Por José Steinsleger
De Martí a Fidel, del Moncada a Cuito Canavale, de Sierra Maestra a Playa Girón y aquel obligado 
socialismo de guerrapara conjurar la invasión, los tiempos heroicos de Cuba pasaron, y hoy emprende los nuevos caminos que le garanticen patria con independencia, justicia y más revolución.
Desde 1959, oigo que en Cuba hay dificultades. Que no hay… ¡uf! Nunca
 faltó en Cuba de lo necesario y siembre hubo más de lo que sobraba. 
¿Que si la bloguera Yoanni Sánchez y sus hijos pasan hambre? Mayor razón
 aún para protestar, pues resulta injusto que a la señora no le alcancen
 los 10 mil dólares mensuales que recibe de la Sociedad Interamericana 
de Prensa (SIP) y El País de Madrid.
Con lo que, científicamente, quedó probado que la vida en Cuba está 
carísima. Pero a ver… ¿cómo se miden las cosas? ¿Por las opciones 
prácticas que a veces no encajan con la teoría del socialismo, o por 
logros y conquistas que tampoco encajan con la teoría y práctica de sus 
enemigos?
Cosas en las que nadie duda ya. Bueno… nadie, con excepción de los 
chulos, mariachis y otras franquicias de la CIA que en México y España 
le hacen coro al marqués Mario Vargas Llosa y al beato Carlos Alberto 
Montaner, paladín del capitalismo eugenésico.
Hace unos años, siendo senador, el secretario de Estado John Kerry 
manifestó sus temores de que los fondos girados por el Departamento de 
Estado a la Usaid para impulsar la 
democraciay la
libertaden Cuba tenían otros destinos. La olla se destapó, y de ella emanaron los fétidos vapores de lo que siempre fue negocio,
industria, y sostén de aventureros, vividores y mafiosos.
Tomemos el patético caso de Alan Gross, mercen… perdón, contratista de la Usaid, y la insólita seguidilla de editoriales del New York Times ( NYT)
 planteando la necesidad de normalizar las relaciones con Cuba y 
reconociendo que Gross, fingiendo ser turista, viajó en 2009 cinco veces
 a La Habana, transportando furtivamente equipos de comunicación.
Detenido y condenado a 15 años de prisión, Gross envió al presidente 
Obama una carta pidiendo por su liberación, en la que dice: “Con el 
mayor respeto, señor presidente… temo que mi gobierno, el mismo gobierno
 al que yo servía… me ha abandonado”.
En realidad, Gross era un eslabón más de las docenas de 
organizaciones que en los pasados 15 años recibieron fondos de la Usaid 
para 
estimular la democracia en Cuba. Programas, viajeros, tuiteros interesados en fomentar falsos flujos de información, para los que se distribuían equipos con instrucciones precisas (memorias flash, devedés, smart phones, etcétera).
El investigador Trace Eaton, ex corresponsal de The Dallas Morning News en México Distrito Federal, y creador del blog Cuba Money Proyect,
 con sede en Miami, elaboró una lista parcial de aquellas 
organizaciones: Creative Associates (7 millones de dólares, md), ECHO 
Cuba (1 md), Fundación para los Derechos Humanos (3.4 md), Grupo de 
Apoyo a la Democracia (1.5 md), International Relief and Development 
(3.5 md), International Republic Institute (3.5 md), National Democratic
 Institute (2.3 md), Pan American Development Foundation (3.9 md), 
Loyola University (3 md), Freedom House, etcétera.
Con sus matices, todas buscan lo mismo: manipular, tergiversar, 
subvertir, cooptar, interferir en el proceso político cubano. Me 
detengo, entonces, en la que llamó mi atención, y de la que hasta hoy 
tenía buenas referencias: la Loyola University de Chicago. O sea, la 
prestigiada congregación de maestros laicos (los 
hermanos lasallanos), fundada a finales del siglo XVII por Juan Bautista La Salle (1651-1719), y que hoy cuenta con 5 mil maestros y cerca de un millón de alumnos en 85 países.
Al parecer, el proyecto Educación Lasallista para la participación en
 Cuba (2013) fue elaborado en la isla y su objetivo se dirige a 14 
comunidades cristianas en barrios marginados de Santiago de Cuba, 
apuntando al 
crecimiento pacífico de la sociedad civil en la isla, poniendo las bases para una transición pacífica hacia la democracia.
Sigue: “El modelo educativo cubano en la práctica es ‘conductista’ 
(sic) y no ayuda a forjar personalidades bien definidas, con pensamiento
 propio, altos niveles de autoestima y grandes deseos de 
transformaciones sociales que permitan a la población construir 
proyectos de vida satisfactorios”. Perdón… ¿conoce usted algún cubano 
sin 
alto nivelde autoestima?
Los contenidos de los cursos dirigidos a niños, jóvenes y adultos 
ofenden el prestigio académico de las escuelas lasallanas. Pura basura 
seudoterapéutica, tomada de libros adquiridos en mesas de saldos: 
yo soy yo,
de qué soy capaz,
la cultura es la paz,
cómo hacer amigos,
derecho a expresar sentimientos,
el amor humano,
llamados a la felicidad, etcétera.
El programa de los 
hermanos lasallanosparece responder a objetivos que contradicen los místicos y asépticos recursos pedagógicos del Señor:
cambio pacífico a mediano y corto plazo del modelo socio-político-económico que impera en la isla(sic), y
alternativa educativa distinta a las propuestas del Estado, que tienen una gran carga de adoctrinamiento...En fin… ¡de pinga!

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