otros, mercenarios financiados por potencias 
extranjeras junto a terroristas islámicos querían derrocar a un 
presidente que se había mostrado firme frente a Estados Unidos y leal a 
las luchas palestinas y antiimperialistas.
Durante esas fechas, el
 periodista colombiano William Parra estuvo en Siria al frente de un 
equipo de televisión de Telesur, el canal público multinacional con sede
 en Caracas. Durante sus informaciones diarias los periodistas no deben 
hablar de cómo deben hacer su trabajo o las dificultades que encuentran,
 deben limitarse a contar y explicar la guerra. Tampoco tienen por 
costumbre detallar el funcionamiento del resto de medios de 
comunicación, y mucho menos criticarlos. Pero cuando han abandonado el 
lugar de los hechos y el debate en torno a lo que es verdad y mentira en
 la guerra de Siria y el comportamiento de los medios es tan agitado, el
 testimonio de un periodista honesto que vivió directamente los 
acontecimientos resulta tan valioso como necesario. 
¿Cómo entráis en Siria y cuál es vuestra primera experiencia?
  
Entramos
 con un visado de diez días emitido por la embajada siria en Caracas. 
Después lo renovaría dentro de Siria. Nuestra cobertura comienza con 
tres días en Damasco. Un equipo integrado por un cámara venezolano, un 
traductor sirio y yo visitamos un campo de refugiados palestinos, bajo 
control del Frente Popular de Liberación de Palestina, donde cayeron 
numerosos morteros procedentes de los rebeldes. El ambiente es hostil, 
los palestinos han comprobado que poco después de recibir la visita de 
los periodistas vienen los bombardeos. Es evidente que había muchos 
espías infiltrados como periodistas. Observamos una estación policial 
bombardeada pero también muchos civiles, un hombre le cuenta que le 
mataron dos hijos y necesitó que pasaran cinco días para encontrar el 
momento tranquilo para enterrarlos. 
¿Qué periodistas viste en Siria? ¿Percibiste suficiente presencia de medios en el conflicto? 
  
Sinceramente,
 en Damasco solo vi, ya cuando me iba, un equipo de Televisión Española y
 a unos japoneses. Y en el lugar donde de verdad se desarrollaban los 
combates, en Alepo, al británico Robert Fisk. Casi todos estaban y 
escribían desde Turquía. El asunto funcionaba así. Los rebeldes se 
entrenaban y refugiaban en Turquía, donde tenían sus bases. Allí tenían a
 los periodistas, los llevaban de excursión algún rato a Alepo, recogían
 algún testimonio de algún civil y se volvían a Turquía. Imagina el 
rigor y libertad del testimonio de ese civil que lo está entrevistando 
un periodista rodeado de milicianos rebeldes.
¿Simplemente se refugiaban en Turquía o consideras que ese país les estaba ayudando?
  
Los
 propios rebeldes nos reconocían que Turquía les daba ayuda y refugio. 
Incluso les proporcionaba medicamentos y algunos armamentos.
También se decía que algunos periodistas no lo eran o estaban con otra intención que no era la de informar
  
Te
 cuento un ejemplo muy elocuente. Estando yo en Siria murió en un 
tiroteo una periodista japonesa que viajaba en un coche con los 
rebeldes. Primero se dijo que mataron a cuatro periodistas, luego que se
 trataba de un muerto y tres desaparecidos. No es fácil comprender cómo 
en un tiroteo muere uno y tres desaparecen. Al final allí se supo que 
los "desaparecidos" que iban con la periodista japonesa eran tres 
generales japoneses. El Ejército sirio reconoció que disparó al vehículo
 donde viajaban porque formaba parte de un convoy rebelde, al final 
Japón no montó mayor escándalo y no se habló más del asunto. Si de 
verdad hubieran muerto cuatro periodistas, como dijeron, se hubiera 
organizado más lío, de modo que todos prefirieron no remover el tema.  
En
 otras ocasiones comprobabas cómo mentían. Recuerdo estar viendo la 
televisión Al Jazira decir que el Ejército sirio estaba bombardeando la 
zona en la que precisamente nosotros estábamos en ese momento tan 
tranquilos, allí no pasaba nada. Salía en pantalla un periodista que 
decía que estaba en Alepo y, a continuación, aparecían unas imágenes muy
 precarias y movidas, como grabadas con un móvil. Era una cosa absurda: 
si tenían una cámara adecuada para grabar al periodista hablando, 
deberían tenerla para captar también las imágenes del bombardeo. En otra
 ocasión emitieron unas imágenes que decían eran de la llegada de los 
rebeldes a un barrio donde los civiles les recibían con vítores y 
aplausos; fuimos allí y no había nada. 
¿Te podías mover con facilidad por la zona de conflicto? ¿Cómo se comportaba cada una de las partes?
  
