Por Armando Fernández Martí
El derecho a la salud es uno de los principales postulados que recoge
 la Declaración Universal de los Derechos Humanos, vigente desde el 10 
de diciembre de 1948 en que fue aprobada por los países miembros de la 
Organización de las naciones Unidas, creada apenas tres años atrás, en 
1945.
Sin embargo, hoy por hoy, 66 años después de su entrada en vigor, más
 de mil millones de ciudadanos del mundo no tienen acceso a los 
servicios de salud, lo que provoca cientos de millones de muertes 
anualmente, sobre todo en los países del Tercer Mundo, donde por 
ejemplo, cada cinco minutos fallece un niño por falta de atención 
médica, es decir, más de once millones al año.
Medio siglo atrás, antes de 1959, Cuba no escapaba de esas dramáticas
 estadísticas, basta decir, que entonces la mortalidad infantil era de 
40 por cada mil nacidos vivos en zonas urbanas, mientras que en las 
rurales ese índice superaba los 60 infantes fallecidos por cada mil que 
llegaban al mundo, mientras que el número de médicos existentes en el 
país era de 7 mil 200, la mitad de ellos residiendo en La Habana.
Una de las primeras medidas tomadas por la Revolución Cubana al 
triunfar 55 años atrás fue nacionalizar la medicina privada y declarar 
universal y público los servicios de salud, lo que junto a la formación 
masiva de médicos, unos 150 mil hasta la fecha, lograron situar la salud
 cubana entre las mejores del mundo, incluso superior a la de muchos 
países desarrollados.
Hoy Cuba tiene una mortalidad infantil de 4,2 por cada mil niños 
nacidos vivos, la más baja del continente americano, incluyendo Canadá y
 Estados Unidos, que son las naciones más desarrolladas del área, 
contando además, con un índice de 7,2 médicos por cada mil habitantes, 
el mejor del mundo, para orgullo de la pequeña isla caribeña.
Los éxitos actuales de la salud cubana parten de la atención primaria
 que recibe toda la población a partir del programa creado por el 
Comandante en Jefe Fidel Castro del médico y enfermero de la familia, 
para lo cual existen hoy en el país 11 mil 550 consultorios en las 
comunidades a razón de uno por cada mil habitantes y donde el pasado año
 fueron realizados 41 de los 66 millones de consultas efectuadas en todo
 el sistema, de forma gratuita, al igual que el millón de operaciones 
que se practicaron, incluyendo dos trasplantes de corazón, 121 de 
riñones, 17 de hígado y 300 de córnea, entre otras.
Como resultado de estos éxitos de la salud el promedio de vida de los
 cubanos se ha elevado hasta los 77,9 años, lo que posibilita que hoy el
 18,3 por ciento de la población supere los 80 años.
Estos logros, sin duda, adquieren mayor grandeza cuando han sido 
alcanzados soportando el criminal bloqueo impuesto por Estados Unidos a 
la isla, lo que impide hasta comprar una aspirina en el mercado 
norteamericano, o en otros donde el imperio ejerce sus influencias, 
violando los más elementales derechos de la población de este pequeño 
país del Caribe, que el primero de enero de 1959 una revolución 
garantizó a su pueblo, el primer postulado de la Declaración Universal 
de los Derechos Humanos: “Ser libres e iguales”.
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