El
 Ejército nos dejaba pasar porque nuestro medio era de Venezuela, 
Telesur. El problema era con los rebeldes. No podíamos mostrar ni 
permisos ni pasaportes venezolanos, ellos consideraban que el Gobierno 
de Venezuela apoyaba al presidente sirio. Sólo yo podía ser aceptado 
porque mi pasaporte es colombiano, y yo les decía que el Gobierno 
colombiano les apoyaba.
El principal problema es que no podíamos enviar las notas desde 
Alepo, no nos dejaba el Gobierno sirio. Debíamos volar a Damasco y lo 
más peligroso era ir al aeropuerto. En Alepo, en la zona controlada por 
el Gobierno, nos dejaban mover con total libertad para ir donde 
quisiéramos. Cuando tropezabas con los rebeldes era más peligroso, 
mataban a cualquier periodista que no fuera desde Turquía. Como ya te 
dije, nosotros nos libramos porque nos presentábamos como colombianos. 
Al final, mi cámara venezolano y mi traductor sirio apenas se podían 
mover y debía ser yo el que más se movía. En una ocasión vi un retén de 
rebeldes que eran todos libios, degollaron a varios periodistas sirios y
 a las mujeres les obligaban a ponerse el pañuelo islámico. 
Lo 
más peligroso eran los francotiradores rebeldes. En una ocasión 
estábamos grabando y comenzaron a dispararnos, pasaban las familias con 
mujeres y niños y les disparaban. Pude comprobar cómo disparan de forma 
indiscriminada, vi cómo abatían a una mujer y nadie podía acercarse a 
socorrerla.
¿Cuéntame más de cómo eran los rebeldes?
  
Eran
 muy jóvenes, en torno a 18 años, e incluso menores, de 16 años. Nunca 
vi mujeres. No vi un solo rebelde que no fuese un fundamentalista 
islámico. 
Disculpa que te interrumpa, ¿entonces no hay ningún grupo opositor en Siria que no sea islamista?
  
Sin
 duda hay opositores de izquierda, pero esos no tienen presencia en el 
bando armado. Cuando tomaban un barrio, sacaban a los niños de los 
colegios y allí montaban sus bases. En una ocasión visitamos una de sus 
bases, conocí al que tenía rango de comandante y nos enseñó su 
armamento, que incluía ametralladoras. Me impresionó ver una bandera de 
Al Qaeda en una de las salas. Para ellos Al Asad es un infiel. En su 
discurso no dejaban de pedir el apoyo de Estados Unidos y de Europa. No 
quería darnos la entrevista, pero le dije que yo era colombiano y que 
Colombia era amiga de Israel y le pareció bien. 
También me dijeron que tenían preso a "un perro de Al Asad", es 
decir, a un soldado enemigo. Nos llevaron a visitarlo. Nos conducían 
atravesando viviendas en las que habían perforado las paredes que las 
dividían. Llegamos a un lugar donde tenían a cuatro detenidos y sacaron a
 uno de ellos que era evidente que llevaba varios días sin comer y había
 sido golpeado y torturado. El soldado le golpeaba y nos decía que le 
preguntáramos. ¿Pero qué le íbamos a preguntar a ese desgraciado en esas
 condiciones?  ¿Qué nos podía contar que fuera fiable?
Nos 
invitó a quedarnos esa noche en la base, nos enseñó una habitación 
donde, dijo, se quedaba un equipo de la agencia AFP que les acompañaban a
 todo. En ese momento no estaban los periodistas y se los esperaba de un
 momento a otro. Pensé que, en cuanto volvieran, les dirían que Telesur 
era un medio venezolano y nos matarían, por lo que optamos por 
despedirnos amablemente.   
Entrevistamos a algunos civiles que 
estuvieron en zonas controladas por los rebeldes. Nos decían que lo 
primero que les hacían era cortarles la luz y luego les cerraban la 
panadería del barrio, su principal alimento, si no colaboraban.  El 
discurso de los rebeldes siempre era islámico y predominaban los 
extranjeros, principalmente libios, tunecinos y qataríes. Se trata de 
grupos muy fraccionados, ellos aspiran a que la OTAN bombardee algo y 
entonces ellos puedan entrar y repartirse el poder en esa zona. Su modo 
de actuar en Alepo ha provocado que los partidarios de Al Asad hayan 
pasado del 60 al 80 %, porque veían que bajo el Gobierno sirio al menos 
las diferentes comunidades convivían. 
Entonces, ¿me 
estás contando que unos grupos armados que actúan bajo bandera de Al 
Qaeda consiguen refugio de un Gobierno que pertenece a la OTAN y que 
tiene como periodistas empotrados a un equipo de una agencia de noticias
 francesa?  
  
Sí
Y los soldados gubernamentales, ¿cómo eran?
  
Llamaba
 la atención que iban mal uniformados, sin embargo todos tenían su fusil
 y disponían de artillería. Sin duda, los rebeldes estaban mejor 
uniformados. No recurrían a bombardeos desde el aire, su recurso eran 
los tanques.  
En uno de los retenes militares oficiales en 
Alepo nos dijeron que no podíamos continuar porque teníamos un permiso 
pero era para Damasco, no para Alepo. Insistí con el oficial al mando y 
éste, un teniente, me dijo que me dejaría pasar si lo entrevistaba para 
que hablase sobre Chávez, en inglés. Así es como pudimos continuar.  
Los
 soldados gubernamentales me parecieron totalmente convencidos de su 
lucha y con una moral impresionante. A uno de ellos le vi una chapa del 
Che, les puse una canción sobre el Che que tenía en el celular y todos 
se pusieron a cantar. Al final el soldado le regaló la chapa al 
camarógrafo. 
¿Qué era lo que más te impresionaba de ese conflicto?
  Era
 estremecedor escuchar a los soldados sirios y a la población gritar 
"Alá, Siria, Asad y nada más". Por su parte los rebeldes cuando abatían a
 alguien gritaban "Alá es grande". Era espeluznante escuchar los 
tiroteos alternados con gritos de Alá es grande, indicando otro muerto 
más. 
No hay comentarios:
Publicar un comentario